Dos semanas después del arrasamiento del “Campamento Dignidad”, la opinión pública española se muestre indignada por el “prudente silencio” impuesto por los dirigentes del PSOE que aseguran no saber aún lo que ha ocurrido en el Aaiún. Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, advierte que ir más allá en estos momentos, “en los que no se tiene todavía información completa sobre todo lo ocurrido”, sería de “una cierta irresponsabilidad”. Siguiendo las líneas maestras trazadas por Zapatero, Iglesias insiste en que a España “no se le puede exigir más” de lo que está haciendo para solucionar “lo antes posible” la situación en el Sahara. “Nosotros queremos llevarnos bien con Marruecos”, apostilla, convencido de que se trata de un “vecino estratégico y fundamental”, y una de las “prioridades de España en política exterior”. Por su parte, Trinidad Jiménez, acorralada en el Senado en la sesión de control al Gobierno, evita una y otra vez condenar la extremada violencia de Marruecos en El Aaiún y se jacta de las excelentes relaciones que el Gobierno de Zapatero mantiene con el régimen de Mohamed VI. “Hay que pedir ‘contención’ para ambas partes –explica la ministra de Exteriores, quien insiste en que hay víctimas en ambos lados– y evita la contundencia y el tono alto porque, además de las relaciones de vecindad, “hay con Marruecos una colaboración que va encaminada a la defensa mutua de intereses”. La ministra llega a decir que, sin datos oficiales de lo ocurrido, no se puede condenar a un país y que “un pronunciamiento superficial tiene serias consecuencias”. Y, ante el marrón que ella misma se ha creado, recurre al amigo americano para que le ayude en la difícil situación en que le ha dejado su evidente apoyo a Marruecos en el conflicto del Sáhara. Aunque tanto EEUU como Francia apoyan al régimen marroquí, por lo que poco puede esperarse en cuanto a neutralidad. Para más inri, el juez Pablo Ruz, de la Audiencia Nacional pregunta al Ministerio de Justicia si Marruecos ha dado contestación a la comisión rogatoria que el magistrado Baltasar Garzón cursara en octubre de 2008 para dar traslado de la querella que admitió a trámite contra 13 cargos policiales marroquíes por delitos de genocidio y torturas contra el pueblo saharaui que se habrían cometido entre 1976 y 1987.
Trinidad Jiménez, ministra de Exteriores, vapuleada en el Senado por su falta de condena a la actuación de Marruecos en el Sáhara.
En el 2003, con Aznar en el Gobierno y los socialistas en la oposición, Trinidad Jiménez defendía con ardor al pueblo saharaui (ver vídeo del final). En su intervención como representante del PSOE, en un acto celebrado en Madrid ese mismo año, exigía al Gobierno de Aznar, que presidía el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el derecho a la libre determinación del Pueblo Saharaui. Aquel fuego nos trajo esas cenizas, aún calientes, en las que los socialista andan de puntillas, procurando no removerlas demasiado no sea que… Recién nombrada ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez dice que no se puede condenar algo sobre lo que se carece de información. Y Marruecos, más astuta que España, sabe que, mientras la prensa no explique lo que ocurrió, España callará. Pero ¿es posible que un Estado como el nuestro no tenga unos servicios de inteligencia capaces de saber lo que ocurre en este país vecino? ¿Todavía ignora la ministra a estas alturas que España dejó colgados a los saharauis y que nunca hizo nada por ellos salvo algunas declaraciones?
Joan Josep Nuet.
En el Senado, todos los grupos parlamentarios, excepto el PSOE, condenan la violación de los derechos humanos por parte de Marruecos en el Sáhara Occidental. Miren Loren Lanizbarrutia, portavoz adjunta del Grupo parlamentario de Senadores Nacionalistas, compara lo ocurrido en el Aayún con Polonia: ningún gobierno dijo nada cuando Polonia pedía ayuda ante la invasión de Hitler. Y recuerda que habrá que esperar a que se celebre el referéndum sin trampas, al que España se comprometió. Joan Josep Nuet, senador de Izquierda Unida, pregunta a la ministra si pensaba condenar la violencia ejercida por la Policía y el Ejército de Marruecos ante la protesta pacífica y civil del pueblo saharaui y le pide que se comprometa a condenar a Marruecos si se comprueba que ha habido muertos, heridos, torturados y detenidos extrajudiciales. El senador añade que “España tiene responsabilidad histórica, que no puede ignorar con una táctica de escapismo”. “Qué pena –comenta Alejandro Múñoz-Alonso, portavoz de Exteriores del Grupo Popular en el Senado– ver cómo confunden la prudencia con la cobardía y la indignidad”.
