Dejamos los jardines más tarde para continuar por la parte baja de nuevo, y ya con todo el comercio abierto y con las calles mucho más animadas, visitar la Capilla Palatina del año 787, la Via dei Mercanti típicamente medieval donde se encuentra la iglesia de San Salvatore de Fundico, la iglesia de Santa Anna y el Convento de Santa María della Consolazione. Curiosa la decoración con azulejos en la fachada de alguna de sus iglesias. Casi daba la sensación de estar en Portugal en vez de en Salerno. El paseo continuó por las calles Via delle Botteghelle y la Via de Canali con sus casas medievales y sus arcos de apoyo, los comercios atípicos ya más animados, en una visita pausada que nadie debería perderse. Ya en la Vía Roma y el Corso Giuseppe Garibaldi nos encontramos con calles comerciales y numerosas terrazas donde tomar un buen helado o café italiano. Como nota curiosa, tenemos la extraña costumbre de ver escaparates de inmobiliarias, y de esa forma hacernos una idea del coste de la vivienda allá donde vamos. Y desde luego que lo que puedo decir es que Salerno no es precisamente barato, ni en la vivienda ni en los precios de ropa y calzado que llenaban los escaparates de los comercios.
Ambón de la Catedral de San Matteo
Escenas de Salerno
El Msc Lírica atracado a los pies de los montes de
Salerno debajo de la vertiginosa carretera amalfitana
La isla de Capri surgiendo entre la bruma