Ahí estábamos nosotros, en Salamanca (Castilla y León). Un lugar acogedor, monumental, divertido. Una ciudad con Historia, arquitectura, gastronomía y universitarios. Y, sobre todo, un lugar al que siempre nos apetece volver un fin de semana cualquiera, para tapear y pasear por sus ajetreadas calles de día y románticas de noche.
Hablar de Salamanca nos llevaría a enlazar unas historias con otras, siglos con siglos, y leyendas con leyendas. Así que pensamos que lo mejor es esquematizar un poco lo que no deberías perderte en una visita a esta ciudad.
1. Plaza Mayor de Salamanca
La Plaza Mayor de Salamanca es realmente maravillosa, desde los años 70 declarada Bien de Interés Cultural. Un lugar que, aparte de ser arquitectónicamente muy atractivo, se ha convertido en el punto de encuentro de salmantinos y visitantes. Un espacio de vida social imprescindible en esta bonita ciudad.
Su origen data del s.XVIII, entonces, Churriguera hizo el diseño barroco de esta impresionante plaza, que es bonita de día y de noche. Pero no lo hizo solo, Quiñones también colaboró terminándola con la parte donde se encuentra el Ayuntamiento. En la fachada, a los lados de sus 88 arcos, diferentes medallones con el busto de personajes importantes de la Historia de España lucen recordando a reyes y jefes de Estado de los diferentes Regímenes, entre otros.
Una plaza que a pesar de deslumbrar por su apariencia está muy lejana a la perfección, ni uno de sus lados mide lo mismo. Fue coso taurino, centro de celebraciones y rebeliones políticas y hasta los años 50, en el centro, lucía un jardín al que hombres y mujeres acudían en busca de enamoramientos.
Hoy por hoy, debajo del reloj queda muchísima gente joven. Y cuando se acerca el final del año, la Plaza se convierte en noticia nacional, se celebra la Nochevieja Universitaria. Esta joven tradición de finales de los 90 surge por el carácter universitario de la ciudad. En Salamanca estudian jóvenes de diferentes lugares del país y del extranjero. Cuando se inician las vacaciones de Navidad, la mayoría se van de la ciudad para pasarlas con sus familiares, así, para despedirse celebran este fin de año con sus compañeros. A las 12 de la noche del primer jueves tras el final de curso, se toman 12 gominolas en esta preciosa Plaza Mayor. Esta celebración se ha convertido en un reclamo para mucha gente que se acerca ese día para disfrutar de la fiesta.
La Plaza Mayor es una de las fotografías más simbólicas de la ciudad.
2. Universidad de Salamanca
Si uno piensa en el carácter protagonista de la ciudad de Salamanca, el adjetivo vencedor se debate entre monumental y universitaria. Salamanca tiene la Universidad más antigua de toda España, cuyo origen se remonta a principios del S. XIII.
En los devenires de la Historia, la importancia de esta institución universitaria siempre ha sido trascendental, el paso de ilustrados y hombres de letras y ciencia por la ciudad ha dejado huella.
La fachada principal de la universidad es de estilo plateresco, originaria del s.XVI. Todo un derroche artístico lleno de elementos decorativos de múltiples significados. En ella siempre encontraréis a gente mirando hacia arriba, no sólo admiran la belleza de la misma sino que la mayoría estarán buscando la famosa rana sobre la calavera, que se ha hecho tan popular en la ciudad.
En torno a la historia de la rana hay multitud de leyendas, ahora no queremos extendernos demasiado, pero se decía que los estudiantes que querían aprobar tenían que verla para poderlo hacer. Otras corrientes dicen que es un símbolo de la relación entre pecado-muerte. Esto último relaciona con alejar a los estudiantes de la lujuria, ya que por lo visto la “rana/sapo” es un símbolo de ésta.
3. El Cielo de Salamanca
El Cielo de Salamanca se encuentra al lado de la Universidad. Se trata de una obra del artista Fernando Gallego, que durante muchísimos años permaneció oculta en el techo de la Biblioteca de la Universidad. En los años 50, fue descubierta tras el hundimiento del techo y se trasladó al Patio de las Escuelas Menores, al que podréis acceder desde la misma plaza donde se encuentra la fachada del edificio principal de la Universidad, por una de sus esquinas. Allí, casi como oculto, en una especie de mini claustro que configura este patio se encuentra parte del Museo de la Universidad y, de forma gratuita, se puede observar este “especial” cielo que refleja astronomía y astrología en uno.