Rubalcaba con su homólogo marroquí, Taieb Cherkaui, en la sede de su gabinete.
Pérez Rubalcaba da por buenas las explicaciones ofrecidas por su homólogo marroquí, Taieb Cherkaoui, sobre los sucesos registrados en el campamento de refugiados saharauis y en el propio El Aaiún: “A mí me ha dado datos operativos, que no ha hecho públicos por razones evidentes, y refutan algunas de las cosas que estos días se han dicho”. Rubalcaba evita en todo momento condenar la actuación marroquí, y asegura haber conseguido el compromiso de Cherkaoui de investigar todos los hechos que España quiera. Por su parte, González-Sinde, ministra de Cultura, pide a los artistas que, “como no son expertos, no opinen sobre el Sáhara”. Pero el mundo de la cultura ha participado en numerosas acciones en las que ha denunciado la violación de derechos humanos, ayudando así a divulgar las injusticias que se cometen contra los más débiles. Recordemos el movimiento del “No a la Guerra”, en contra de la invasión estadounidense en el territorio iraquí con la connivencia de España y el Reino Unido, o el caso de los crímenes franquistas y el enjuiciamiento del juez Garzón por investigarlos. Respecto al conflicto del Sáhara, González-Sinde señala que “nuestra responsabilidad en este asunto es lo suficientemente importante y es un tema lo suficientemente delicado como para que los que no somos expertos no hagamos ese papel de opinar y de contribuir a la confusión en lugar de encontrar soluciones”.
Javier Bardem, en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) durante el festival de cine Fisahara de 2008. EFE
Javier Bardem denuncia el olvido histórico del pueblo saharaui y el “servilismo” del Ejecutivo de Zapatero respecto a Marruecos, por negarse a condenar la masacre de El Aaiún. Y califica la actitud del Gobierno español en este conflicto de “irresponsable y de vergüenza”. Bardem. Según él, superponer la relación diplomática por encima de la defensa de los derechos humanos debería avergonzar al presidente, a todo el Gobierno y a los políticos de todos los colores que van cambiando de opinión sobre el Sáhara según están en el Gobierno o en la oposición. “En el momento en que llegan a la Moncloa, se someten a una dictadura como la marroquí. Yo entiendo que hay una política de interés comercial, sobre temas migratorios o de terrorismo, pero ninguna política de seguridad tiene que estar por encima de los derechos humanos. Cuando, en nombre de algo, se está dando la espalda a los seres humanos, ese Gobierno, en este caso el español, se convierte en responsable de lo ocurrido”.
Político y juez marroquí, desde el 5 de enero de 2010, Taieb Cherkaoui es Ministro marroquí del Interior. Trabajó en sus primeros años como fiscal. Después fue Director de Asuntos Penales del Ministerio de Justicia y Presidente del Tribunal Supremo. Hoy, Cherkaoui, califica de “bárbaros” a los saharauis y les acusa de emplear “métodos salvajes” para oponerse a las fuerzas de seguridad que desmantelaron el “Campamento Dignidad”. Marruecos no quiso que nadie grabase lo que pasó en el Sáhara y prohibió el acceso a los medios de comunicación. Defiende que la actuación de Rabat fue “pacífica” y pretende demostrarlo con la exhibición de un vídeo grabado por las fuerzas de seguridad marroquíes. Pero Cherkaoui es el máximo responsable de la Policía marroquí, a la que se acusa de graves violaciones de los derechos humanos contra los saharauis y de perseguir a activistas españoles en El Aaiún. El emitió las órdenes de prohibir la entrada en el Sáhara a los periodistas extranjeros y de lanzar duras críticas contra la prensa española.
Gajmoula Ebbi, diputada saharaui en el Parlamento marroquí.
