Sal de la espiral de la espera

Por Lorena White @lorenagwhite

“Si quieres algo, lucha por ello”. “Si deseas algo con mucha fuerza, trabaja por conseguirlo”. “No te quedes ahí parado, esperando a que las cosas caigan del cielo”. “No esperes a que lleguen las oportunidades, créalas tú”.

Hay tantos mensajes como estos que seguramente veas y percibas durante muchas veces en tu día a día, que hasta entra un poco de agobio. ¿Y si estamos así por culpa nuestra? La situación en la que vive nuestra generación, es cierto, no es fácil, pero en absoluto tenemos la culpa de todas las cuestiones políticas, sociales, laborales y económicas que nos rodean. De lo que sí podemos tener la culpa es de haber puesto todo eso como excusa, como justificación a nuestra infelicidad o como pretexto a sentirnos derrotados cada día. La cosa no está fácil, es cierto, pero también a nuestros padres les tocó luchar mucho por tener una vida mejor (así que no podemos quejarnos… Por lo menos si nos comparamos con ellos).

Salir de nuestra zona de confort no es una tarea fácil y requiere valor. Hay que apartarse un poco de lo que nos es conocido y, por tanto, seguro, para probar cosas nuevas, para vernos a nosotros mismos en situaciones diferentes y para hacer que, efectivamente, las cosas cambien. Partiendo de la base de que si siempre hacemos lo mismo, es muy raro que consigamos resultados diferentes, en estos tiempos más que nunca toca variar la estrategia, cambiar al plan B y después al C y al D, incluso varias veces en un mismo día, y hacer cabriolas para inventarnos nuestro propio cambio.

La situación que nos ha tocado vivir ni es fácil ni es justa, pero excusarnos en ella para sentarnos y esperar a que las cosas mejoren es, además de una pérdida de tiempo, un acto cobarde. No te lo tomes a mal, todos hemos sido cobardes en multitud de ocasiones. No pasa nada, la espiral de “me quedo aquí sentado hasta que pase el chaparrón” crea adicción. Pero párate a pensar un momento. Si las cosas parecen no moverse e incluso volverse más crudas para la gente que día a día lucha, se mueve, cambia e intenta buscar su camino y su hueco en el mundo, ¿por qué iba a lloverte el cambio del cielo a ti, que te has quedado quieto esperando a que algo maravilloso suceda?

Hoy quiero invitarte a que salgas de esa espiral y que tengas clara una cosa: nada de lo que esperas que pase pasará, si tu no haces que suceda, si no pones toda tu pasión, todas tus ganas y todo tu espíritu de trabajo y sacrificio, para conseguirlo. Así que si, de una vez, te has decidido a dar el paso hacia ese cambio que quieres crear, puedes empezar por aquí:

1. Tú tienes que encontrar tus objetivos, ellos no vendrán a buscarte:

La vida está hecha a base de pequeños retos, de esos del día a día y de otros más ambiciosos y a largo plazo. Si no te pones tus propias metas, si no te retas a ti mismo, los retos no se presentarán así porque sí. Al menos, ese tipo de retos que sacarán la mejor versión de ti mismo, ésa que brillará más fuerte que ninguna otra.

2. No luches contra el cambio:

Quizá esta sea la clave de todo el rollo que te estoy contando. Hay veces que, cuando se nos presenta la oportunidad de cambiar, el miedo nos paraliza. En el fondo, nos gustaría quedarnos en nuestra zona de confort tan ricamente, sin tener que afrontar todo lo que ese cambio traerá consigo. Nos resistimos, incluso, un poco, a que ese cambio se produzca y, en ocasiones, renunciamos a él porque creemos que es lo mejor (o al menos eso es lo que nos decimos). No luches contra el cambio, no dejes que el miedo (lógico, por otra parte, en esa situación) te paralice. Úsalo sólo para mantenerte alerta y olvídate del vértigo, de la incertidumbre o de la vacilación.

3. Imagina qué quieres que cambie, visualízalo

A veces no hay nada mejor para empezar a trabajar por algo, que visualizarlo. Haz un ejercicio de visualizar aquello que te gustaría que cambiara, por ejemplo, en un año. Después, fija los objetivos para conseguirlo. Si es cambiar de trabajo, empieza YA a buscarlo; si es mudarte de ciudad, empieza a trabajar para ahorrar o a buscar piso; si es empezar a hacer algo que te apasione, piensa en las formas que tienes de hacerlo.

Recuerda, además, que no importa si tienes que renunciar a cosas, porque quizá en el nuevo camino hacia el cambio, en tu nuevo paso hacia la acción, puedas encontrar cosas mucho, mucho mejores.

Hasta el lunes, almas cándidas.

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