Saga La primera ley, Libro V: Los héroes, de Joe Abercrombie

Publicado el 26 agosto 2023 por Laura Coll Rigo

Todo en exceso cansa, incluso lo bueno. Este año solo llevo leídos dos libros de Abercrombie, pero los he sentido como si hubieran sido el doble. Es cierto que este está más ligado a los tres primeros que al anterior, pero sigue siendo importante leerlos en orden y con cierta frecuencia para no olvidar nada, porque hay muchos personajes que aparecen mencionados o incluso que siguen desarrollándose. Es posible leer el libro de forma independiente, pero a mi ver se pierden muchos matices.

Mi plan es leer dos libros más del autor este año, pero ahora mismo descansaré un poco, porque como todos siguen una mismo tónica general, llega a sentirse repetitivo. A pesar de ello, he disfrutado de la novela y recomiendo al autor encarecidamente.

ISBN: 978-84-206-0868-6
Título original: The Heroes
Título: Los héroes
Autor: Joe Abercrombie
Editorial: Alianza
Publicación: 04/09/2012
Formato: Tapa blanda
Traducción: Raúl Sastre Letrona
Páginas: 888

Sinopsis:
Cuentan que Dow el Negro ha llegado al trono del Norte sobre una montaña de calaveras. Mientras, el rey de la Unión ha decidido que hay que pararle los pies y sus ejércitos ya han invadido el Norte. Miles de hombres están convergiendo en un antiguo círculo de rocas -los Héroes-, en un valle anónimo que se convertirá en escenario de una de las batallas más sangrientas que el Norte ha presenciado. Al mismo tiempo, los dos bandos están infestados de intrigas, rencillas y envidias, que hacen el final imprevisible...

Opinión:

En los tres primeros libros de la saga conocimos los inicios de la enemistad entre la Unión y el Norte. Bethod fue derrotado, pero su reemplazo, Dow el Negro, no puso fin a una guerra que ahora ya lleva diez años haciendo sangrar a los pueblos. Ambos bandos se limitan a tantear el terreno, lanzarse amenazas y empezar pequeñas escaramuzas que no llevan a ninguna parte. Más por presiones externas (Bayaz sigue haciendo de las suyas) que por estrategia militar, la Unión se dispone al fin a poner toda la carne en el asador en un ejercicio bélico de magnitudes nunca vistas. Así es como se da inicio a tres días de batalla campal entre la disciplina e ineptitud de la Unión y el Norte, que cuenta con feroces guerreros pero un primitivo armamento.

"Por eso, la gente se comporta de forma más estúpida durante una guerra que durante el resto del tiempo. Siempre están pensando en cómo esquivar las culpas, o cómo alcanzar la gloria, o cómo salvar el pellejo, en vez de en algo que realmente sirva para algo. No hay otro trabajo en donde se perdone más la estupidez que el de soldado. Ningún otro trabajo la fomenta más"

No es extraño hablar de la guerra en una novela de fantasía, pero sí conocer la perspectiva de los dos bandos implicados en el conflicto. Las novelas bélicas, sean del género que sean, tienden más al monólogo que al diálogo, de forma que solo conocemos en profundidad una de las dos facciones. Es cierto que últimamente las obras exploran cada vez más el bando enemigo, donde se entreven muchos personajes grises, pero siguen siendo historias partidistas en las que la balanza se inclina en favor de unos y no de otros; como si en la guerra alguno de los dos bandos tuviera la razón absoluta. 

Abercrombie rompe con todo ello e impregna sus páginas de realismo. En la guerra no hay bandos buenos y malos: cada uno tiene sus razones para luchar y solo se puede culpar a aquellos que tienen la voz cantante, no a los soldados que solo blanden sus armas y obedecen órdenes. Por ello, tenemos una novela multiperspectivista que abraza todos los escalafones del ejército de ambos bandos, de manera que no puedes inclinarte por ninguno de los dos, ya que comprendes la lucha de unos y de otros y sabes que todos son solo hombres que buscan sobrevivir un día más.

Que la guerra está mal me parece que es la tesis que marcará toda la obra del autor. Esto es interesante, porque, especialmente en este género, se tiende a glorificar la guerra y a aclamar a los héroes. Aquí, como en la mayor parte de historias del autor, vemos que la guerra es sucia, cruel y sangrienta. En una batalla pesa más el azar que la habilidad, el número de soldados que la estrategia, la ausencia de remordimientos que la buena voluntad. En la guerra, un hombre bueno es un hombre muerto.

