Leí entusiasmada en un periódico online la traducción del texto de Jack HalberstamRewilding and the space of invention que inauguraba la serie de fotografías publicadas de Cass Bird Rewilding (resalvajizando). El libro llegaría después a mis manos. Debo admitir que el título del artículo ‘Masculina femenino plural’ con el que se publicó la traducción de la introducción de J. Halberstam al trabajo de Bird hizo que mi emoción estallara. Hacia tiempo que tenía ganas de leer algo más de Halberstam y además ahora aparecía acompañando un trabajo de desplazamiento de los imaginarios de lo salvaje y lo masculino. Esto era más que prometedor.
Pedí auxilio a un librero para que me consiguiera el libro de fotografías, pues estaba publicado only for export. Quería ver las fotografías, quería hacer la crítica, quería que el mundo supiera la buena nueva. Suponía que el libro no había llegado a la redacción del periódico que publicó el texto de J. Halberstam porque no había ninguna crítica ni respecto al texto ni respecto al libro. Entonces, mientras esperaba, me dediqué a googlear.
Por qué no decir que a veces parece que nos están vendiendo más de lo mismo de siempre bajo un envoltorio guapo Queer – Pop – feminism: fashion etnicidades bien integradas, normalizaciones de la familia diversa disfuncional de clase media donde la lesbian Utopia de JD de Le Tigre es de color vainilla.
Blogs. ¿Alguien había dicho algo sobre el texto de Halberstam? Pues no mucho más que reproducirlo.
El trabajo de Cass Bird. Su página web. Proyectos. Publicidades con un toque femme lésbico para levi´s. Androginia de modelos muy bonita. Famous Chicsdespeinadas, con hijos y fumando, f-u-c-k-i-n-g hermosas. En el apartado Projects la primera fotografía anuncia una camisa a cuadros, gorra con la inscripción I look just like my daddy, ojos claros miran a la cámara, un poco de nostalgia butch o de rebeldía adolescente Grunge Lightaparecen. A su lado la misma gorra posa sobre un rostro cubierto con las manos, hermoso torso tatuado con tetas al juego y braguitas rosas. Bellamente Queer bajo una luz melancólica. Luego más imágenes de la Queer american way of life. ¿Estoy siendo muy maldita? me pregunté. En realidad da igual, ¿Por qué no serlo? Cass Bird publica en la revista T del New York Times. Yo escribo en el ordenador de mi novia en mi piso compartido. Me puedo dar el lujo, sin lugar a dudas no hará mella en su carrera.
Por qué no decir que a veces parece que nos están vendiendo más de lo mismo de siempre bajo un envoltorio guapo Queer – Pop – feminism: fashion etnicidades bien integradas, normalizaciones de la familia diversa disfuncional de clase media donde la lesbian Utopia de JD de Le Tigre es de color vainilla. Tengo un amigo que tiene la capacidad de ver en todos lados la posibilidad de una lecturaCamp atendiendo a la disrupción y desplazamiento semiótico y político que provoca la parodia de la vida heteropatriarcal. Pero el Camp no está en todos lados, y seguro que no se trataba de ese Camp,los Camps de la road trip del calendario 2006 de JD.
¡Wow! No puedo creer que lo escribí, debo admitir que estoy aterrorizada, por suerte seguramente no leerá esto y ninguna super star pop feminista atacará mi pobre vida. Anyway, últimamente parece que el pensamiento crítico no políticamente correcto no es bienvenido. Pero sigamos con Rewilding. Hoy me siento salvaje.
El libro finalmente llegó.
Las imágenes que aparecen en las páginas de Rewilding se presentan como la elaboración de una poética de la emergencia de la masculinidad en cuerpos de /mujeres/cisexuales. La posibilidad de la fantasía erótica sobre esas construcciones genéricas parece ser uno de los “secretos” que anticipa el libro con la frase de Arbus que funciona como disparadora: “Una fotografía es un secreto sobre un secreto… más te dice, menos sabes.” Las imágenes apelan a la afirmación de que esos cuerpos son deseados, pueden ser deseados, y que hay una imaginario erótico que sostiene ese deseo.
También hay algo que murmura entre las imágenes y es una especie de embellecimiento normativizador en todo el trabajo.
