¿Sabré enseñarles el valor de las cosas?

Por Mamareciente
Esta es una de las preocupaciones que tengo, y que como el año pasado empieza a agudizarse ahora que se acerca la Navidad. Si sabré, o mejor dicho, si sé ya enseñarles a mis hijos el valor de las cosas.

Tienen absolutamente de todo. El verbo comprar Chiquinini lo aprendió bien pronto. Se compran ropa, cuentos, algún dulce, un refresco…Lo que sea. Compramos cosas para la casa, para las vacaciones, para el colegio, para, para, para…Creo que no derrochamos, pero los niños tienen de todo, a veces seguramente de más. Nunca les falta de nada, luego imagino que ellos lo entienden como algo completamente normal. Como esa es su vivencia, las palabras se las lleva el viento. No creo que sirva de nada hablarles de que las cosas se ganan con esfuerzo, que no hay que derrochar, que hay que ahorrar…Las palabras no valen. Creo que para aprender y concienciarse en este sentido lo que marca más es la experiencia que uno tenga. Pero qué hago, les niego cosas por el simple hecho de negarlas, “para que aprendan”? Además es una bola tan grande…Quiero decir que la sociedad en este momento es así. (Para la mayoría afortunadamente, peor sería obviamente lo contrario). Si se rompe algo, se repone por algo nuevo. Pocas cosas se arreglan o reparan ya.Cuando yo era pequeña si salíamos a tomar algo me podía tomar una sola Coca-Cola y además compartida a medias con mi hermana. El viernes era un día especial porque era cuando podía comprarse algún chuche. Ejemplos así habría varios.

Ahora llegan tres cumpleaños en el colegio en una misma semana con unas bolsas de chucherías que no me las puedo comer ni yo. Viene un tio y le regala un balón, llega la abuela y le compra un helado, etc. Ejemplos así también hay varios.

Y llega la Navidad….y eso ya es demasiado. Regalos y más regalos. De un tio, del otro, de los abuelos, los tios abuelos, la vecina,…empiezan el día 25 o antes. Es cierto que durante el resto del año no compramos juguetes, sólo en el cumpleaños. Pero aún así lo de la Navidad es un poco excesivo. Cuando llegen los pobres Reyes el día 6 de enero a nuestra casa, me pregunto si a Chiquinini le quedará algo de ilusión o ya sólo le importará desenvolver paquetes, lo que me entristecería enormemente.Me pregunto si no me habré hundido ya hasta la cintura en el fango que dije que nunca pisaría.Así que no sé cómo hacerlo, cómo encontrar el equilibrio para que aprendan el valor de las cosas, algo que me parece fundamental para ellos.


Cariño, he envuelto al niño...(Esta foto ya la puse en el pasado, no recuerdo ni donde la encontré, pero da que pensar...)