Revista Cocina

Salud emocional, fatiga adrenal y enfermedades crónicas

Por Evamuerdelamanzana

Salud emocional, fatiga adrenal y enfermedades crónicasEl agotamiento y la depresión no aparecen de repente por circunstancias, dificultades o retos imprevistos. Igual que lo hace una planta, van creciendo en una tierra emocional, a menudo arraigada en un sentimiento de impotencia y miedo al rechazo conectado a nuestro sistema nervioso, y que se puede remontar hasta la infancia.

Como terapeuta, pienso que no podemos sanarnos de verdad y recuperar nuestra vitalidad y energía si ignoramos este componente tan esencial para nuestro bienestar, nuestra salud emocional.

Si llevas un tiempo por aquí, ya sabes la importancia que le doy a la alimentación, a la comida real, y sabes que es una pieza fundamental para recuperar y mantener tu salud. También eres consciente de lo importante que es hacer ejercicio.

Pero supongo que te has dado cuenta de que la cosa no acaba ahí, que es donde suelen dejarlo muchos profesionales de la salud (si es que llegan a eso). Si tienes fatiga adrenal, hipotiroidismo, una enfermedad autoinmune o cualquier otra enfermedad crónica, es muy posible que sientas que “lo estás haciendo todo bien”, pero no consigues encontrarte mejor. Es como si algo no terminara de encajar.

Salud emocional, la pieza que falta en el puzzle

Esto puede ser porque te falta otra pieza fundamental, incluso me atrevería a decir que lo que te falta es la base para todas las demás cosas que ya estás haciendo con el propósito de recuperar tu energía, equilibrio y salud. La nutrición, el movimiento y la suplementación dirigida forman parte de un programa reparador de nuestro cuerpo físico, pero si ignoramos nuestra salud emocional, es muy posible que incluso aplicando todos estos métodos, obtengamos resultados que no pasen de mediocres.

Tomar medicamentos (o suplementos) para “apagar” síntomas de depresión y ansiedad, y ayudarte a dormir por las noches, no te corrige el problema real subyacente. No es que yo sea anti-medicamentos; son muy importantes en casos agudos y en ciertas circunstancias y enfermedades en las que te pueden salvar la vida.
Pero también opino que en general se recetan una cantidad excesiva de medicamentos para trastornos en los que sería mucho más positivo comenzar por trabajar nuestra salud emocional.

Hacer una dieta más sin antes abordar una adicción a la comida o un TCA, una dependencia al azúcar o patrones de alimentación emocional, es otro ejemplo de tirita o parche que no soluciona el problema. Sólo tienes que echar un vistazo a la reducida tasa de éxito de la mayoría de dietas.

Por esta razón, mi forma de trabajar con mis clientes no se limita a seguir un protocolo nutricional, o decirles que tienen que hacer éste u otro tipo de ejercicio, meditar, o comer más comida real. Todo esto es importantísimo, por supuesto, pero si hay temas emocionales que trabajar, estos métodos acabarán por quedarse cortos.

Muchas de las personas (por lo general suelen ser mujeres) que acaban con fatiga adrenal o burnout, de repente sienten que están quemadas, como si esto hubiese aparecido de la noche a la mañana, cuando de hecho, el terreno ya se estaba abonando durante muchos años, a menudo incluso desde la infancia.

Una mezcla de circunstancias vitales, una muerte en la familia, una relación estresante, trabajar en algo que no te llena ni está alineado con tus valores, y no tener a nadie que te apoye, es una receta casi infalible para la enfermedad.

Olvidarse de uno mismo

En psicología existe algo llamado “indefensión o impotencia aprendida”, y que origina que muchos acabemos quemados. Es el comportamiento pasivo a la sensación subjetiva de que la situación está perdida, que no tenemos poder para cambiarla, así que nos rendimos sin más.

Según Louise Hay, en su libro Usted Puede Sanar Su Vida, la fatiga adrenal tiene sus raíces en “rendirse con uno mismo” y “dejar de cuidar de uno mismo”. Proviene de dar y dar en situaciones sin salida que, por mucho que lo intentes, no mejoran. Es una impresión que puede provenir de algún evento de la infancia, o puede estar causado por una serie de factores que nos llevan a una sensación de impotencia cuando somos adultos.

El desarrollo de una enfermedad conlleva muchas capas. Quizás nunca sepamos con exactitud cuáles son, pero lo que sí es cierto es que, sea cual sea la enfermedad de la que estemos hablando, trabajar nuestra salud emocional es esencial para comenzar el proceso de sanación. Por ello, siempre es importante trabajar con un profesional que comprenda que lo físico está conectado al “todo”, y eso incluye la parte emocional.

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