4. Catedral Vieja, Catedral Nueva y Ieronimus
En Salamanca hay dos catedrales. La primera que llegó a la ciudad fue, como su propio nombre intenta sugerir, la Catedral Vieja de Salamanca. Comenzaron sus obras en el s.XII y duraron hasta el s.XIII. Su estilo arquitectónico es un románico-gótico. Principalmente, resalta el primero de los estilos aunque hay elementos en los que se manifiesta el temprano gótico, como por ejemplo en todo lo que viene a ser la bóveda central. El retablo barroco que tiene en su interior este templo es una auténtica maravilla. De manos de Nicolás Florentino, fue realizada en el s.XV. Otro de los elementos llamativos, por resaltar alguno entre sus numerosas capillas, es la Torre del Gallo, que configura el cimborrio románico de la Catedral Vieja.
Esta catedral estuvo muy cerca de ser derruida cuando se planteó construir la Catedral Nueva. Esto duró del s.XVI al s.XVIII y fue justamente la tardanza en finalizar las obras del nuevo templo lo que salvó al antiguo de su destrucción.
Esta nueva catedral tiene una mezcla de estilos, originariamente gótica, se fueron añadiendo en su construcción elemento renacentistas y barrocos.
Las dos catedrales están pegadas, una descansa sobre la otra, y uno de los muros de la Vieja tuvo que ser reforzado.
La Catedral Nueva cuenta con el título de tener el segundo campanario más alto de las catedrales de este país. Aún así, tiene cicatrices del paso de la Historia en su haber. Uno de los más significativos está relacionado con el terremoto que se sucedió en Lisboa en el s.XVIII y que dejó daños en algunas localidades españolas. En su día os hablamos de ello en Baeza (Jaén) y hoy lo hacemos en Salamanca.
Independientemente de otras áreas del templo, el campanario quedó realmente debilitado tras el terremoto, tanto, que se planteó su derribo. Finalmente, se decidió mantenerlo, sujetarlo y envolverlo en piedra. Siglos después se puede observar como este está ligeramente torcido.
Es posible subir a las torres de las Catedrales. Esto se denomina Ieronimus. Desde nuestra visita, el recorrido se ha ampliado. Si queréis tener unas buenas vistas de los templos y del exterior es más que recomendable, unas bonitas panorámicas de interiores y exteriores. Además, visitaréis diferentes salas.
Para aquellos que estéis interesados en visitarla, os dejamos el enlace con horarios y precios. Sí comentaros que el precio de la entrada general incluye también Visita a la Catedral Vieja, la Catedral Nueva y Museo. Aparte estaría la entrada al Ieronimus, os dejamos enlace.
Como curiosidad, la plaza Anaya está pegada a la Catedral Nueva pero cuando este templo se construyó, allí había casas y viviendas hasta que los franceses asolaron la zona, y quedó conformado este espacio como una plaza. Ese lado de la fachada de la catedral no estaba pensado para que resultara la más visible, aunque hoy, dada la apertura del lugar para casi todos sea la imagen que más fotografiemos. De hecho, su ornamentación es más pobre que lo que era la entrada principal.
Otra cosa que no podíamos dejar pasar... el astronauta de la fachada de la Catedral Nueva. Otro elemento que todo el mundo busca sin parar. Éste, como se puede imaginar no es obra de un visionario del s.XVI, sino que tenemos que ir a los años 90 para encontrar su origen. En esas fechas, Salamanca iba a ser sede de Las Edades del Hombre, una parte de la fachada de la catedral estaba deteriorada y, aprovechando la ocasión, introdujeron un elemento que dejara huella sobre el siglo en el que estábamos. Esa zona que fue restaurada tiene una tonalidad un tanto diferente al resto, como menos amarillenta. Si encontráis al astronauta, no muy lejos, veréis alguna otra figura tanto o más desconcertante.
5. Casa de las Conchas
Otro de los edificios singulares salamantinos es la popular Casa de las Conchas. Su fachada es un atractivo singular para los visitantes de la ciudad, decorada con numerosas conchas en piedra. Es de finales del s.XVI y principios del s.XVII. Se trataba de un palacio noble, pero a lo largo de la Historia ha pasado por diferentes usos como cárcel o lo que es ahora, Biblioteca del Estado.
Se puede acceder a su interior, cuya entrada lleva a un patio curioso y bonito que entremezcla diferentes tipos de ornamentaciones y que en el centro tiene un pozo que permitía la obtención de agua potable.