La cuestión es la metáfora y la representación. Si desde un punto de vista social pensamos en la representación de las múltiples formas de construcción genérica biotecnológica, claro está, la fantasía erótica del libro es demasiado “chica de portada”. Si bien eso dependerá de los públicos a los que llegue. Sentada en el parque de Doña Casilda, el señor con el que compartía banco no dudo en dar su opinión sobre lo incomprensible que le parecía el arte moderno que consideraba bello una fotografía de “un chico con rulos de plástico rosas”. Eso que la visibilidad de la masculinidad femenina cisexual en Bilbo no es secreto para nadie. Otra cosa muy distinta es que esasperformances puedan incorporarse o ser reconocidas en el imaginario visual colectivo como fetiches eróticos de la sexualidad normativa.
¿No hay una apuesta a la normativización “visualmente bella” de los cuerpos cisexuales no estrictamente binarios como posibles objetos de fantasía erótica en Rewilding? ¿L*s monstruo*s embellecid*s para el consumo de un público más amplio? ¿Posibilidad de ampliar los imaginarios del deseo de quiénes o para quiénes?
Halberstam dice: “Si encontráramos una silla de madera parada en un bosque, ¿los árboles la reconocerían como propia? (…) Estas y otras preguntas se ven planteadas pero no respondidas en el libro de fotografías de Cass Bird, Rewilding.” A mí me surgen otras preguntas: ¿No hay una apuesta a la normativización “visualmente bella” de los cuerpos cisexuales no estrictamente binarios como posibles objetos de fantasía erótica en Rewilding? ¿No será esa la re-salvajización de la masculinidad y la naturaleza, teniendo en cuenta que la metáfora de lo salvaje es una erotización de la normativización de la diferencia sexual? ¿L*s monstruo*s embellecid*s para el consumo de un público más amplio? ¿Reproducción normativizadora? ¿O posibilidad de ampliar los imaginarios del deseo? ¿Los imaginarios del deseo de quiénes o para quiénes? ¿Extender los imaginarios del deseo de la heteronormativa obligatoria como la poética del trabajo de ampliación de derechos en los Estados patriarcales neoliberales? ¿Acaso si soy una silla me importa algo que los árboles me reconozcan como suya? En mi caso, no.
Ninguna de las imágenes del libro de Bird sorprenderán a much*s. Un recorrido por los perfiles de muchas amigas y amig*s en el Facebook me deja una buena colección de fotografías caseras de masculinidades “salvajes” y por suerte no son todas jóvenes veinteañeras, sino que la ¿salvajización? se extiende en la escala temporal desde los 13 y hasta más de los 65 años. Tampoco son todas y tod*s cisexuales. Tampoco son todas y tod*s fácilmente incorporables a las nociones de belleza imperantes del imaginario visual occidental. Muchas de esas imágenes ya conforman parte de nuestros imaginarios eróticos cotidianos. De ahí la posibilidad de su ficcionalización artística en el trabajo de Bird.
No estoy buscando una clausura social a la metáfora, es decir, una explicación que cierre y tranquilice. La metáfora es otra de las tantas figuras de la narrativa occidental, como la del Hombre o la de la razón. Igualmente parodiables todas. No es mi intención instituir un saber de clausura sobre las imágenes de Rewilding, sobre la obra de Bird, no hay un secreto que develar con el pensamiento. Las imágenes están ahí, y podemos intervenirlas. Llegarán a quienes lleguen como sea que lleguen, no sabemos (y creo que eso es bueno), cuáles serán los caminos de desplazamiento y reapropiación que recorrerá esta poética visual. “Estos cuerpos son símbolos, funcionan como letras sobre papel y tienen significado, pero no de forma obvia. No significan “el género es fluido” o “el género se volvió salvaje”. Expresan que los cuerpos se resignifican cuando se quitan la ropa, los contextos, los accesorios que maquillan a través y entre los cuerpos y las cosas, cuerpos y sociedad, cuerpos y paisajes.” [1] Eso mismo.
Por xara sacchi Fuente: Pikara Magazine
[1] Jack Halberstam, “Rewilding and the space of invention” en Rewilding. Cass Bird. Damiani. 2012. Bologna. Italia.