No estamos ante una novela apta para personas de estómago frágil: los personajes sufren de verdad, reciben heridas que no pueden curarse y muere mucha gente de forma muy violenta. Esta violencia es muy gráfica, pero necesaria, puesto que incide en el realismo de la batalla sin recrearse en los detalles escabrosos. Tripas, miembros cercenados, montañas de cadáveres pisoteados. Eso es de verdad la guerra, no esa imagen tan aséptica que nos venden en las películas. No hay ninguna gloria en matar a un joven que a penas puede empuñar su espada, disparar a otro por la espalda y esquivar de un tropiezo un espadazo que te hubiera enviado directo al barro. Los héroes guerreros solo son aquellos que pierden del todo su humanidad.

Como os podréis imaginar, el título no es azaroso. Más allá de ser el lugar donde tiene lugar la contienda, toda la novela intenta deconstruir el concepto de "héroe" despojándolo de la gloria que lo envuelve, hasta el punto de usar el término como un insulto. Ya lo indica bien la portada "Tres hombres. Ningún héroe". ¿Es un héroe el cobarde que se esconde durante la batalla, después mata a uno de los suyos y luego no desmiente que haya matado a cuatro enemigos? ¿Y aquel que vence a multitud de enemigos y marca la diferencia en la batalla, pero que solo lo hace para saciar su sed de sangre, hasta el punto de que no le importa quien se ponga delante? ¿Y el caballero valeroso y hábil que asciende poco a poco en la jerarquía...  gracias a los tejemanejes de su mujer, porque no es más que un peón?

Los personajes buenos escasean en la novela. Todos tienen sus defectos (cobardía, ambición, rabia, prepotencia, oportunismo, vanidad, impaciencia...) y sin duda algunos son peores que otros, pero nadie se salva. Aunque hay un par que se arrepienten, todos han matado a alguien y eso les ha marcado de por vida. No importa el bando, porque aquí no hay buenos ni malos, solo personajes grises. Algunos intentan hacer lo correcto, pese a la adversidad, pero cuando te manchas las manos de sangre, es muy difícil limpiarlas.

Los protagonistas por antonomasia de la novela son Craw, Gorst y Calder, pero la narración sobrevuela todo el campo de batalla y es frecuente que nos adentremos en otros puntos de vista. Como todos los demás libros del autor, este está escrito en tercera persona y se beneficia del discurso indirecto libre, el cual nos permite conocer el pensamiento de los personajes integrándolo en la narración. Esto se percibe claramente en los capítulos de Gorst, pues al igual que Glokta, inserta sus pensamientos en cursiva en mitad de cualquier párrafo. En los demás es mucho menos evidente, seguramente porque al haber tantos es muy difícil crear tantas voces distintas, pero aún así se distingue en los matices.

Nada más abrir el libro ves el largo índice de personajes, pero yo no me lo tomé muy en serio porque, ingenua de mí, pensaba que la mayoría estarían de fondo. Nada más lejos de la realidad: salen todos con mucha frecuencia y están tan bien construidos que os sabría decir quién es quién a la perfección. Esto, como todo, tiene sus ventajas e inconvenientes. Por una parte, se cubren todos los flancos de la guerra; por otra, aunque sus personajes tienen profundidad, a todos les hubiera venido bien tener más espacio para desarrollarse. Además, la primera parte, la previa a la guerra, resulta lenta e introductoria, porque tienen que presentarte a todo el mundo, caracterizarlos y establecer la relación que hay entre unos y otros.

Aunque la mayor parte de la novela se focaliza en un puñado de personajes, de tanto en tanto hace una visión global de la situación mediante una técnica que ya le caracteriza: durante un par de páginas, seguimos a un personaje que interactua mínimamente con otro que se convierte en el siguiente punto de vista durante un par de páginas hasta que también se relaciona con otro que se transforma en el nuevo punto de vista, de forma que el capítulo queda muy bien entrelazado. Muchos de estos personajes ni habían salido antes ni volverán a salir (tienden a morir), pero lo importante no son ellos, sino cómo cada persona se enfrentar a su manera a la muerte y a la guerra. 

Pasando a hablar de los puntos de vista recurrentes, en el bando del Norte destacan Craw y su banda, Calder y Beck. Este último nos muestra a un joven que sueña con la gloria de la guerra y que se da de bruces con la realidad. Es un fiel reflejo de lo que experimentan la mayoría de los jóvenes reclutas, pero además de ver los horrores de la guerra desde sus ojos, también se habla de la cobardía y el azar, así como que cualquiera puede llegar a ser considerado héroe sin merecerlo.

