Ver para creer. La nueva directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, se estrenó ayer en el cargo con una subida del 11 por ciento en su sueldo. La sustituta de Dominique Strauss-Kkan se embolsará un salario base de 325.000 euros anuales, a los que hay que sumar otros 58.000 en concepto de gastos de representación, que no exigen justificación alguna. Todo ello, por supuesto, libre de impuestos. No deja de se un auténtico sarcasmo, amén de un acto de cinismo e hipocresía sin límites, que la responsable de una institución que impone medidas de austeridad y recorte en políticas sociales e inversiones públicas apruebe un incremento del 11 por ciento en su propio salario como primera propuesta en el cargo. Christine Lagarde entiende que todos los beneficios que conlleva ser la jefa del Fondo Monetario Internacional -viajes gratis en primera para sus acompañantes, una pensión vitalicia y un fondo de pensiones- son poca cosa para ella y sin cortarse un pelo decide consigo misma subirse el sueldo. Es evidente que quienes nos joden la vida lo hacen, además, a precio de oro.