Sacramenia. Donde comer cordero en Segovia

Por Veronica Cussi @touristear

No es la primera vez que voy a Sacramenia, ni será la última, pero nunca os había contado las excelencias de este pequeño pueblo que está al norte de la provincia de Segovia y que no me canso de visitar, será porque tenemos allí buenos amigos que hacen que cada vez que vamos a visitarlos se nos quiten las ganas de volver a Madrid, y ya cuando probamos su cordero vemos la vida de otra manera.

A Sacramenia no vas a ir a ver monumentos aunque tienen una ermita en lo alto de la colina desde la que se tiene una vista preciosa del pueblo, tampoco vas a ir a ver grandes ríos aunque tienen el río Sacramenia que pasa justo por el pueblo y tampoco vas a ir a ver grandes murallas.

A Sacramenia vas a ir sin lugar a dudas a disfrutar del campo, de la tranquilidad y vas a comerte uno de los mejores lechales de España. No me atrevo a decir el mejor por estas cosas de no ser mas papista que el papa, y seguro que algunos de vosotros me diréis que es mejor en algún otro lugar, decídmelo por favor pues pienso ir si no he ido ya, porque me encanta este plato. Pero lo que sí os puedo garantizar sin equivocarme es que si no habéis ido a Sacramenia a comer cordero lechal no os habéis doctorado en la materia.

Sacramenia, con sus 500 habitantes (aproximadamente) censados dispone de tres restaurantes donde puedes comer un buen cordero lechal y también un excelente cochinillo, por si te gusta más que el cordero. De los tres restaurantes, no te puedo decir cuál es mejor y cual es peor, porque yo he comido en dos de los tres (varias veces) y en todas las ocasiones ha sido espectacular. Así que te voy a hablar de los dos donde he comido.

El primero es Restaurante y Asados Garci, dos veces he ido que yo recuerde. Las dos veces comí de muerte. Su propietario disfruta dando de comer al personal y si encima no dejas nada en el plato entonces el tío no cabe por la puerta del orgullo, y eso que ya es grande de por sí. La primera vez comimos lechal, un cuarto delantero y un trasero y la segunda vez comimos cochinillo, se deshacía, pero de verdad. No hacía falta usar el cuchillo para comerlo, con el tenedor y un poco de pan bastaba.

El segundo es el Mesón Gonzalez, otro de los históricos de Sacramenia. Aquí también he ido dos veces, y otros dos éxitos. Como ya sabréis, en España en los pueblos, a la gente se la dice por su mote no por su nombre. A mi amigo, buen amigo por cierto, le llaman Gerulo, cuando le pregunto por qué me dice: "eso mismo le pregunté yo a mi padre y me dijo que se lo preguntó a mi abuelo y le dijo que así llamaban a mi bisabuelo...", total que ni idea, el mote pasa de generación en generación y lo llevan con orgullo. Pues bien, a los propietarios del Mesón Gonzalez los conocen como "Campano".

Los Campano, son dos hermanos que llevan este restaurante desde hace mas de 20 años y tienen su propio rebaño con el que abastecen el restaurante, pero como me contaba la última vez "el rebaño no nos llega para cubrir la demanda y tenemos que comprar lechales a los pastores de la zona".

Cuando entras en la cocina ves a Pepe (campano también) manejando la pala y los cuartos de asado dentro de un horno enorme de barro, a la antigua usanza. ¿Me dejas hacer una foto del horno? le pregunto sin ninguna vergüenza (ya a estas alturas...) ¡Claro hombre! me contesta, "pero espera que voy a prender un poco mas la llama para que se vea algo", y tomando un pedazo de cartón lo prende y lo deja donde las brasas para que saque la foto.

Entretanto estaban sacando las croquetas de cordero que habíamos pedido de tapa con los vinos previos que nos estábamos tomando de la tierra, como no, que croquetas Dios mío, si vas, pídelas, ni lo dudes.

Recogimos los cuartos de cordero lechal y el pollo y nos los llevamos a casa, porque también prepararan para llevar. Preparamos una entradita con el chorizo y salchichón caseros que ha preparado la "mater familias", casi lloro, nada que ver con lo que nos tienen acostumbrados. Sacamos los cuartos y el pollo a la mesa y acompañados de una ensalada sencilla y de buen vino damos cuenta de ellos mientras comentamos lo que vamos a hacer por la tarde, visitar los puntos con las mejores vista de la zona. Y de postre, unos florones, ¿y qué son unos florones? pregunto, ella se ríe, ¿no lo sabes?, los hacemos aquí, ya verás. Están de vicio, es un problema porque arrancas a comerlos y son como las pipas, ya no puedes parar hasta que se acaban.

Estamos en la zona de Ribera del Duero, a 20 kilómetros al sur de Peñafiel, así que se da por hecho que hay que regar todo convenientemente con vinos de la zona. En Sacramenia hay varias bodegas, que son pequeñas pero que hacen un vino de muy buena calidad. Yo he probado Zarraguilla y me he llevado algunas botellas a casa, y también he probado los vinos de la Bodega Finca Cárdaba. He tenido además la oportunidad de visitar ambas bodegas y catar sus vinos. Si vas y avisas con un poco de antelación estarán encantados de que les visites.

Si después de todo esto te apetece darte un paseo, tienes campo todo el que quieras para pasear y si tienes un todoterreno, pues te puedes meter un poco más en el campo y subir a alguna colina desde donde las cosas se ven de otra manera. Yo quería ver Sacramenia desde otro ángulo así que cogimos el todoterreno y nos subimos a una colina desde la que se ve muy bien el pueblo. Es un pequeño cerro y cuando me acerqué a la orilla del cerro me salieron de debajo de los pies dos buitres enormes, yo no me hacía una idea de lo grandes que son hasta que los ví el otro día. No fuí muy rápido para reaccionar y le saqué la foto a uno de ellos cuando ya estaba algo lejos.

Si en lugar de coger el todoterreno para meterte en el campo, te das un paseo a pie y te alejas un poco del pueblo por la carretera de Pecharroman o por la de Fuentidueña, verás en la colina sobre la que descansa el pueblo gran cantidad de entradas, como pequeñas puertas. Pues son exactamente eso, puertas de entrada a pequeñas bodegas excavadas en la montaña. Aquí es donde van cuando se juntan para comer o para merendar.

Pero ojo, que merendar en Sacramenia, no es el "merendar" que nos imaginamos. Merendar es juntarse todos los amigos y darse un cenorrio por todo alto. Así que ojito, si te invitan a merendar a Sacramenia, ya sabes a lo que vas. Yo he merendado dos veces, la primera estuvo bien. La segunda, sin palabras. Sin palabras no por la comida, que estuvo increíble y acabamos con un estofado de cordero que podría resucitar un muerto, sino por como nos acogieron y nos trataron. Desde aquí, gracias a todos pero sobretodo a Gerulo padre, Gerulo hijo y las Gerulas, que nos hicieron sentir como uno mas de la familia.

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