Calder nos ofrece la visión de un cobarde pacifista. Menospreciado por todos por ser incapaz de manejar una espada y rehuir constantemente del campo de batalla, no experimenta el típico arco de esforzarse por adquirir habilidad, cosa que le permitiría tener el reconocimiento de la gente. Es un cobarde torpe de principio a fin, pero el hecho de verse forzado a participar en la guerra, le obliga a reflexionar sobre su forma de vida y pone en duda su creencia de que cualquier conflicto puede resolverse con palabras. Es uno de los personajes que más aporta en cuanto a estrategias bélicas debido a su inteligencia y tiene una maravillosa relación con su mujer, pese a que aparezca poco. Realmente merecería ser llamado un héroe, aunque sea por su esfuerzo intelectual, pero de nuevo, vemos cómo logra ese puesto por las intrigas de otros.

Craw, por su parte, es considerado un héroe de leyenda. Temido y respetado, tiene buen corazón e intenta siempre hacer lo correcto, aunque sus deseos de paz entren en contradicción con su afán guerrero. Le duele luchar, pero al mismo tiempo, es lo único que le hace sentir vivo. Es de mis personajes favoritos, tanto por su perspectiva como veterano de guerra como por la dinámica con el resto de su docena. Entre ellos, destacan tanto Wonderful, aunque me hubiera gustado que fuera un punto de vista porque es la única mujer guerrera que se menciona, como Whinrrun y su lunática actitud optimista y despreocupada. Por último, destacar que gracias a Craw conocemos algo mejor a Dow el Negro, pero me hubiera gustado también que fuera un punto de vista para conocer qué esconde tras su fachada.

En cuanto al bando de la Unión, los personajes principales son Gorst, Finree y el cabo Tunny. Este último sirve como alivio cómico, al mismo tiempo que refleja el lado más patético del ejército. Es un truhan cobarde, preocupado solo por él mismo, que rehuye la batalla siempre que le es posible con cualquier triquiñuela, pero que, a diferencia de Calder, es considerado un héroe por llevar en el ejército varias décadas. Tiene a varios reclutas a su cargo, con los que tiene una dinámica muy divertida y a los que enseña su estilo de vida.

Finree es casi la única representación femenina que hay en toda la novela, algo lógico, por una parte, porque estamos en un campo de batalla, pero, por otra, se nos ha mostrado que hay mujeres guerreras en el Norte, como Wonderful, y no tenemos su punto de vista. Finree es un personaje femenino bien construido y con agencia, dentro de sus posibilidades. Además, a diferencia de lo que suele ocurrir en las novelas grimdark, su drama no se liga al abuso y a la violación. Ella es una mujer ambiciosa, y ya que la sociedad no le permite obtener poder por su cuenta, lo hace mediante el control de su marido (al que todos consideran un héroe) y los tejemanejes políticos. Hay que decir que al principio me parecía algo fría y superficial, pero, a partir de cierto punto, el autor maneja muy bien el trauma que sufre.

En el caso de Gorst, aunque el personaje me ha gustado, tiene demasiadas reminiscencias a Glokta: también inserta su pensamiento en la narración, su nombre es similar, tienen la misma actitud pesimista hacia la vida, les tratan con el mismo desprecio... y eso que no es un lisiado, solo tiene la voz aflautada y cometió un error que desconocemos en el pasado, algo que lo convierte en objeto de burlas. A simple vista Gorst es el prototipo de héroe: un guerrero fuerte y habilidoso, capaz de cambiar el rumbo de la batalla y que ayuda a los demás. Pero nada más adentrarte un poco en su psique te percatas de lo rota que está: todo lo que hace es para conseguir el reconocimiento de los demás, sin sentir ningún tipo de empatía, por lo que, en realidad, no hay ninguna gloria en sus acciones y en sus momentos más bajos llega a provocar verdaderas carnicerías. A esto hay que añadirle su obsesión enfermiza por Finree, que en ocasiones roza la locura.

Ninguno de los personajes tiene una gran evolución (hay que tener en cuenta que el grueso de la novela sucede en tres días), pero es verdad que todos cambian ligeramente, se reafirman o descubren cómo son realmente, hasta el punto de que las decisiones que toman al final no son las mismas que hubieran tomado al inicio.  

