Finalmente he llegado al último libro de la saga de La guardia. No sé si lo he explicado alguna vez, pero el universo de Pratchett de Mundodisco se divide en diversas sagas protagonizadas por un mismo grupo de personajes y con una misma temática central. Estas sagas no se publicaron seguidas, sino de forma alterna, por eso, aunque este es el último libro de la saga de La guardia, es el número 49 de la saga de Mundodisco.
Puede que alguno tampoco sepa que este autor murió con 66 años en 2015 a causa del Alzhéimer que padecía. Pese a su enfermedad (con la que convivió ocho años), nunca dejó de escribir, tarea que siguió llevando a cabo gracias a su mujer y un ayudante. Este libro lo publicó en 2011 y aunque tiene un final tan cerrado como todas las anteriores novelas de La guardia, se nota que al autor le hubiera gustado desarrollar más sus temas y personajes en futuras obras. Una lástima.
Nota: no entiendo el sentido del título. Si alguien puede iluminarme, por favor que se manifieste
Título original: Snuff
Año de publicación: 2011
Editorial: Plaza y Janés (2013)
Número de páginas: 400
Traducción: Gabriel Dols Gallardo
ISBN: 9788401353635
Cubierta: Paul Kidby.
Serie: Mundodisco 39
Sinopsis:
Lady Sybil ha conseguido por fin convencer a su marido, Sam Vimes, el comandante de la Guardia de Ankh-Morpork, de tomarse unas vacaciones. Pero conforme ella planifica unos merecidos días de descanso en el campo, él hace lo imposible para no abandonar su despacho. ¿El problema? El urbanita Vimes odia el campo: tanto aire fresco, tanto cantar de pájaros y, gracias a su bienintencionada esposa, tan escasos bocatas de beicon.
Mientras Sybil toma el té en sociedad y su hijo se dedica a explorar la naturaleza, Vimes no puede evitar hacer alguna que otra pesquisa. Al fin y al cabo, un policía de verdad es capaz de encontrar delitos en cualquier parte, todo es cuestión de paciencia. Efectivamente, Vimes no tarda en dar con un cadáver...
Sin embargo, fuera de su jurisdicción y sin poder contar con la ayuda inapreciable del cuerpo policial de Ankh-Morpork, Vimes tendrá que recurrir a su astucia, su olfato, su larga experiencia y el apoyo de su prodigioso mayordomo, para resolver otro caso y conseguir que se haga justicia para los más humildes.
Opinión:
Para mí, Ronda de noche fue la obra culmen de la saga de La guardia. A partir de ahí ha ido decayendo poco a poco a causa de lo que la había hecho tan grande: Vimes. El problema es que este personaje ya ha dado todo de sí y no es capaz de sostener otra novela, pese a que el autor se empeñe en ello. Ojo, con esto no quiero decir que Vimes haya dejado de ser interesante o que no pueda evolucionar, pero sí que es verdad que se ha estancado y que se vuelve un poco repetitivo. He sentido que en este libro Vimes tenía los mismos conflictos que en el libro anterior, y aunque veo que Pratchett pretendía en futuras obras explorar la fina línea entre el policía y el criminal, no tuvo ocasión. Además todo el tema de la Oscuridad me parece mal desarrollado.
«Eran aristócratas, ¿comprende? Los aristócratas no reparan en los dilemas filosóficos. No les hacen ningún caso. La filosofía conlleva contemplar la posibilidad de que a lo mejor estás equivocado, señor, y un verdadero aristócrata sabe que siempre tiene razón. No es vanidad, ojo, sino una certeza absoluta que llevan incorporada. Puede que a veces estén más locos que un rebaño de cabras, pero siempre es una locura decidida e indudable».
En cada uno de sus libros Pratchett nos ha introducido personajes fascinantes y muy bien caracterizados, que fueron protagonistas del libro en el que aparecieron, pero de los que luego el autor se ha olvidado (tú y el humor negro): Zanahoria, Detritus, Colon, Nobby, Angua, Jovial Culopequeño,... Todos tienen el potencial de ser desarrollados y de evolucionar como personajes, pero se desaprovecha por completo. Y en este libro no es que sean secundarios, sino que solo aparecen de refilón. El autor intenta darles una trama propia, pero tiene muy poca importancia con el caso principal, y los capítulos enfocados en ellos son muy pocos y aparecen de forma arbitraria.