Cuatro días antes del asalto al “Campamento Dignidad”, los líderes de su comité de dirección salían exultantes de la casa del wali (gobernador) de El Aaiún. “En la residencia de Mohamed Guelmous –explica Gajmoula Ebbi, diputada saharaui en el Parlamento marroquí y miembro del Consejo Real Consultivo para Asuntos Saharianos, organismo creado a iniciativa del rey Mohamed VI–, ocho chicos y una chica de entre 25 y 30 años mantuvieron una reunión con el ministro de Interior marroquí. Y, después de concluir un acuerdo satisfactorio para los jóvenes acampados, pendiente únicamente de ser firmado, cenó con ellos. El alto cargo de Rabat prometió que el campamento no sería atacado. Pero, cuatro días más tarde era arrasado…”. Ocho días más tarde, el titular marroquí de Interior llegaba a Madrid y se entrevistaba con Rubalcaba, su homólogo español, e insinuaba en rueda de prensa que los líderes saharauis con quienes compartió mesa aquella noche tenían vínculos con Al Qaeda y que ahora pesaba sobre ellos una orden de busca y captura. Ebbi, se pregunta, indignada: “¿Por qué se dice ahora que estos chicos son terroristas? y ¿cómo es posible entonces que el ministro los recibiera?”. Se siente “engañada y humillada” después de que las autoridades marroquíes le “mintieran”, asegurándole que no habría ningún tipo de intervención violenta en el campamento. El acuerdo que Marruecos prometió consistía en desmantelar el campamento a cambio del compromiso de proporcionar trabajo, vivienda y terrenos a los 20.000 saharauis que participaban en la protesta. “No sólo eso –prosigue la diputada–, sino también la promesa de un plan de acción oficial para toda la gente necesitada en el Sáhara, que incluía una especie de salario de integración de 1.600 dirhams (142 euros) mensuales para los saharauis que no tuvieran trabajo ni otros ingresos”. Gajmoula Ebbi cuestiona la versión marroquí y el vídeo que el ministro Cherkaoui mostró en Madrid para apoyar su relato: “En ese vídeo –dice– no se ve lo que hacen las fuerzas de seguridad ni qué armas llevan”. Ebbi, subraya que hay “muchos desaparecidos” y que la policía “entró en las casas y se llevó a todos los varones de más de 12 años”. Y apunta la cifra de entre 400 y 800 detenidos.
Javier Sopena y Silvia García, a la llegada de El Aaiún.
Javier Sopeña y Silvia García, activistas de la ONG que vivieron el asalto militar, denuncian la represión sufrida en cuanto aterrizan en Madrid: “Están secuestrando a saharauis… Hay torturas… Hemos visto muertos… Fue una represión brutal... Nos preocupaba la gente que nos ayudaba porque iban a por nosotros y a por ellos. La diferencia es que a nosotros no podían matarnos”. Sopeña y García se escondieron una semana en El Aaiún. A García le pusieron una melfa blanca, traje tradicional de las mujeres saharauis, mientras Sopeña se dejó crecer la barba y siempre vestía yelaba. Desde el lunes, 8 de noviembre, cuando las fuerzas marroquíes asaltaron el campamento, hasta su salida de El Aaiún, el domingo pasado, no dejaron de cambiar de “lugar” para que “no nos cogieran”. Sopeña y García estaban separados, sin saber nunca dónde se encontraban. “Existe un verdadero riesgo bélico. Las calles de la ciudad están militarizadas. Lo vimos cuando salimos”. Marruecos sigue manteniendo la censura y resulta difícil saber cuál es la situación real en el terreno. No queda nada del campamento. Muchos edificios de El Aaiún están calcinados y sus habitantes sienten miedo. Para Javier Sopeña y Silvia García, la situación era insostenible y consiguen regresar a España gracias a la gestión del Ministerio de Exteriores. Ahora, ambos denuncian la posición “vergonzosa” de España, que “vende armas a Marruecos”.
La llave del enigma.
