Salchi Pensamientos 81

Publicado el 30 octubre 2019 por Carlosgu82

El periodismo antiguo contaba los hechos reales y a lo sumo ponía algún adjetivo perdido para operar con sutileza. Pero el moderno, abandona la información, opina y construye hipótesis según quién le pague. Ahora, el periodismo mercenario-comercial (el más terrible), cuando trabaja para un oligopolio mediático, tiene el poder de inventar sucesos para mejorar la imagen del político que lo financie, ocultar lo que no convenga, hacer verdades las mentiras y de paso, para darse un gustito, opinar de todo y perseguir a los pocos periodistas que digan algo distinto
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Criminales de paseo
Ir a cazar animalitos indefensos, con grandes armas, coches blindados y varios guardaespaldas, es una actividad muy noble que suelen realizar algunos miserables. Y desde que estos tipos empezaron a aburrirse de la actividad lúdica, más que nada por la rutina, apareció una nueva atracción; la caza de tribus con ametralladoras semiautomáticas. El simpático tour, arranca en un galpón abandonado. Ahí, el criminal potentado y de alta alcurnia, es provisto de las armas, se le vendan los ojos y es llevado en lancha, por tierra, a un campo habitado por comunidades milenarias detenidas en el tiempo. Una vez ahí, los guardaespaldas le sostienen la escopeta y lo ayudan a liquidar a todos los pobladores (preferentemente por la espalda). Así, está especificado en el folleto del tour.
Contaremos la experiencia de Emi Serable Delle Pipet:
Él, arrancó muy contento, esperando poder matarlos a todos, pero al intentar el primer disparo se le trabó el arma. Antes de que pudiera reaccionar, ya le habían ensartado 3 flechas, envenenadas… en el orto. A partir de ahí, su vida fue un calvario. Los guardaespaldas estaban combinados con los pobladores, le dieron una paliza, le contaron que las flechas tenían veneno de escasa potencia y lo entregaron al líder de la tribu caníbal. Fue entonces cuando…
-¿Me van a meter a la gran olla?
-No, pensamos merendar algo más rico, hoy.
-¿Y… qué harán conmigo?
-Lo de siempre, le daremos a elegir entre trabajar aquí, construyendo nuestros magníficos hoteles hasta el último de sus días o…
-¿O qué?
-Ser enviado a una nación satélite-emergente, gobernada por un cipayo miserable y cínico, para trabajar como operario en una fábrica, sin derecho a huelga y con una inflación del 7 mil por ciento semanal. Eso sí, después de trabajar un mes ahí, lo dejaríamos en libertad.
-Prefiero quedarme a construir hoteles, oh gran líder, al que no pude hacer recagar a cuetazos
Lo que nunca supo Emi Serable Delle Pipet, fue que el gran líder y los pobladores ancestrales eran militares disfrazados. Que, al verse obligados a renunciar al ejército (por un recorte en los fondos del Ministerio de Defensa), necesitaron encontrar una nueva forma de vida. Estudiaron ritmos tribales y puntería con arco y flecha, siendo capaces de tocar el tambor al mismo tiempo que ensartaban a sus víctimas con flechas envenenadas y a más de 200 metros de distancia, sin la ayuda de miras telescópicas
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