"Así, sin ropa y sin bisutería, por las que el Homo sapiens se diferencia de otras especies animales menos desarrolladas, por lo demás toda la formación era elemental y antediluviana, quedaba únicamente algún diente de oro en la mandíbula como distintivo oculto de la civilización o (con menos frecuencia) algún pendiente, sin embargo estas cosas no son lo suficientemente importantes para crear una diferencia crucial entre especies e individuos, porque la mano humana con el trabajo se ha vuelto tan refinada (basta mencionar el Cristo de Thorvaldsen, la Mona Lisa de Leonardo y los numerosos virtuosos del violín entre los que proverbialmente abundan los judíos) que es capaz de borrar la diferencia con la ayuda de un simple cuchillo,..."
Portada de Salmo 44
Marija pasa la noche sobre su jergón de paja. No es una noche tranquila, ninguna lo es desde hace tiempo como tampoco lo son los días, pero esta es la noche. Espera una señal, una señal para emprender un plan largamente urdido. Son otros los que lo han planeado, ella solo espera. Son otros los que ella cree valientes, pero Marija también es valiente a su manera. La suya es la valentía de los que resisten.Marija espera la señal convenida para emprender su huida a la libertad. El plan es un plan de escape, un plan de salida del campo de concentración en el que... bueno, sí, lo escribo, en el que vive. Y sólo hay dos formas de salir del campo: viva o muerta. Por eso para Marija esta no es una noche tranquila.
Marija no huirá sola, dos mujeres la acompañarán, pero al final será solo una. Polia está muy enferma y agoniza sobre la paja, así que no las podrá acompañar. Quedan ellas dos, Marija y Zana. Bueno, ellas dos y Jan, el bebé de Marija, pegado a su piel.
Y así, entre silencios y susurros, Marija y Zana esperan la señal. Entre silencios, susurros, pensamientos y recuerdos. Así nos ameniza la espera Marija, contándonos cómo ha llegado a esa noche en que espera la señal. Contándonos cómo llegó al campo, cómo conoció a Jakob, el padre de su hijo. Contándonos cómo era su vida antes, cuando el horror sólo existía de forma soterrada. Sólo, que insulsa palabra tan utilizada a la ligera.
Así nos ameniza Marija su espera, con su miedo y su esperanza. Con su miedo a lo que pueda perder, porque sí, aún hay algo que perder. Con su esperanza, a la que no se atreve a nombrar.
"Y ella estaba orgullosa de su misión: transmitir a Jan la alegría de aquellos que de la muerte y del amor habían podido crear una vida. Obsequiarle con la alegría amarga del sufrimiento que él no había experimentado ni nunca experimentaría en su propia piel, pero sufrimiento al fin y al cabo que debía estar presente en él como advertencia, como alegría; como un obelisco."La escritura de Danilo Kis me ha resultado compleja (y hago aquí un inciso para disculparme por mi ignorancia sobre cómo escibir con el teclado el símbolo inverso a ^ sobre la s del apellido del autor, al igual que sobre la z de Zana). Me ha resultado compleja por sus frases excesivamente largas y embrolladas. Sin embargo son frases que hacen gala de un lirismo inusitado. Me ha sorprendido esa prosa poética tan elaborada, pues normalmente este tipo de narración adolece de mucha más sencillez. Me ha sorprendido y me ha maravillado, tanta belleza, tanta precisión.
Los que pasáis por aquí con asiduidad ya sabéis que me gustan las historias duras pero bellas, así, simultáneamente. Pero no penséis que busco una belleza que me edulcore esa dureza. Quiero la belleza que se extrae de la dureza llevada al extremo, la que se desprende del dolor en estado de pureza. Sólo llegados a ese punto se puede crear, se puede conmover, se puede emocionar con lo feo y con lo hermoso. Sólo bajo ese estado se puede crear y creer.