El Gobierno español ha reconocido que, durante el año pasado, las empresas españolas vendieron armas al Gobierno marroquí por valor de 31 millones de euros. Básicamente, repuestos para un cañón antiaéreo, cartuchos del calibre de 38 milímetros, partes y piezas de motores de aeronaves, así como 286 vehículos y camiones todo terreno no blindados. “España las vende, Marruecos las dispara”, gritaban los manifestantes del pasado martes en Madrid contra el Gobierno, por su reacción ante el ataque marroquí en El Aaiún. Los asistentes a esas protestas se basaron en cifras aportadas por el propio Ejecutivo. Varios grupos de la oposición alertaron en el Congreso del peligro de que ese material sea utilizado por las autoridades marroquíes para ejercer su represión contra el pueblo saharaui. Nuria Buenaventura, portavoz de Iniciativa per Catalunya-Verds, quería que el Gobierno especificase si el Ejecutivo marroquí aportó “garantías” que permitesen asegurar que esas armas “no se están utilizando en el Sáhara Occidental, vulnerando los derechos humanos de la población”. Según el artículo 8 de dicha normativa, las exportaciones de armas deben ser denegadas cuando, en el país de destino, exista un conflicto armado, no se respete “la dignidad inherente al ser humano” o se promuevan “violaciones de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario”. El portavoz socialista en la Comisión de Defensa, Jesús Cuadrado, aseguraba que “uno de los mayores riesgos a la seguridad futura de España se ubica, como dicen todos los estudios de seguridad estratégica, en el norte de África” y que, por ello, no se puede defender que los países de esta región estén “desarmados”. “Si Marruecos no es de estos países –advirtió Gaspar Llamazares, de IU– no sé cuál será el país al que no tendremos que vender armas en el futuro”. Y recordó que, desde 2007, las exportaciones de material de Defensa a Marruecos han supuesto 340 millones de euros. El mismo martes, durante dos horas, los manifestantes gritaron: “Marruecos asesina, España patrocina”.
Isabel Terraza y Antonio Velázquez.
La activista española, Isabel Terraza, y el mexicano, Antonio Velázquez, de la asociación Resistencia Saharaui, que permanecieron nueve días escondidos en El Aaiún, denunciaron el “genocidio cometido por el régimen marroquí sobre la población civil saharaui” en un vídeo colgado en YouTube (se puede ver al final). El periódico online Periodismo Humano lograba por teléfono estas declaraciones: “La policía se mete en las casas, se oyen los golpes hasta que consiguen tumbar la puerta, oímos a la familia gritando, a las mujeres y los niños, al joven o al hombre de la casa, agonizando por los golpes que le están dando. Y eso no es fácil de escuchar… Oímos los sonidos de la tortura. No puedo contar casos demasiado concretos porque entonces la policía marroquí podría identificar dónde estamos exactamente, pero, cuando lleguemos a España, los contaremos. Sabemos que hay fosas comunes, 36 muertos en el hospital militar, una persona a la que han degollado y le han cortado los pies, un español torturado durante 5 días en la cárcel. Que hay presos políticos en los institutos porque en las comisarías no cabe nadie. En nuestra web, hemos ido colgando vídeos y fotos que documentan lo que aquí está pasando”. Ambos activistas llegaban el miércoles pasado al aeropuerto de Gran Canaria tras ser expulsados del Sáhara por Marruecos y solicitaron una “urgente intervención” del Gobierno de España y del Consejo de Seguridad de la ONU. Reivindican que se escuche al pueblo saharaui y se le dé la oportunidad del referéndum porque “sino, vamos a la guerra. Hay que parar a Marruecos y todos tenemos que presionar”. Ambos sienten “rabia y dolor por la indiferencia del Gobierno de España”. Y acusan al Ejecutivo español de “no hacer nada” porque España “se beneficia del acuerdo de pesca suscrito con Marruecos”.
Baby Hamaday Buyema.
Momentos antes de que se produjera en encuentro entre e Rubalcaba y el ministro del Interior marroquí, la Liga Española pro Derechos Humanos presentaba una querella contra el Gobierno de Marruecos ante la Audiencia Nacional para que se investigue el asesinato a manos de las fuerzas de seguridad marroquíes de Babi Hamaday Buyema, ciudadano español residente en El Aaiún. Los denunciantes piden la presencia de Trinidad Jiménez para declarar como testigo. Francisco José Alonso, presidente de dicha liga, se muestra optimista y confía en la justicia española, “que tantas veces ha abierto diligencias contra delitos de lesa humanidad”. Según él, las acusaciones no revisten confrontación con el pueblo marroquí, ni contra la nación, sino contra el reinado de Mohamed VI, y la responsabilidad que tiene en la muerte del ciudadano saharaui con DNI español, Babi Hamaday Buyema, quien, según se hace constar en la denuncia: “(...) iba de camino a su trabajo en un autobús que fue interceptado por un control de policía y al comprobar que era saharaui, la policía misma lo sacó a la fuerza y en la calzada de la calle un furgón policial le atropelló y pasó varias veces por encima, dejándolo malherido hasta que, por falta de auxilio médico, falleció”.
