Saltando las cataratas del Niágara, Annie Edson Taylor (1838-1921)

Por Sandra @sandraferrerv
Recién estrenado el siglo XX, cuando los deportes de aventura eran casi ciencia ficción, una mujer con más de seis décadas a su espalda, decidió saltar los rápidos de las cataratas del Niágara convirtiéndose en la primera persona, al menos documentada, que realizara semejante hazaña. Metida en un barril y recostada en su almohada de la suerte, Annie Edson Taylor, que así se llamaba la osada abuelita, se lanzó desde lo más alto del Niágara para recaudar dinero que mejorara su situación económico en los últimos años de su vida. Si es que sobrevivía. 

Annie Edson Taylor había nacido el 24 de octubre de 1838 en una localidad cercana a Nueva York conocida como Auburn en el seno de una amplia familia de ochos hijos. Cuando su padre murió, Annie tenía solamente doce años pero dejó a su esposa una renta suficiente para poder salir adelante. Annie fue una buena estudiante y terminó convirtiéndose en maestra, se casó y tuvo un hijo, al que perdió siendo un niño. Cuando Annie se quedó viuda quiso asegurar su vejez económicamente y no se le ocurrió otra cosa que idear alguna acción espectacular que llamara la atención sobre ella y le terminara reportando beneficios. Así que decidió buscar un patrocinador para la hazaña que había decidido realizar, saltar las cataratas del Niágara dentro de un barril forrado con un colchón para que amortiguara los golpes y oxígeno inyectado artificialmente para que pudiera respirar.


El día que cumplía sesenta y tres años fue el elegido por Annie para lanzarse en su barril ante la atenta mirada de una multitud de curiosos y periodistas que se habían congregado en la zona. Unos veinte minutos duró el salto y el viaje por los rápidos del Niágara. Con gran expectación, el público vio salir a la viejecita del barril con una herida en la cabeza y poco más. 

Durante los meses siguientes, Annie y su representante ganaron una importante cantidad de dinero ofreciendo entrevistas y vendiendo recuerdos de la curiosa aventura. Hasta que un día, el afamado representante desapareció sin dejar rastro. Había huído con todo el dinero. Lo poco que le quedó a Annie lo malgastó en detectives que no lograron encontrarlo. Annie Taylor falleció dos décadas después, el 29 de abril de 1921 después de un largo olvido sobre su persona y su salto.