Desde todos los pueblos de Extremadura, y desde algunas ciudades también, da igual del norte o del sur, de poniente o de levante, de sierra o de campiña, muchos partieron y todos tuvieron cabida en Hospitalet, Leganés, Rentería, Móstoles, Getxo, Lasarte, Alcorcón, Badalona o Sabadell o donde quiera que la necesidad, la incertidumbre, los anhelos o las inquietudes les llevaron. Y allí subieron a los andamios y pusieron ladrillos, ensamblaron en cadenas de montaje, fregaron suelos y escaleras, aporrearon máquinas de escribir en oficinas, descargaron mercancías, estudiaron, condujeron
Los aromas que exhalan los calderos le recuerdan al tío Pepín el cacho de pan que la abuela Sabina le mojaba en el caldo del cocido, nos cuenta emocionado Lorenzo, el alcalde de Valencia del Ventoso. Porque el Día del Garbanzo es mucho más que una fiesta, mucho más que un concurso. Y, aunque la fecha coincide con la época en la que antaño solían probarse los garbanzos de la nueva cosecha, lo cierto es que se celebra en agosto, sobre todo, porque es cuando vuelven los que partieron, el anhelado mes del reencuentro.
Andoni Luis Aduriz, chef y creador del restaurante Mugaritz afirma: “Creo en el sexto sabor: el de las historias. Sin eso, cualquier plato, por rico que sea, es intrascendente...” Los cocidos que degustamos el 12 de agosto en Valencia sabían a historias. A historias, sabores y saberes, a memorias, aromas y maestría.
En este día de concurso en el que presumo que es más importante compartir que competir, se perpetúa y se ensalza la tradición del cocido. Plato, que en palabras del profesor Juan Cruz, “... Son comidas que pudieran llamarse fundamentales, sin engaños; compuestas de elementos de primera calidad, honradamente combinados. Combinaciones hijas de viejísimas prácticas, a las que la antigüedad ha dado rara perfección en el condimento y en el punto.”
Complicada decisión, son pequeños matices los que inclinan la balanza y una idea unánime: todos son grandes cocidos.
Se entregan los premios y queda participar de la fiesta, departir en animada charla con unos y con otros. Nos habla Lorenzo Suárez, alcalde de Valencia, de los esfuerzos para lograr la declaración de Fiesta de Interés Turístico. No conocemos en profundidad los criterios que la Administración aplica para otorgar la declaración de Fiesta de Interés Turístico, pero de algo estamos seguros: esta fiesta merece estar entre las más destacadas celebraciones que ensalzan gastronomía, tradición y producto.
Muchas gracias, Lorenzo; muchas gracias, valencianos por vuestra hospitalidad y por acordaros de este humilde blog en vuestra gran fiesta del garbanzo.
P.D.: Agradezco a María Dueñas y a su novela “Las hijas del capitán” la inspiración de un párrafo que quizá algunos lectores reconozcan.