Aunque pueda parecer raro que a estas alturas del año me descuelgue con una receta de sopa fría más propia de los meses de calor que de octubre, lo cierto es que la elaboración que me sirve de excusa para publicar esta entrada un día como hoy (o un mes como este) es la del huevo poché o huevo escalfado.
Hace unas semanas publicaba otro de los "Imprescindibles en la cocina" y explicada las muchas maneras que hay de preparar el huevo. También comentaba que, a lo largo de las semanas siguientes, os iba a ir trayendo ideas de elaboraciones en las que el huevo fuera protagonista o, como es el caso de hoy, semi-protagonista.
Tradicionalmente, el salmorejo se sirve con huevo duro pero a mi me gusta darle vueltas de tuerca a todo y mi propuesta va en concordancia con ello. Así que, mi salmorejo viene acompañado de un huevo poché cuya yema, al meterle mano, se escapa del interior del huevo para mezclarse con la cremosidad del salmorejo y el crujiente del jamón dando lugar a un espectáculo escandaloso tanto para la vista como para el gusto. Irresistible y provocador, deja con ganas de más.
¿Te atreves?
Necesitamos (para 2 personas)
- 400 grs de tomates cherry
- 130 grs de pan de molde blanco
- 1 diente de ajo grande
- 2 cucharadita de vinagre de Módena
- Sal
- 60 grs de aceite de oliva virgen extra
- 2 huevos
- Agua
- Papel film transparente
- Aceite, pizca
- 1 loncha de jamón serrano (opcional)
- Micro vegetales (opcional)
Preparación
Comenzamos preparando el salmorejo para dejarlo reposar en la nevera y poder disfrutarlo fresquito lo que, en contraste con el huevo caliente, es una delicia.
Retiramos el germen del ajo para suavizar su sabor y lo colocamos en el vaso de una batidora eléctrica junto con los tomates y el pan. Trituramos.
Pasamos por un colador y volvemos a meter en el vaso de la batidora (limpio de restos). Sazonamos y añadimos el vinagre. Removemos y probamos el punto. Ajustamos hasta conseguir el deseado, añadiendo más o menos sal y/o vinagre.
Por último, agregamos el aceite de oliva virgen extra y trituramos hasta emulsionar. Unos 2 minutos bastarán. Notaremos la diferencia porque su textura se volverá más cremosa.
Repartimos el salmorejo en dos cuencos y los dejamos reposar en la nevera unos 30 minutos.
A continuación desecamos el jamón serrano para preparar un crujiente aunque, si lo preferimos, podemos servirlos tal cual. A mi me gusta mucho la textura del crujiente y creo que le aporta un toque diferente, pero esto va en gustos.
Colocamos un cuadrado de papel absorbente sobre un plato y, sobre este, el jamón serrano. Cubrimos con otro cuadrado de papel absorbente y lo metemos en el microondas. Le damos golpes de 30 segundos y lo retiramos del microondas entre golpe y golpe para comprobar su estado. Cuando hayamos conseguido el punto deseado, es decir, cuando esté seco y crujiente, lo retiramos y dejamos enfriar.
Una vez frío, lo troceamos al gusto y lo reservamos.
Por último preparamos los huevos poché o escalfados.
Estos huevos, que se sirven tanto fríos como calientes, tienen una yema centrada y líquida dentro de una clara cuajada uniformemente. Para que no se pierda su punto óptimo de cocción hay que sumergirlos en agua fría unos segundos antes de servir.
Extendemos dos cuadrados de film transparente sobre una superficie limpia y los engrasamos con una pizca de aceite. Transferimos cada cuadrado a un vaso dejando los bordes en el exterior y presionando ligeramente para que el centro del film repose en el interior del vaso. Cascamos dos huevos y los depositamos en sendos vasos, sazonamos y condimentamos al gusto. Unimos las esquinas de los cuadrados de film y apretamos los bordes, girando, con cuidado de que no quede aire en el interior, dándoles forma de saco. Atamos con hilo de bramante y ya los tenemos listos para pochar o escalfar.
Calentamos abundante agua en una cacerola amplia, suficiente como para cubrir los huevos cuando los sumerjamos. Cuando alcance el punto de ebullición introducimos los saquitos con los huevos y los dejamos cocer durante 4 minutos.
Transcurrido este tiempo los transferimos a un recipiente con agua muy fría, para cortar la cocción, durante un par de minutos.
Quitamos el papel film a los huevos y los colocamos sobre el salmorejo que tenemos enfriando en la nevera, espolvoreamos y decoramos con el crujiente de jamón y, si tenemos a mano, con micro vegetales.