Saco tiene miedo a aplicar la misma "justicia" que utilizó conmigo

Publicado el 23 septiembre 2010 por Romanas

Me parece que llevo ya varios siglos diciendo que el tal Saco, sí, ése que creó en el diario Público un blog que tituló “Fuego amigo”, es el tío más falso que ha parido madre alguna, porque se pasa varios días a la semana escribiendo una especie de homilías en dicho blog, seguidas casi todas ellas de lo que llama “meditaciones para hoy”, con un tono eminentemente engolado y cuasi religioso que da grima pero sobre todo, falseando todo, absolutamente todo lo que piensa e iba a poner lo que cree pero no lo pongo porque creer, lo que se dice creer no cree el puñetero tipo en nada, ni en la verdad, ni en la justicia, ni en la compasión, que viene de padecer con los que sufren, ni en la solidaridad humana, ni en la vergüenza ni en la decencia, ya digo, en nada, absolutamente en nada.

Vean, si no, un ejemplo:
Cuando yo andaba por allí, el tío se apresuró a hacer caso de dos de sus amigachos, el docor Mengele canario, o sea, TT que, cada vez que podía, viniera o no a cuento, decía que yo era un puto troll y la no menos excelsa Luna menguante que tampoco se distinguía por tenerme mucho afecto.

Pero, todo hay que decirlo, las exigencias de estos 2 angelitos, eran, si se comparan con las que hoy, ahora mismo, se le formulan al tipo éste, algo así como besitos de arcángeles, o como peritas en dulce, si se comparan, digo, con las exigencias que se le hacen hoy, precisamente por los/las que eran puntas de lanza de su dominio:

A) dos de los más significados miembros de su nomenklatura, ni más ni menos que MasJamón y la excelsa Luna, a los que el tal Saco adoraba o por lo menos eso decía, se han ido ya de allí diciendo que no regresarán mientras las aguas no vuelvan a su cauce, que es precisamente que la última hornada de sucios comunistas que llegaron del extinto blog de Elisa Serna, sean expulsados de dicho paraíso bloguero;

B) smg, aptc, Iñaki, Binah, Gilberta, Leonardo Ramos, y otros de los que ahora no me acuerdo, han hecho mutis por el foro más o menos silenciosamente, y

C) ahora, una de las más antiguas del clan no ya de la tortilla sino del albariño, Soledad,  ha dicho que se va para no volver si alguno de los invasores más rojos y soeces no es expulsado del paraíso sáquico por el propio jefe de la mafia fascista.

Pero yo escribía, al principio, que el tal Saco no tiene ni idea de lo que significa la palabra justicia. Si tal elemento estuviera en plena posesión de su facultades mentales, lo que ocurre muy pocas veces y a destiempo porque le pega al trinque que es un primor, tendría que aplicar una de las clases de la justicia, la que se ha dado en llamar distributiva y que consiste, básicamente, en que las autoridades de cualquier clase traten a todos aquellos que les están sometidos por igual, es decir, que si a mí, el tal Saco, me expulsó de allí porque dije que TT era un inconsciente al provocarme con sus insultos porque mis reacciones eran siempre más duras que sus ataques, o algo así, más o menos, que no tengo tiempo ni ganas de buscar los antecedentes, lo que, como se puede comprobar era una pecado, si se quiere, simplemente venial, ¿qué no tendría ahora que hacer con esos elementos que participan en el blog y que se dicen cosas tan edificantes como: mal follada, maltratador, criminal peligroso, hijo de puta, pécora, métete el rifle por el coño, una tal cantidad de barriobajeros insultos, impropios de cualquier clase de foro publicado en un diario del mundo civilizado, que, como decimos, si el tal Saco tuviera la más mínima noción de lo que significa la justicia, aunque sólo sea la distributiva, tendría que expulsar, creo que lo llaman banear, a todos los que usan este lenguaje tan poco edificante y totalmente inaceptable a quienes se pretenden miembros de la raza humana y no una jauría de las bestias más salvajes?
Pero no lo hace ni lo hará. Y eso que se le están yendo los mejores de “su” clase, quiero decir, como es lógico, los peores, creo que ustedes me habrán entendido a pesar de este error expresivo, y no lo hace porque tiene miedo, un miedo cerval a que los expulsados sigan la misma senda que yo he marcado: tirar de la manta, explicar a todo el mundo qué es lo que pasa allí y por qué, qué clase de pésima persona es ese dios que se escribe a sí mismo con minúsculas pero que alberga en su cerebro la mayor de las soberbias que yo he visto en mi casi centenaria experiencia.
Pero la gente sigue yendo por allí seguramente movida por la misma razón por la que se agolpa ante los televisores para ver los programas basura, porque nuestra especie siente una irresistible atracción por los abismos insondables por los que discurre habitualmente la existencia humana.
Pobres gentes. Con su pan se lo coman.