Las novelas de fantasía suelen recrearse mucho en la construcción de sus mundos, pero de nuevo, no es el caso de Abercrombie, bastante parco en palabras, en ese respecto. No se adentra en la cultura de ninguno de los bandos, más allá de aquello relacionado con los rangos y escalafones. No es algo que haya echado en falta, porque se construye poco a poco a lo largo de las demás novelas, pero sí que me hubiera gustado ver las consecuencias de la guerra sobre el pueblo llano y las ciudades. Eso sí, como novedad, en esta novela tenemos un mapa que nos indica cada día en qué posición se encuentran los dos ejércitos, pero es bastante burdo.

La magia, otro de los pilares fundamentales del género, es prácticamente inexistente. Hay un mago y una bruja, pero sus poderes no tienen ninguna relevancia en los acontecimientos. La magia gurka está muy poco desarrollada, mientras que Bayaz no usa tanto magia como tecnología. Eso sí, me gusta que ambos, los que ostentan el poder, toman las decisiones y controlan a todo el mundo como a peones, sean los que verdaderamente han propiciado la guerra. A eso hay que sumarle que Bayaz es una presencia imponente, no tanto por sus actos, como por sus gestos, sus palabras y su tono. En resumen: aquello que lo construye como un personaje temible es la habilidad descriptiva del autor.

Al ser una novela en la que pesa tanto la descripción, es necesario tener un gran dominio del lenguaje para no aburrir al lector. El estilo narrativo de Abercrombie es casi impecable, dotando de lirismo a algo tan grotesco como la guerra. Para mi gusto, se excede un poco en el uso de comparaciones, especialmente en los capítulos iniciales, pero tampoco es algo muy notorio. Por suerte, en esta ocasión la traducción es aceptable y, aunque al compararlo con el original queda deslucida, como mínimo no es un desastre como en el libro anterior. Eso sí, adolece de algunos errores de puntuación, de manera que sobran comas y faltan puntos. Además, no he quedado muy satisfecha con la traducción de los apodos, porque no entiendo el criterio para traducir unos y no otros.

"Dow borró su sonrisa como un asesino limpiaría su cuchillo"

He dejado para el final la trama, pese a que suele ser lo más relevante, porque en este caso hay poco que decir: Abercrombie se centra más en los personajes y los temas, por lo que, como viene siendo la tónica habitual, la trama es simple. Como ya he mencionado, la novela se centra en una batalla final que dura tres días, así que vemos eso, un par de días antes y un par después. Al principio pensaba que casi 900 páginas de gente pegándose serían aburridas, pero el autor consigue ir cada día variando la fórmula y generando cierto interés. No es mi tipo de libro y no lo he disfrutado tanto por ello, pero en gran medida veo el valor que tiene. Para mí, el mensaje ya es viejo y repetitivo, porque es lo mismo que en todas sus otras novelas con el matiz de centrarse solo en la guerra y mostrarla de forma multiperspectivista, pero he sentido que no me aportaba nada nuevo.

Por suerte, el final es algo mejor que en la novela anterior, donde la visión pesimista del autor lo teñía todo. Es cierto que los personajes sufren y terminan peor que como empezaron, pero aquí cada uno recibe lo que se merece, de manera que los personajes más positivos reciben una minúscula recompensa. Como dice Craw, no siempre lograrás hacer lo correcto, ni siempre recibirás a cambio una recompensa, pero tienes que intentarlo.

En conclusión  esta novela muestra de forma gráfica y certera los horrores de la guerra mediante una visión multiperspectivista que abarca ambos bandos. La trama es simple, pero gana mucho gracias a los temas que trata y a los personajes. Estos últimos son complejos, pero están bien desarrollados y caracterizados, algo difícil teniendo en cuenta lo numerosos que son, y sin duda te quedas con ellos, pese a que todos tengan sus defectos y ninguno sea esencialmente buena gente. Es más, en la novela abundan tanto los grises que el lector es incapaz de inclinarse por un bando o el otro. El tema de la deconstrucción del héroe está muy bien llevado y se critica desde distintas perspectivas. A todo esto hay que sumarle lo bien escrito que está, así como el dominio del discurso indirecto libre. Eso sí, si has leído otros libros del autor, lo más seguro es que sientas que no te aporta nada nuevo, como me ha pasado a mí.

Cosas que he aprendido:

  • El número es más importante que las estrategias
  • Reiterar la idea de que no se puede escapar de la violencia una vez entras en ella
  • La guerra no tiene nada de glorioso
  • Un soldado bueno es un soldado muerto
  • En la guerra no hay héroes
  • Si eres un héroe, algo estará roto dentro de ti
  • Los poderosos siempre ganan

Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:

PUNTUACIÓN...3'5/5!

Primeras Líneas...