Rhye haciendo muy bien de Rhye, y no le pidas peras al olmo. No hay apenas variación relevante en “Home” respecto a la receta que tan bien se le da a Mike Milosh, para también es verdad que la opción de seguir haciendo lo que te sale bordado no es mucho peor que la de experimentar, y a ver qué sale, con la fórmula original. Coronado por una preciosísima “Beautiful“, el disco es la seductora declaración de amor a su compañera (de confinamiento) por la que cualquier esposa mataría, sin levantar la voz pero dándose de vez en cuando una pequeña alegría. Como por ejemplo, la del meneíllo de caderas al que invita la cálida “Safeword“, todo un guiño lleno de cariño y complicidad (la palabra del título es la requerida para detener un juego erótico si este va demasiado lejos), en la que los arreglos de cuerda lucen especialmente lustrosos y animan la cosa. Soft-disco para interiores, sin llegar quizás a la sofisticación de la última Jessie Ware, pero en cualquier caso una deliciosa experiencia de intimidad.