Lo que más pereza puede llegar a dar es el trío protagonista, tan novatos en comparación con el resto del reparto que el amor entre ellos resulta demasiado adolescente frente a la que se les viene encima. Me interesa más lo que el personaje de Benicio del Toro (grande, como siempre) se trae entre manos, por ejemplo, que si a la rubia consiguen rescatarla o no.
Eso sí, si algo podía aportar Stone para redondear la obra de Don Wislow es épica y adrenalina a base de planos sicotrópicos, una música y un sonido gloriosos y alguna que otra escena en la que da igual la forma (cuchillo, hacha, pistola, látigo, lanzacohetes y, por qué no, algún que otro bofetón) la sangre acaba empapando el set.
Ah, bueno, también hay amor.