Editorial: NOVA
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788418037733
Año de edición: 2022
Traductor: Manuel Viciano Delibano
Sinopsis:
Waxillium Ladrian, vigilante de la ley convertido en senador de la gran ciudad, lleva años intentando dar caza a la sombría organización llamada el Grupo -entre cuyos líderes se cuentan su difunto tío y su hermana-, desde que empezaron a secuestrar a personas con el poder de la alomancia en su linaje. Cuando la detective Marasi Colms y su compañero Wayne encuentran un almacén ilegal de armas con destino a la ciudad exterior de Bilming, se abre ante ellos una nueva pista. El conflicto entre Elendel y las ciudades exteriores favorece al Grupo, que ya extiende sus tentáculos hasta el Senado de Elendel -cuya corrupción pretenden destapar Wax y Steris-, y la ciudad de Bilming está incluso más implicada de lo que creían.
Después de que Wax descubra un nuevo tipo de explosivo capaz de desatar una destrucción sin precedentes y comprenda que el Grupo ya debe de tenerlo, un kandra inmortal al servicio del dios de Scadrial, Armonía, le revela que Bilming ha caído bajo la influencia de otro dios: Trell, venerado por el Grupo. Pero Trell no es el único factor que interviene procedente del amplio Cosmere, puesto que a Marasi la reclutan unas personas de fuera del planeta dotadas de extrañas capacidades, que afirman que su objetivo es proteger Scadrial... a toda costa.
Hace ya unos tres años que leí Brazales de duelo, una obra que en su momento creía que era la última de la trilogía. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que no era así.
Esta novela es al fin el gran clímax, no de la tetralogía, sino de la serie entera de libros sobre el Cosmere. Al fin vemos los puntos de unión entre mundos, así como la interconexión de personajes. Para mí eso ha sido lo más interesante de la obra, descubrir que el Cosmere es realmente algo cohesionado y que podría funcionar pese a la diversidad de mundos y magias.
La obra promete mucho a futuro y ese es su mayor inconveniente. No he sentido que estuviera ante el gran final de Wax y Wayne, sino ante un prólogo a algo mayor. La novela está demasiado enfocada a futuro: deja pequeñas incógnitas aquí y allá para cimentar la trama de los siguientes libros, cierra los arcos de personaje, pero te presenta otros nuevos para que sepas lo que te espera y resuelve la tetralogía con un parche, asegurándose así que seguirás leyendo porque no todo está resuelto.
Lo mismo sucede con la organización secreta que se nos introduce a mitad de novela. Se muestran algunos de los agentes que la componen, solo para dejarnos con la miel en la boca y que ya los conozcamos un poco.
La trama de Marasi me ha parecido interesante porque trata del Cosmere, pero todo lo que sucede después con la simulación es demasiado apresurado. En el caso de Wax y Wayne, su dinámica me ha parecido repetitiva respecto a novelas anteriores y la investigación no es especialmente interesante, pues la mayoría de las pistas las descubren de casualidad. Además, en ambas tramas los villanos son planos y muy exagerados, sin nada que justifique su comportamiento, por lo que rozan lo ridículo.
De forma muy secundaria aparece Steris tratando de hacer política, cosa que era muy interesante, pues empezaba con buen pie (a diferencia de lo que sucede con El archivo de las tormentas), pero de nuevo, el autor es muy básico y se olvida del personaje durante muchísimas páginas. Como mínimo lo recupera, no como con el kandra, un personaje que se nos había presentado como parte del grupo principal, pero que se va a buscar tabaco y no vuelve a ser mencionado en toda la novela.
La obra es muy entretenida, sin ninguna duda, por lo que pese a mis constantes quejas, la puntuación no será tan baja, pero también es cierto que he notado que seguía una misma estructura: escena de acción, gente hablando de lore, escena de acción, gente hablando de lore, escena de acción,... A diferencia de lo que me ha pasado con otros libros del autor, no me he sentido interesada por la novela hasta las últimas cien páginas. Y eso en parte se debe a la sobreinformación sobre el Cosmere que hay, hasta el punto de olvidarse de su propio mundo.
Como detalle, me ha gustado que cobrara más importancia la ciencia. Me ha parecido que todas las explicaciones son muy coherentes y que dan verosimilitud al mundo. Es aquí donde se nota más la faceta científica del autor. Eso sí, había algunas partes en que se me ha hecho demasiado explicativo. Y no me refiero solo a los experimentos científicos, sino también al hecho de que repite información que ya conocemos de forma artificial. No me parece lógico que, con la poca memoria que tengo y pese a que hace más de tres años que leí los tres anteriores, no me he perdido en ningún momento. En parte es positivo, pero si has leído los demás libros del tirón, entiendo que se te haga pesado.
Como siempre, la ambientación es una maravilla. Los avances tecnológicos son impresionantes, así como la combinación entre el progreso y la magia propia del mundo. El problema es que todo queda muy de fondo y casi no se menciona. Donde más se habla de ello es en el periódico que se va intercalando a lo largo de la obra, pero poco más. Me hubiera gustado saber mucho más y que hubiera más descripciones.
