A veces la muerte es necesaria para enseñarte cómo vivir. Sé muchas cosas. De lo que soy capaz, lo que cambiaré, lo que llegaré a ser. Pero hay una cosa que nunca voy a saber... El velo que he usado desde mi nacimiento lleva consigo una terrible soledad, una represión de la que no me puedo imaginar siendo libre. Algunas cosas no cambian nunca... Mi madre siempre me va a odiar. Su corte siempre me va a evitar. Hasta que lo hacen... Cuando la delegación de la paz llega del mundo salvaje de Glacium, el control de mi vida me es arrebatado por el apuesto príncipe Kedrick, que por razones insondables, me muestra amabilidad.
Y las lecciones más duras son aprendidas.
A veces hace falta que el mundo te ponga de rodillas para encontrar esa chispa que creías perdida para siempre. A veces la muerte es necesaria para enseñarte cómo vivir.
¿Mi madre ha rechazado las ofertas de paz de Jovan y ha declarado la guerra? ¿Mis hermanos y Aquin saben que estoy viva?
¿Quiénes son mis enemigos y quiénes son mis amigos?
Nada es seguro. Aunque si lo pienso... nada ha sido seguro en mucho tiempo.