Director: Todd Haynes
Miren, me puse a ver "13 Reasons Why" simplemente porque Gregg Araki dirige dos episodios (el sexto y el séptimo), lo cual me llamó un poco la atención porque, aparte del hecho de que si en el último par de años ha estado trabajando en la televisión es para juntar dinero para sus películas, quería saber exactamente la razón de su interés en esta serie, más allá de que trate sobre problemáticas adolescentes, y ciertamente para ver si puede imprimir su particular impronta o solamente obedecer a los obtusos encargados de semejante bomba mediática. Toda la polémica o controversia que se ha armado en torno a esta serie me tiene sin cuidado, que si es una apología al suicidio o la estupidez que se le ocurra al vocero conservador de turno, y seamos claros, la serie es simple y pasable, ni más ni menos, lo cual no es de extrañar considerando que es de Netflix, mercenarios más preocupados de ser trending topic en Twitter que de ofrecer contenidos de calidad. Ahora bien, si se vuelven locos con una serie tan efectista y simplona y políticamente correcta y creen que es lo mejor del año, entonces les recomiendo que vean "American Crime", específicamente la segunda temporada. De nada. Ésa, impresionables miembros del jurado, sí que es una serie compleja y dura y apabullante que te desafía e interpela con brutales bofetadas. ¡DE NADA! ¿"13 Reasons Why"? Pfff... No es más que una canción de cuna. Y claro, pudieron ser 10 reasons why, 8 reasons why, todo dependía de cuántos episodios mandaran a hacer; el relleno es empalagoso y se nota de inmediato, y no me digan que no sé de rellenos, pues he visto "Bleach", así es. Perdonen por la brusquedad, ji, ji, ji, no olviden que los quiero... Ahora hablemos de "Safe", la segunda película de Todd Haynes.
Estampas perfectas de vidas perfectas... en apariencia. En estas imágenes Julianne Moore pasa a ser un objeto decorativo más, su personaje reducido a rol de florero: la ama de casa perfecta del vecindario perfecto en una familia perfecta con un marido que hace buen dinero y un hijo que le va bien en la escuela. Sin embargo, Julianne Moore comienza a colapsar sin mayor explicación. "Safe" no es sólo un drama a través del cual Todd Haynes disecciona y deconstruye los cimientos y/o pilares fundamentales del sueño americano centrando su mirada en la figura de una mujer que no debe salir de un molde que, quizás, esté comenzando a asfixiarla. A diferencia de su película anterior, con personajes rechazados y desterrados del sistema social, Julianne Moore está dentro de este sistema pero a la vez está fuera de él: pertenece pero no pertenece, está ahí pero no logra fluir con el torrente de banalidad e hipocresía, y éste pareciera ser el conflicto central del relato: la desidia, el tedio o hartazgo existencial, aunque los tiros van por otros lados (sin que ésto vaya en desmedro de lo anterior, al contrario, lo potencia): lo psicológico: el tedio expresado a través de un miedo irracional que, justamente, evita apuntar como causa a la aburrida y gélida rutina familiar. Partiendo por su hipnótica y agobiante atmósfera de extrañeza e incertidumbre, "Safe", lenta pero de manera tremebunda, con pulso firme y paso seguro, se erige como un relato de terror psicológico en donde el terror aumenta a medida que Haynes ejecuta este vaciado moral, social-familiar y existencial que sume a una frágil e insegura Julianne Moore en la nada más desesperante y sofocante, incluso más que esa insignificante existencia de recoger ropa de la tintorería y ordenar los muebles de la casa una y otra vez. Y así se las gasta Haynes durante los primeros sesenta o setenta minutos, sin embargo el relato da un giro que, si bien en principio luce interesante (una sutil y progresiva transformación del drama psicológico hacia terrenos medio conspiranoicos y lisérgicos... que luego no son tales, muy por el contrario), no tarda en tornarse cansino, insustancial e irrelevante, estático e incomprensible: yo aún no entiendo el fondo, el propósito de este tramo final: ¿una reflexión sobre el deterioro mental-psicológico?, ¿una crítica a estos siniestros centros de sanación alternativa?, ¿un estudio de personalidades en crisis? Lo cierto es que no tiene interés ni narrativo ni dramático y lo único que logra es tirar por la borda la impresionante hora inicial, un verdadero y crudo retrato del declive personal de una protagonista que, por cierto, también era una representación de ese claustrofóbico modelo social de "mujer modelo", en detrimento de charlas de autoayuda en donde para tener una vida buena hay que pensar sólo en las cosas buenas... A lo mejor la gracia de este "retiro" era, no lo sé, mostrar a la protagonista en un entorno diferente para señalar que de todas formas tiene salido un tornillo o que, en realidad, su vida perfecta era lo que la destruía por dentro, o quizás ambos. Vaya uno a saber. Lo cierto es que, insisto en esto (tanto que vuelvo a repetir la frasecilla esa), este segundo tramo peca de extrema y fútil densidad conceptual y carece de una construcción narrativa y cinematográfica tan fascinante como la de su tramo anterior, que era lo que a fin de cuentas nos sumía, junto a la protagonista, en esta incómoda y desgarradora espiral de inestabilidad emocional.
Con todo, no deja de ser una película cuyo visionado vale la pena. Y si la dejan de ver a los sesenta-setenta minutos no se pierden mucho que digamos, pero el final-final da algunas luces con respecto al deterioro inicial de una notable Julianne Moore.