Atención aparte merece Sybil, la mujer de Vimes, uno de los personajes que más ha descuidado el autor. Pese a que se nos la presentó como una mujer con carácter y muy proactiva, ha quedado marginada de la trama, y las pocas escenas que tiene están relacionadas con su matrimonio. Su papel es el de la esposa devota, y su relación con Vimes no se basa tanto en el respeto y amor mutuos como el aburrimiento de la convivencia diaria. Aunque se preocupan el uno por el otro, no me parece que se quieran, para empezar porque no tienen nada en común ni piensan el uno en el otro de forma romántica. Pratchett hace referencia a algunos de los roles tópicos del matrimonio, pero su forma de exagerarlo no me ha parecido ni graciosa ni reivindicativa ni crítica. Por ejemplo, mostrar escenas en las que las mujeres constantemente se preocupan por la alimentación de sus maridos no me dice nada.
«Demasiado tarde cayó en la cuenta de que podría haber sido una mala jugada, porque era muy posible que su esposa ya le hubiese dado todos los detalles sobre el asunto en una de esas ocasiones en las que, cosa rarísima en un hombre casado, no estaba prestando mucha atención a lo que decía ella, y en consecuencia podría haber llamado al malhumor en esos preciosos y cálidos instantes previos al sueño»
En cuanto a la trama, tengo poco que decir más allá de que me ha parecido más mediocre que en novelas anteriores. Para empezar tarda mucho en arrancar, y en su recta final se alarga demasiado. El clímax tiene lugar cien páginas antes del final y lo que viene después es paja. Por otra parte, la trama me ha parecido repetitiva en relación a otras obras del autor y está carente de la chispa que tenía en ellas.
Los trasgos o goblins (ambos términos se refieren a lo mismo) no habían aparecido hasta ahora (o como mínimo en la saga de La guardia) y me han parecido unos seres interesantísimos. El resto de la sociedad los trata como alimañas, pero son seres tan inteligentes como el resto, pese a tener costumbres muy extrañas, como guardar en vasijas todas las secreciones del cuerpo. El problema es que, pese a ser el centro de la trama, casi no tienen peso y son tratados como objetos a los que rescatar o un ente colectivo, por lo que no he podido compadecerme de ellos todo lo que debería ni sentir su sufrimiento.
«El agua, en términos generales, no se considera unggue, sino algo que atraviesa el cuerpo sin llegar a formar parte de él; su razonamiento se basa en que no existe diferencia aparente en el agua antes y después, por así decirlo (lo que arroja una triste luz sobre la frescura del agua en sus guaridas subterráneas).»
En cuanto al humor, como siempre, Pratchett tiene juegos de palabras brillantes, en ocasiones intraducibles, y está todo muy bien pensado, equilibrando de manera adecuada seriedad y comedia. Pese a ello, nos encontramos muchas situaciones cómicas descontextualizadas e independientes de la trama, y en esta ocasión no me he reído demasiado.
«El carruaje descendió hasta el otro extremo del puente y tomó por un largo camino que llevaba hasta, sí, la casa solariega, así llamada, pensó Vimes, porque era más o menos del tamaño del sol.»
La narración sigue siendo brillante, tanto por cómo dota a los personajes de voz propia, como por el uso de dejes lingüísticos y por cómo juega con la tipografia. A eso hay que sumarle que confía en la inteligencia del lector, por lo que podemos encontrar muchas elipsis y originalidad expresiva. Vamos, una maravilla.
«—Parece pensativo, milord —dijo Drumknott, que anexó al comentario un signo de interrogación muy delicado que poco a poco se evaporó».
En conclusión, Snuff ha resultado ser una de las novelas más flojas de la saga de La guardia. La trama sigue el esquema de obras anteriores, por lo que se hace repetitiva. Además, el ritmo es muy irregular: tarda mucho en arrancar y se alarga en su final , además de contar con diversas escenas que no aportan nada. Por suerte no trata de nuevo el tema del racismo, sino de la esclavitud, pero de forma demasiado superficial. Sigue habiendo interesantes reflexiones, especialmente en torno al trabajo policial, pero el personaje de Vimes está demasiado exprimido y no da para más, por lo que el autor debería haberse centrado en los secundarios, que quedan tan abandonados como la familia de Vimes. Es una novela divertida, pero no tanto como otras, con una cultura interesante (la de los trasgos), pero que no se desarrolla lo suficiente, y con un estilo narrativo brillante que confía en la inteligencia del lector y que se atreve a jugar con las palabras y la tipografía.
Cosas que he aprendido:
- El significado de la palabra "Snuff"
Y ya para terminar, os dejo con mi avance en Goodreads
PUNTUACIÓN...3/5!
Primeras Líneas...