Para Ahmed Bujari, representante del Polisario ante la ONU, la reacción del Consejo de Seguridad representa “un vaso medio lleno y medio vacío”.
Tras el desmantelamiento del campamento de protesta de Gdeim Izik por las fuerzas de seguridad marroquíes y los posteriores altercados en El Aaiún, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se ha limitado a deplorar la violencia que se produjo en el Sahara Occidental. Sus miembros expresan las condolencias por las muertes y los heridos que se produjeron. Las palabras pronunciadas por Lyall Grant, que no aceptó preguntas de los periodistas, fue el único consenso al que llegó el máximo órgano de seguridad en una reunión a puerta cerrada. Para el representante del Polisario ante la ONU, Ahmed Bujari, la reacción del Consejo de Seguridad representa “un vaso medio lleno y medio vacío”. El Consejo de Seguridad reconoce que se empleó la violencia en contra de la población civil y la deplora, pero no la condena.
Los saharauis torturados no van al hospital porque la Policía les espera para golpearles.
“Llegamos al meollo del asunto –escribe Ignacio Escolar en su blog (Escolar.net) del pasado martes–, a la clave que, de tan visible, al menos no se pretende ocultar los intereses. Los nuestros, es evidente. Nuestra pesca, nuestros negocios, nuestra inmigración, nuestra seguridad… Pero, en esa primera persona del plural, parece que no hay sitio para aquellos que hasta hace nada fueron españoles –la ONU aún considera el Sáhara Occidental como una zona por descolonizar– y ni siquiera cabe tampoco esa víctima de la represión con nuestra nacionalidad; ese español con todos nuestros derechos, Baby Hamday Buyema, cuya muerte al menos la Fiscalía ha pedido investigar… Ha pasado ya más de una semana desde que empezó la represión de Rabat y el Gobierno, en boca de la ministra de Exteriores, aún hoy se escuda en la ‘cautela’ por ‘la dificultad que tenemos en este momento por conocer exactamente lo que ha ocurrido’. Es cierto, aún es difícil saber qué pasa en el Sáhara Occidental. Pero “la dificultad no es culpa del mal tiempo, sino la consecuencia de la política de silencio impuesta por Marruecos, que bloquea a la prensa mientras miente de forma grosera a la comunidad internacional. ¿Dónde quedó aquel Zapatero cuya primera orden como presidente del Gobierno fue retirar las tropas de Irak?”
Bucharaya Beyín, delegado en España del Frente Polisario, en la rueda de prensa del pasado 19 de noviembre. Foto de Mónica Patxot.
“Nosotros no queremos la guerra –declara Bucharaya Beyín–, queremos la paz, pero no nos están dejando otra salida”. El delegado del Frente Polisario en España deplora que “el silencio y la complicidad” con Marruecos de la comunidad internacional y de gobiernos como el español estén abocando a su pueblo a retomar las armas que dejaron en 1991, cuando entró en vigor el plan de paz de Naciones Unidas. La actitud del movimiento independentista saharaui no obedece, precisa Beyín en una rueda de prensa en Madrid, a la voluntad de “amenazar”, sino a un “reclamo del pueblo” por volver a la lucha armada. “Tenemos armas, hombres y capacidad suficiente para enfrentarnos a Marruecos y que no haya paz en la zona”, recalcó el dirigente del Polisario.
En su blog (Carnetdeparo.blogspot.com) Cive Pérez titulaba el pasado martes: “Marruecos, un Gobierno que te hiela el alma”, en el que, entre otras cosas, comentaba: “Ciertamente, el territorio magrebí alberga regiones de gran belleza que despiertan intensas emociones en el viajero que cursa su periplo sin prisas. Pero este hermoso país está regido por el totalitario régimen de El-Makhzen, encabezado por el actual monarca alauita Mohamed VI. Que acaba de ofrecer una muestra de su peor cara, desmantelando a sangre y a fuego el campamento saharaui enclavado en las cercanías de El Aaiún. Con su crueldad, el régimen marroquí acaba de helar el alma de la población del Sáhara Occidental con la que los españoles tenemos contraída una deuda moral”. Cive Pérez se precia de conocer Marruecos, país que ha visitado en siete u ocho ocasiones. “Como ciudadano español, formo parte de un país que tiene contraída una deuda moral con los habitantes del Sáhara Occidental. Un territorio en el que ejercimos un mediocre dominio en la época del colonialismo, llegándole a otorgar representación en las Cortes franquistas. Representación más bien folkórica, dado que tampoco los diputados elegidos en la metrópoli representaban gran cosa tras sus blancas chaquetas de guardarropía”.
