Se calzó sus zapatillas Boomerang y salió a correr, el día parecía lluvioso, pero en el móvil solo aparecía un 40% de probabilidad de lluvia. Sara corría segura con pasos firmes. Siempre lo hacía por el gran parque, El parque del Sol, creado exclusivamente para su barrio ya que en otro tiempo aquello había sido un solar que servía de basurero.
Se puso sus cascos donde sonaba su tan querida Amaral, seguido de Dani Martín y Melendi y muchos otros cantantes conocidos que amenizaban su rutina deportiva. Cruzó la loma de árboles centenarios y se dio de frente con un mendigo que sin quererlo la sobresaltó.
Siguió corriendo sin mirar a atrás y un frio la inundó de repente, saco su móvil y busco la app, Correr seguras, pulso el icono de buscar y encontró una pareja de chicas, fue hacía su encuentro las saludo y se unió:
-He tenido un encontronazo con un mendigo y me he llevado un susto.
-Tranquila es probable que sea Fernando, es un jubilado que no le ha quedado una pensión digna y se ha instalado entre los arbustos del lago, a veces le ves lavándose allí, pero es inofensivo.
Las tres corredoras siguieron su rutina por todo el parque hasta que se despidieron en la puerta, la experiencia había sido tan buena que prometieran repetirla.
Sara estaba a punto de entrar en su portal cuando un gemido llamó su atención, comenzaba a llover y un gato se acurrucaba en los cubos de basura, se acercó y lo estrechó contra su camiseta Reebok, la cual, enganchaba sin miramientos.
Se descalzó en la entrada y se deslizó hasta el baño donde preparó un espumoso baño en el lavabo. El gato entre asustado y reconfortado se rozaba cariñosamente entre sus manos.
Cuando terminó de asear al desdichado felino se dirigió a la cocina donde preparó dos cuencos, uno con leche Asturiana y otro con Campofrío, el gato se relamió con los manjares. Al llegar la noche Sara durmió con su nuevo amigo que encontró su lugar, en la esquina izquierda, a los pies de su cama.