'Salvado de las aguas', de Librado Orozco: La modernidad como un espejismo

Publicado el 31 julio 2018 por Apgrafic
Librado Orozco durante la entrevista. | © Sebastián Arévalo

Entrevista por Hans Alejandro Herrera

Una ficción de superación, crítica de la modernidad y lucha por la supervivencia es la novela Salvado de las aguas, escrita por Librado Orozco (Piura, 1963), que como una riada nos presenta los cambios que atravesaron el Perú del siglo XX a través de la historia de un hombre (prefiguracióin de su padre, un hijo de migrantes de la sierra piurana) y el Fenómeno del Niño como su leit motiv de muerte y resurrección. Salvado de las aguas se presenta este martes 31 de julio, a las 7:30 pm, en la Librería del Fondo - Café Galería, con ingreso libre. 

¿Cuáles han sido tus referentes literarios?
Soy un lector por satisfacción. Leer a Orwell me abrió los ojos al mundo. Rebelión en la granja y 1984 para mí son los mejores textos de análisis político. Pero un autor que me fascinó es precisamente otro diplomático, Francisco Vega Seminario; él se dedicó a escribir cuentos costumbristas, una suerte de indigenismo norteño. Él tiene esa prosa directa que en parte me inspiró a escribir.

¿Qué lanza a un diplomático a escribir una novela?
A publicarla. Soy norteño, he vivido con el Fenómeno del Niño y todo lo que significa ese ciclo de destrucción natural. De joven y a raíz de un accidente de autobús en que casi muere mi hermano escribí un relato, El suspiro del chaski (Chaski se llamaba el bus del siniestro), pero lo dejé allí. Más adelante, siendo ya diplomático en Budapest, conocí a Vargas Llosa, fue un encuentro inspirador, me fui animando, pero seguí dejándolo allí. Pero todo cambió cuando el año pasado, durante el Fenómeno del Niño, que apareció de la nada, el norte fue arrasado y mi familia fue afectada al punto de casi perder la casa. Así que fue el momento de sentarme y ponerme a escribir de manera catártica. Vinculé en la historia muchas experiencias y quise sobre todo hacer un homenaje a mi tierra  y familia en esta novela que inicialmente debía ser una biografía de mi padre para volverse algo más grande, un poco la historia de la gente del Norte. Una ficción que captara el realismo de los peruanos por salir adelante.

Entonces pasaste de una biografía a una novela. ¿Cómo fue el proceso de escritura?
Mi padre se llama igual que yo y da nombre al protagonista de la historia. La suya fue una vida de trabajo y superación. Es una personalidad recordada con cariño en su tierra, pero la novela busca ir más allá. De limitarme a lo biográfico, me hubiera reducido a material de archivo y el libro acabaría siendo aburrido. Así que opté por la novela, inventé diálogos que recogían el color y el sentido del humor piurano. He reencontrado en el habla del norteño una mina literaria. Más que inventar diálogos, recogí conversaciones.

Tu novela también habla de la modernidad y su irrupción en la costa norte.
Después de la Guerra del Pacífico se dio una fuerte ola de inversiones extranjeras en la costa norte peruana, en especial de compañías inglesas. Su presencia trajo la modernidad a lugares como Lobitos antes que a Lima (el caso del primer cinematógrafo). Pero su impacto fue más allá. Entrevistando a familiares y personas mayores de la región, entre otras cosas aprendí que el ferrocarril entre Piura, Sullana, Paita y Catacaos (que fue cerrado en el 58) muchos ven en él con nostalgia la imagen de la modernidad, aunque en realidad fue una catástrofe para el norte del país. Un espejismo que compramos con entusiasmo y rapidez.

¿Hasta que punto la idea de modernidad fue progreso real o un espejismo en la arena?
Un personaje de la historia, Edwars Brew, inglés y administrativo de una empresa británica, llega a decirle a los paiteños que están perdiendo todo lo que tienen por la fiebre de modernidad que los lleva a destruir su pasado por una idea de futuro. Paita tiene una serie de bellísimos edificios coloniales republicanos que por una falsa idea de modernidad se los han tumbado. Un caso clamoroso fue en los setenta que se hizo un complejo pesquero con tecnología soviética que destruyó el ecosistema, al punto que ya nadie se puede bañar en esa playa, por esa modernidad malentendida que todavía seguimos comprando.

Un detalle de la novela es que, en 1920, en Lobitos ya había conexiones de gas directamente a la casa cuando aquí en Lima todavía no todas las zonas residenciales tienen conexión a gas. ¿Qué tan atrasados estamos incluso desde el centro?
Mucho. Algunas zonas del norte del país eran un oasis de modernidad, pero de la más alta modernidad. Una modernidad increíble dentro de esos pisos ecológicos como el poblado de Frias, que estaba atrasado en la sierra en una epoca semifeudal, hasta Lobitos que estaba más al día de Inglaterra que la misma Lima por el enclave petrolero de Talara.

La novela también es un peruvian dream. ¿Qué tan milagrosa es en tanto historia de superación?
No solo es una historia de superación, es una historia de migración y de participación en la Historia. La historia parte desde una migración de campesinos piuranos venidos de la sierra, donde habían vivido siglos y de repente el hambre y la necesidad los lleva a migrar a la costa. Es un poco la historia de todos los peruanos, de todos los que migramos y de un sueño por hacer que es el Perú.

Y luego está el Niño…
Originalmente, yo no me propuse lo de El Niño, pero termina apareciendo porque ubico al protagonista en su contexto ecológico, y el contexto ecológico norteño involucra El Niño. Porque eso es el ser humano en última instancia, sus circunstancias sociales, genéticas y ecológicas. Y El Niño es esta realidad natural adversa de crisis, destrucción de pueblos e incluso civilizaciones. Pero también hay resurrección. Pero esto no me lo propuse…

Hay una cosa interesante y es el nombre de tu personaje, que es el mismo de tu padre y el tuyo. Tengo entendido que hay una historia detrás.
Es por Santa Librada, una santa quitada del santoral. En la Edad Media, esta santa fue conocida por ser hija de un rey portugués que quisieron casarla con un príncipe moro, y ella se negó y rogó a Dios le hiciera crecer la barba. Y en efecto, la leyenda dice que le creció la barba y ella se volvió repulsiva para el príncipe moro al punto que fue muerta. Volviéndose una virgen mártir, o lo que se conoce como virgo fortis. El cristianismo medieval la reivindicó por su defensa de la virtud que ahora se puede ver también como una defensa de la libertad femenina frente a un mundo regido por hombres. Santa Librada es reivindicada en los últimos años por el feminismo. Algo que cuando le pusieron el nombre a mi padre y a mí nadie se lo esperaba.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Salvado de las aguas, primera novela de Librado Orozco, se presenta este martes 31 de julio, a las 7:30 pm, en  Librería del Fondo - Café Galería(Calle Esperanza 275, Miraflores). Participan: Marco Martos, Doctor en Literatura y Presidente de la Academia Peruana de la Lengua; Zaraí Toledo, Socióloga y Magister en Ciencia Politica por la Universidad de Carleton (Ottawa - Canadá) y Fernando Carvallo, conductor de ampliación de noticias en RPP. El ingreso es libre.