Tocamos Italia con esta salsa, concretamente procede de Bolonia y sus alrededores. No creo que exista alguien que no la conozca en el mundo occidental, pues ha llegado a muchos lugares y hoy todos la cocinan para acompañar a la pasta, en especial a los espaguetis.
Imprescindible se hace también en las lasañas y otras preparaciones parecidas y hasta en ocasiones con otros ingredientes que no tienen nada que ver con la pasta. Se ha convertido en una salsa fundamental pasando a ser familiar en todos los hogares. Para la juventud es una receta imprescindible, no sé qué tiene que gusta tanto a la gente menuda.
Dedico esta receta a aquellos jóvenes que comienzan sus andaduras en solitario, ya independizados, ya por Erasmus, o ya porque un día les apetece preparar su propio plato de pasta, sin la supervisión de un "ojo escrutador a sus espaldas", es un placer para mí pasarles mi receta esperando que les guste, no mucho, muchísimo.
Ingredientes:
Elaboración:
Hidratamos las setas en un bol con agua templada.
Ponemos el aceite a calentar y sofreímos en él las hortalizas muy picaditas: ajos, cebolla, zanahoria y apio.
Añadimos la carne al sofrito y esperamos a que cambie de color, sazonando con sal y pimienta.
A continuación, escurrimos las setas y las picamos menudas, agregándolas a la sartén. Tres minutos después ponemos el vino y dejamos que evapore. Incorporamos el tomate y cocemos con una cucharada rasa de azúcar, diez minutos a fuego medio, o hasta que el tomate haya perdido el agua. Rectificamos de sal.
Servimos caliente con perejil picado por encima. Vosotr@s escogéis la pasta.