Sacrificio en la Revolución, Madame Roland (1754-1793)

Por Sandra @sandraferrerv

La Revolución Francesa despertó al pueblo oprimido contra las injusticias largamente infligidas por las clases privilegiadas. Muchos hombres y también muchas mujeres se levantaron en armas terminando con un Antiguo Régimen que había sometido durante siglos al Tercer Estado. Pero en los años de la revolución se cometieron también excesos de violencia que llevaron a miles de ciudadanos a sucumbir ante la hoja de "Madame Guillotine". Una de sus víctimas fue una mujer que dio su vida por haber defendido la libertad del lado de los Girondinos. Madame Roland pasó a la historia por ser una revolucionaria que hizo de su salón el centro neurálgico de las reuniones de sus principales protagonistas. El Terror la convirtió en una amenaza contra las ideas radicales defendidas por los Jacobinos. Y pagó con su vida haber defendido la libertad.

Jeanne Marie Philipon, o Manon, nació el 17 de marzo de 1754 en París. Su padre, Gatien Philipon era grabador, y su madre, Marguerite Bimont era hija de una familia de criados al servicio de la marquesa de Crequy. Manon fue la única superviviente de los ocho embarazos que tuvo que sufrir su madre a lo largo de su vida. Desde pequeña demostró ser una niña entusiasta y con muchas ganas de aprender. Su educación fue mayoritariamente autodidacta, a excepción del año que pasó en un convento parisino. Música, literatura, filosofía, se convirtieron en las aficiones de Manon y Plutarco, Voltaire o Montesquieu en sus lecturas favoritas. También ayudaba a su padre en el taller de grabación.

En 1780 Manon se casó con el político y filósofo Jean Marie Roland, un hombre veinte años mayor que ella con quien tuvo una sola hija, Eudora. El matrimonio Roland creó una unión indisoluble de mutuo respeto en el que trabajaron conjuntamente en muchas ocasiones. Como afirma Jules Michelet en su obra Las mujeres de la Revolución, Madame Roland estuvo estrechamente asociada a los trabajos y a las ideas de su marido, tenía por él una especie de culto filial.

Manon y Jean Marie vivieron sus primeros años de matrimonio en París y en Amiens hasta que en 1784 se trasladaron a vivir a Lyon. Ya entonces empezaron a forjar una red de intelectuales y amigos y a definir sus propias ideas políticas que eclosionarían en la toma de la Bastilla y el inicio de la revolución. Manon escribía además en el periódico En febrero de 1791, en plena revolución, volvieron a París donde Monsieur Roland fue requerido para representar a Lyon en la Asamblea Constituyente. Los Roland se convirtieron en influyentes representantes de la revolución. La Le Courrier de Lyon.
casa modesta, - nos cuenta Michelet - el humilde hotel británico de la calle Guenegaud, cerca del Pont-Neuf [...] se encontraban invariablemente dos personas trabajando juntas, el señor y la señora Roland llegados recientemente de Lyon. El pequeño salón no tenía más que una mesa en la cual escribían los dos esposos. El hogar de los Roland se convirtió en uno de los salones revolucionarios más importantes de la capital donde figuras como Robespierre o Brissot decidieron el destino del país.

Poco tiempo después, cuando Madame y Monsieur Roland se decantaron del lado de los Girondinos abandonando las ideas más radicales de los Jacobinos, Jean Marie fue nombrado ministro del interior de la decadente monarquía. En aquellos años, Manon jugó un papel determinante en la carrera de su marido ejerciendo su propia influencia y redactando algunas de sus cartas oficiales.

La buena fama del matrimonio Roland empezó a decaer cuando alzaron su voz contra los excesos violentos que se estaban viviendo en las calles del país. El 1 de junio de 1793 Manon Roland junto con otros miembros de la Gironda fueron arrestados. Había empezado el tiempo del Terror. Después de pasar por la prisión de l'Abbaye y Saint-Pelagie, fue recluida en la Conciergerie donde permaneció hasta su muerte. En los meses que duró su encierro se le permitió escribir sus memorias bajo el título Appel a l'impartiale postérité. Mientras tanto, su marido conseguía huir a Ruan.

El 8 de noviembre, Madame Roland fue ejecutada en el cadalso de la Plaza de la Revolución, la actual Plaza de la Concordia. Antes de morir dijo sus famosas y dramáticas palabras: "¡Oh, libertad!, ¡cuántos crímenes se comenten en tu nombre! Al conocer el trágico destino de su esposa, Monsieur Roland se suicidó.
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