Las chicas son guerreras
¡Que vuelven los rusos!, exclamé para mis adentros el otro día visionando
Salt, la nueva peli de la Jolie, que vuelve a reencontrarse con la
Lara Croft que lleva dentro y sus dotes para la acción. Y es que siempre resulta agradable regresar a los clásicos, y después de una época donde se había experimentado con variopintas identidades para los espías de las pelis, pasando por los chinos, los coreanos, los árabes e, incluso, los cubanos, siempre resulta agradable comprobar que los americanos siguen acordándose de sus amigos rusos, guardando un rincón en sus corazoncitos, en sus preferencias a la hora de encarnar a los malotes de las función. Y es que en el fondo, a la hora de enfrentarse a los yankees, nadie espía mejor que los rusos.
Evelyn Salt es una agente de la C.I.A. que será acusada, por un desertor, de ser una agente doble al servicio de los rusos. Como al hombre le gusta tirar de la manta que es un contento, les cuenta a los americanos que la misión de la chica es, precisamente, la de liquidar al presidente ruso en suelo americano para, con ello, empezar una guerra mundial de catastróficas consecuencias. La chica, Salt, argumentará su defensa en base a “pies para que os quiero” huyendo del lugar cual alma que lleva el diablo, lo que no ayudará, precisamente, a que los del gobierno americano acaben de confiar del todo en su palabra de ser pro-americana de los pies a la cabeza. Nuestra prota deberá huir de los americanos, de los rusos, de hacienda y de vaya a saber cuanta gente más, a la vez que tendrá que convencer a las máximas autoridades de su ¿inocencia?
Salt no es un espía al uso.
Salt es un suma y sigue de varios personajes del género de acción, capaz de regalar sonoras patadas a sus contrincantes, experto en el cuerpo a cuerpo, hábil en el manejo de armas de todo tipo, avezado en la más variopinta tecnología e igual de ágil, ya sea a la hora de escalar una pared o de saltar de un vehículo en marcha. Por si fuera poco, Salt es mujer, cómo la
Sidney Bristow de Alias, tiene problemas de identidad cómo el Jason Bourne de El caso Bourne, es maestra del disfraz cómo el Ethan Hunt de Misión imposible, le gusta huir descalza de sus perseguidores cómo el John McClane de La jungla de cristal e, incluso, es capaz de hacerte un lanza misiles tierra-aire con un clip, un chicle y un Ferrero Rocher, cómo McGiver en sus buenos tiempos. Lástima de la edad, que si hubiera sido adolescente cómo el prota de Superagente Cody Banks, se hacían un pleno la mar de mono.
Y es que la película además, está dirigida por todo un experto en el tema como es
Phillip Noyce (
Juego de patriotas, Peligro inminente o
El santo) y que ya había trabajado con la Jolie en
El coleccionista de huesos.
Angelina Jolie, auténtica estrella de la función, demuestra una vez más sus dotes como heroína de acción, capaz de cargarse la película a sus espaldas y tirar de ella cuando parece que la cosa empieza a flaquear.
Salt, como
cinta de acción, demuestra ser eficiente, con escenas adrenalínicas y un sentido del ritmo francamente endiablado que no permite ni un respiro al espectador, encadenando secuencias en una continua busca y captura de una mayor espectacularidad, sin escasear en violencia y destrucción masiva. Salt, por el contrario, como
thriller de espías, resulta ser francamente torpe, sosteniéndose en viejos clichés vistos hasta la saciedad, incapaz de aportar algo nuevo o imprimir cierto grado de coherencia a una trama que, poco a poco, va cayendo en el absurdo y la pantomima, sin lograr resultar interesante para el espectador, además de mostrar una pasmosa falta de capacidad para sorprender. Ustedes eligen. Quédense con la vertiente que más les interese para decidir si vale la pena o no ver la película.
Resumiendo: acción, acción y algo más de acción para una película especialmente recomendada para fans del género que este verano quisieran huir de la canícula estival resguardándose en una sala de cine.
critica Salt