Tras cinco días en la capital del Sáhara Occidental, el enviado de Human Rights Watch denuncia brutales torturas de las fuerzas de seguridad marroquíes y exige un despliegue inmediato de un contingente de la ONU que se ocupe de los derechos humanos. Peter Bouckaert asegura que “a muchos saharauis detenidos en El Aaiún, los han golpeado hasta dejarles inconscientes”, y advierte que “los abusos continúan incluso en este momento”. Explica que “estamos hablando de casos graves de tortura” y que “a la mayoría de los detenidos que hemos visto, los tuvimos que entrevistar en sus casas porque no podían moverse, ni caminar, debido a la gravedad de las lesiones”. Bouckaert asegura que muchas víctimas ni siquiera pudieron ir a los hospitales porque la policía esperaba a las puertas para golpear a los que llegaban heridos. Denuncia también que en algunos centros sanitarios rehusaron atender a los saharauis.
Moisés Ponce de León resume en varios líneas en “El País” lo ocurrido en el Sáhara: “Hay que seguir haciendo referencia a los documentos esenciales: el Sáhara Occidental no ha pertenecido nunca a Marruecos, como quedó claramente explicitado en el dictamen consultativo del Tribunal Internacional de Justicia del 16 de octubre de 1975. El referéndum de autodeterminación no solo lo piden los saharauis, sino que es un mandato de la ONU desde 1960 para todos los territorios no autónomos y decenas de resoluciones así lo siguen confirmando hasta hoy. Si no se respeta la realización del referéndum es porque principalmente Francia, desde su posición en el Consejo de Seguridad, pero también España, no hacen nada para ayudar a desbloquear la situación. Finalmente, el Frente Polisario es el representante legítimo del pueblo saharaui, y no soy yo quien lo dice, sino la ONU en decenas de resoluciones, e incluso Marruecos así lo reconoce. Para terminar, la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental no la reconocen ni la ONU, ni una sola nación de la organización; por el contrario, la República Árabe Saharaui Democrática ha sido reconocida por más de 70 naciones. La ocupación del Sáhara por Marruecos está condenada por Naciones Unidas desde 1975, las resoluciones están al alcance de cualquiera que quiera visitar la página de la ONU”.
A la sombra de ese Sáhara que está a un paso de la guerra contra Marruecos, cambiamos de paso y de talante, dejándonos guiar por el humor. El de Peridis, JPG, Forges o Roto.
Manel Fontdevila: Hasta aquí podíamos llegar, Sale carísimo, Aviso a la población, Off Topic y Mínimo esfuerzo.
Territorio Vergara: Enérgica petición, Diplomacia, Rabat “refuta” las acusaciones, Crisis de Gobierno en Francia y Debate sobre el empleo.
Desde Mallorca, Pep Roig abarca su zona conflictiva en la campaña electoral: La inmigración entra, a la fuerza, en la campaña electoral, Tiro al negro, Campaña basura, Inmigración de usar y tirar y The sibilexion.
Terminamos con cuatro vídeos: El primero es del 30 de agosto del 2007. Es la intervención de Trinidad Jiménez, representante del PSOE en apoyo del pueblo saharaui.
El segundo es del mexicano Antonio Velásquez y de la española Isabel Terraza, escondidos en la ciudad de Aaiún. (Regresaron ya y se encuentran en España). Se trata de una denuncia dirigida a la Comunidad Internacional, al Consejo de Seguridad de la ONU, a Cruz Roja Internacional.
En el tercero, 4.500 familias españolas, que nadie sabe quiénes son, tratan de descubrir lo que todos vemos todos por la tele.
El cuarto, de César Díaz Meléndez, fue presentado el 6 de abril del año pasado.