Salón erótico autorizado por la Sra. Carmena, en el que se caricaturiza a los políticos en actitudes inequívocas con alguna particularidad técnica, como el sado-maso de Susana o el onanismo de Pablo. Es difícil discernir donde termina la libertad de expresión para empezar el insulto; uno, que es liberal reconocido, no encuentra de buen gusto las imágenes, pero tampoco me parece que atenten contra el honor o la integridad de nuestros próceres; no faltando quien se escandalizó, a mi me llevó a esbozar una media sonrisa, faltando la otra mitad por el trazo grueso de la broma. Que les vaya bonito.