6. La Clerecía
Este edificio barroco se construyó en el s.XVII, actualmente es la Sede de la Universidad Pontificia. Tradicionalmente ligado a la Compañía de Jesús.
La visita a su interior, dónde a parte de observar su iglesia y claustro, entre otras cosas, también permite subir a la torre. Es conocido como Scala Coeli y aquí os dejamos el enlace sobre horarios y precios.
7. La Casa de Lis
La Casa de Lis hoy en día es el Museo de Art Noveau de la ciudad. Se encuentra situada en la muralla y a escasos metros del río Tormes. Fue un palacete urbano mandado construir por una familia acaudalada a principios s.XX. Os llamará la atención su fachada, de estilo industrial, especialmente llamativa por la noche por la iluminación.
8. Puente Romano, Lazarillo de Tormes, el Verraco e Iglesia de Santiago
A escasos metros os encontrareis el río Tormes, un paseo agradable si decidís cruzar su puente romano de gran valor histórico y que ha tenido que sufrir varias reconstrucciones. A uno de sus lados encontraréis un monumento al Lazarillo de Tormes. En esta obra literaria, ya citaban en uno de sus párrafos la existencia de un verraco de piedra en el puente. Allí mismo lo podréis encontrar, símbolo de arte prerromano.
En los alrededores, también podréis divisar la Iglesia de Santiago, una de las más antiguas de la ciudad, es de estilo mudéjar y data del s.XII.
9. Convento de San Esteban
Alejándonos unos metros del corazón del casco urbano, en la plaza Concilio de Trento se ubica este convento con una fachada plateresca impresionante. El retablo de la iglesia es obra de Churriguera.
El precio de la entrada es de 3 euros. Con la visita podréis acceder a varias partes del edificio. Entre ellas, destaca el bonito claustro o la espectacular escalera de El Soto, que se apoya exclusivamente en los muros y es realmente llamativa, así como la Iglesia o Sacristía.
Aunque el primer asentamiento de los dominicos fue en el s.XIII, el actual convento es del s.XVI.
10. Tapeo en Salamanca: Plaza mayor y Van Dyck
Salamanca es un destino estupendo para el tapeo. Tiene locales de restauración repartidos por toda la ciudad, las tapas y raciones se convierten en el principal atractivo, encontrando desde los bocados más clásicos hasta una cocina más moderna.
Si hay algo que uno no puede dejar de hacer es irse de tapas por Salamanca. Los lugares más emblemáticos para hacerlo, aunque existen más, se ubican en la propia Plaza Mayor o en la calle Van Dyck.
La oportunidad de ir de local en local, entre vinos y buenos bocados, hacen del lugar un sitio acogedor, divertido y un máximo exponente de la cultura de nuestro país.
11. Salamanca de noche
Salamanca es una ciudad monumental maravillosa. Durante el día, la entrada y salida de muchos de sus edificios te llena de conocimiento, de Historia y te traslada a otros tiempos. La luz te permite ver las ornamentaciones, los detalles, una gozada.
Y de noche Salamanca te ofrece otra estampa diferente que no hay que perderse.
Merece la pena pasar una noche en la ciudad, salir a cenar y luego pasear por el casco antiguo, que al caer la noche se queda bastante tranquilo y ofrece una sensación entre romántica, nostálgica y un poco de “película”.
La iluminación de los edificios y las calles le da una esencia especial. Y apetece dejarse llevar por cada una de sus calles, donde con las luces y sombras uno se siente más pequeño y la ciudad más majestuosa.
12. ¿Quién dijo 12?
Realmente Salamanca no es que tenga 12 lugares imprescindibles, Salamanca está lleno de encantos, de iglesias, casas, conventos. Un montón de rincones y espacios que dan la oportunidad de que esta ciudad se pueda convertir en un destino recurrente. Así, a bote pronto, nos vienen otros lugares como el Huerto de Calixto y Melibea, Iglesia de San Benito, la Casa Museo de Unamuno y otros tantos más.
Hemos querido dejar los que para nosotros fueron los “clásicos” de Salamanca. Y, por supuesto, no hemos querido dejar de nombrar la noche y las tapas de la ciudad, que dan un carácter vivo y animado.
Salamanca es un destino que nos encanta y al que siempre es un placer ir para pasar un grato fin de semana.
Qué ganas se han levantado escribiendo esta entrada...
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