"—Como siempre digo —respondió VenDell—, a lo efímero de su especie le sobreviven los hermosos cascarones internos que crean. Como los medallones de arena del océano, así son los huesos del ser humano: un testimonio duradero de su presencia en Scadrial." (Me apasiona la forma que tienen los kandra de ver el mundo)
La ausencia de descripciones es algo que adolece la novela. Hay escenas muy sangrientas y turbias, hay mucha muerte, pero no la sentimos porque el autor es incapaz de describirlo. No solo me ha costado imaginar los escenarios, sino que la violencia que impera en la novela no se ha sentido. Además, los personajes no expresan ninguna emoción ante esos actos violentos. Así es como describe cómo un camión ha chocado contra un muro creado por el protagonista y la muerte del conductor.
Ya que estoy, paso a hablar un poco de los personajes principales, pese a que tengo poco que comentar de ellos pues no los he sentido tan interesantes como en novelas anteriores porque ya no podían evolucionar mucho más. A eso hay que sumarle que tienen la misma voz (la del autor) y que todos se comportan de forma bastante parecida.— Marasi: es exactamente la misma que en el libro anterior. Se preocupa por la gente, tiene un gran sentido de la justicia, es feminista ha superado su timidez e inseguridad y sabe responder de forma ingeniosa. Siente curiosidad por el Cosmere, y solo por eso he seguido interesada por su trama, pero en general, tiene poco que ofrecer. Además su defensa del feminismo es demasiado obvia, como todos los mensajes de la novela. — Wax: otro personaje que no tiene nada que ofrecer. Ya no está deprimido y ha aceptado su papel como político, pese a compaginarlo con el de padre y aventurero siempre que puede. No me ha gustado nada que no hubiera una reacción a su violencia y que no le afecte matar a los demás. Además, parece contradictorio, pues pese afirmar que ha aceptado su nuevo rol en la sociedad, claramente le gusta mucho más perseguir maleantes. La relación con su hermana Telsin es igual que en el anterior libro, con un toque de indiferencia.— Wayne: el protagonista de esta novela y pese a todo, resulta decepcionante. Como ya se había hablado mucho de los otros dos, solo Wayne tiene ocasión de evolucionar. El problema es que el autor se inventa un rico mundo interior que no había estado ahí en los tres últimos libros. Ahora de repente recuerda constantemente a su madre (de la que solo sabemos que contaba cuentos y que era explotada en una mina. Literalmente) y sus historias. Por otra parte, aunque su rechazo por las pistolas ya se había tratado en la novela anterior, ahora se siente culpable por haber matado a gente (pese a que sigue haciéndolo y no le importa), hasta el punto de que su depresión le ha llevado a disociarse de la realidad mediante máscaras. Tiene sentido, pero está introducido demasiado tarde. Esto deberías estar desde el primer libro, pues es algo muy importante para el personaje. Es como si, de repente, el cuarto libro de Harry Potter se centrara en la envidia que siente Ron de sus hermanos.Ya que he hablado de Wayne, me gustaría hacer un pequeño inciso relativo al humor. Este personaje me había encantado por lo divertido que era y, pese a que tiene sus momentos graciosos, aquí ha perdido gran parte del encanto. Muchos de los chistes que sobrevuelan la obra no me han hecho gracia porque resultan infantiles, como la escena sobre tirarse pedos. Nadie diría que los protagonistas rozan los cincuenta años.Poco tengo que añadir de otros personajes. Ya he comentado antes que Steris tiene su propia trama, pero protagoniza muy pocas escenas. Su relación con Wax me ha gustado, pues hacen buena pareja, pero parecen un matrimonio que lleva 50 años casados. Sanderson no sabe escribir relaciones románticas y no hay ningún tipo de pasión o amor entre las parejas, más allá de una estrecha amistad. Lo mismo pasa con la relación de Marasi, pues no he visto el amor que siente por su pareja.En cuanto al final, se veía venir desde el principio. No sé hasta qué punto el autor quería realmente que fuera una sorpresa, pues no es que se dejen pistas aquí y allá, sino que la relación entre los personajes te va preparando el momento final. Podría haber sido muy emocional, pero estaba bastante cansada de todo lo anterior y la preparación era tan obvia que no me impactó. Destacar que los epílogos finales, un repaso a lo largo de varios años de lo que sucede con los personajes, se me hicieron muy largos pues, de nuevo, solo sirven para cimentar lo que vendrá.En conclusión: el libro me ha decepcionado mucho. Más que un gran final de teatralogía se siente como un prólogo a la siguiente. El autor se rinde al lore, de manera que le importa más dar información sobre el universo que ha creado que no centrarse en los personajes y la trama que ya tiene. Los villanos son muy exagerados y sin trasfondo, mientras que los protagonistas no evolucionan, y si lo hacen, es de forma artificial, como en el caso de Wayne, cuyo mundo interior no se había presentado antes. La estructura de la novela salta de la acción a la reflexión de forma repetitiva, y eso crea un ritmo algo monótono. Además, el hecho de ofrecer dos amenazas igual de bombásticas hace que la tensión se diluya. Por último, comentar que el mundo no se explora y que quedan muchos frentes abiertos en los que adentrarse.
Cosas que he aprendido:
- Dos clímax de la misma envergadura no son buena idea, hay que centrarse.
- Lo de unir mundos es una maravilla.
- El poder de la arena y de los sellos es increíble.
- Los periódicos que amplían el mundo son una idea excelente.
Y ya para terminar, os dejo con mis avances en Goodreads:
PUNTUACIÓN...2'5/5!
Primeras Líneas...