Si bien pocos nos enfrentaremos a enemigos en un campo de batalla, sí hallaremos personas sufrientes por todas partes, que luchan contra la soledad, la pérdida, los problemas de salud y el pecado. Sus clamores, silenciados por nuestras numerosas distracciones, ruegan pidiendo misericordia y consuelo, esperanza y auxilio.
El ejemplo de Kirkland al demostrar la compasión de Cristo puso en práctica el mandato de amar a los enemigos (Mateo 5:44). Pablo amplió este tema al citar Proverbios 25:21: «Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber» (Romanos 12:20). «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal», fue su instrucción (v. 21).
El desafío de Pablo nos insta a imitar al sargento Kirkland. Hoy es el día de «saltar la pared» de la seguridad para brindar el consuelo de Dios a los necesitados.
«Podemos ser amables aunque alguien no nos agrade». —Samuel Johnson
(Nuestro Pan Diario)