Y eso es lo que me ofrece Danilo Kis en este pequeño libro: verdad. Porque todo es verdad y todo es hermoso. Y nos creemos esos destellos de vida en ese campo de muerte. Nos creemos la historia de amor de Marija y Jakob, nos creemos el intento de huida desesperado cuando tal vez la liberación esté más cerca que nunca (corren rumores de funestas e inminentes noticas para el régimen nazi), nos creemos la esperanza que es el verdadero salmo o canto de este libro.
"Y pensó: La esperanza no está en mi corazón ni en mis manos. Toda mi esperanza se halla en sus palabras. En sus ojos. O tal vez ya había pensado: En tus ojos. Porque a un sentimiento tan íntimo no se le habla de usted."
Fotografía de (vincent desjardins)
Nos creemos también el horror: las compañeras sin nombre de Marija que ya no están, el germen de un odio sinsentido hacia todo un pueblo, ese episodio dramático a la orilla del Danubio. Y yo me creo sobre todo la anécdota de "la muñeca durmiente" en el ataúd. Y esto último me lo creo no por las palabras que escribe Danilo Kis, sino por las que no escribe. Enmudezco y me quito el sombrero.Poco más puedo decir. O podría decirlo todo. Poco importa lo que yo cuente, que os diga más o menos de él. Este libro es para leerlo. Este libro es para sentirlo.
Si tuviera que escoger un color para describíroslo elegiría el blanco. Tal vez los que estéis leyendo esta reseña pensaríais que me decantaría por el verde esperanza, tal vez los que hayáis leído este libro esperaríais que hubiera preferido el rojo. Rojo es el color de la sangre y el escritor serbio tiene una extraña y certera fijación con ella. Sangre en el nacimiento, sangre en la muerte, sangre como estandarte de las mujeres (he de hacer aquí otro inciso para comentar la deliciosa y exquisita manera, aunque pienso que no siempre acertada, que tiene este escritor de contemplar las diferencias entre hombres y mujeres).
"...porque la sangre del sacrificio que brota de ella le roba las fuerzas y nubla la conciencia, no es sólo una prenda de su unión absoluta con Jakob, sino que también es prenda y garantía de complicidad en todas las pruebas de la vida y por lo tanto prenda y garantía de su confabulación contra la muerte, y por eso ella tiene que aguantar y no desmayarse, sobre todo ahora que empieza eso de lo que ella de modo tan insensato da fe con su presencia y con su sangre, que no es sólo el precio del amor y del abrazo amoroso, sino también (extrañamente) una prueba de un principio vital y de una sed vital, porque la presencia de la muerte parece que siempre reta al amor a cruzarse con ella y acoplarse para que de una vez por todas uno de los dos enarbole la bandera victoriosa y la haga ondear sobre el mundo;..."Pienso en este libro y sólo visualizo el blanco. Pienso en sangre, sí, sangre extraída con violencia que desemboca en un río de agua pura y cristalina. La sangre se diluye en el agua que la limpia y purifica. Y el río corre nítido y se transforma en un haz de luz. Un haz de luz blanco, que contiene todos los colores. Un haz de luz tenue y tímido al principio, pero que a medida que ilumina y da vida a los rincones claroscuros se torna majestuoso y radiante. Pienso en este libro y veo una luz blanca. Pienso en este libro y sé que es una luz inmensa.
"Y así llegó sin darse cuenta a la estación y vio un largo convoy de vagones sellados de los que asomaban caras fantasmales por ventanucas enrejadas y reconoció ese lamento babilónico que también ella misma había experimentado cuando la deportaron en vagones iguales, ese lamento que se transforma en susurro oscuro, seco: la palabra agua pronunciada en todas las lenguas de Europa como si fuera la misma encarnación de la vida,..."
Alla scoperta dei fiumi Danubio, Sava, Drina, Neretva e tanti altri. Fotografía de Viaggio Routard
Ficha del libro:Título: Salmo 44
Autor: Danilo Kis
Editorial: Acantilado
Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 128
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