Un grupo de manifestantes de Los Alcázares, uno de los enclaves más afectadas
por la situación. Foto de La Opinión (cortesía de Ángeles PInto)
Es posible que muchas personas opinen que esta manifestación es el resultado de un fracaso, sobre todo político, de las mismas proporciones que el que hizo desaparecer la bahía de Portmán y destruyó buena parte de la Sierra Minera, y el mismo Mar Menor, demostrando que el desarrollo económico sin respetar el Medio Ambiente produce a la postre más pobreza y desigualdades sociales, e hipoteca nuestro futuro y el de nuestros hijos. Durante los últimos 25 años, los diferentes gobiernos regionales nos han tratado como estúpidos. Han eliminado las leyes de protección del Mar Menor, han impulsado grandes recalificaciones de suelos, que solo la ruina inmobiliaria y la acción judicial han impedido que salieran adelante, y han favorecido un crecimiento irracional de la agroindustria más allá de cualquier límite, con el beneplácito de la Confederación Hidrográfica del Segura. Y hasta hace apenas unas pocas semanas, seguían manteniendo que la mayor laguna litoral española estaba mejor que nunca, y todo gracias a ellos. Hace unos días el Mar Menor nos arrojó nuestra estupidez a la cara, nos enseñó que todavía podía ser peor, que además de aguas verdes y fondos sin oxígeno, la muerte podría llegar de forma masiva a nuestros pies, en forma de miles de anguilas, quisquillas, doradas o cangrejos, y nos estremeció. Y los responsables del Gobierno Regional entraron en pánico. Ya no se acordaban que habían quitado importancia a quienes veníamos advirtiendo que la laguna estaba muy enferma, que éramos unos exagerados, que perjudicábamos la imagen de la Región, del turismo y de la economía. Volvieron a tratarnos como estúpidos, diciendo que era consecuencia de la Dana, mientras la agroindustria seguía incumpliendo las normas europeas, y las redes de alcantarillado de muchos pueblos se desbordaban arrojando sus aguas a la laguna una vez más. Han malgastado muchos millones de euros en depósitos de hormigón o rampas para motos de agua que no solucionaban los problemas del Mar Menor, y ahora quieren que el Estado nos salve ante tanta irresponsabilidad. Y dicen que nos endeudaremos aún más si fuera necesario para salvar el Mar Menor; ahora sí dicen que hay que salvarlo, que es un asunto de Estado, que es un asunto europeo, que es un asunto mundial, pero los pescadores aún no tienen garantizadas las ayudas por dejar de pescar y recuperar la pesca. Y, también ahora, piden medidas urgentes, y declaración de emergencia, y ayudas europeas, y unidad. Y nosotros les decimos que estamos hartos de mentirosos, incompetentes, y defensores de intereses privados en cargos públicos y les exigimos cambios reales, porque si no llegan pronto deberían de irse cuanto antes para que los hagan otras personas. Recuperación, sí, de paisajes cada vez más perdidos y olvidados, de molinos de viento, de embarcaciones a vela. Y como no nos fiamos de que sigáis engañándonos, queremos que las decisiones se tomen en órganos de participación ciudadana real, y no aprovechéis Comités de Expertos que ninguneáis hasta aburrir y desanimar a quienes más saben, cuando son tan necesarios. Y exigimos coordinación y colaboración real entre TODAS las administraciones, con reparto de competencias adecuado. No vale pedir socorro al Estado y criticarlo al minuto siguiente, y ejecutar solo las medidas que benefician a los de siempre. Y confiamos en un buen resultado de las acciones judiciales actuales y futuras, pero sobre todo confiamos en la movilización ciudadana. Y todo esto lo decimos a esta hora, a la que en las zonas más profundas del Mar Menor reina el silencio porque la mayoría de sus habitantes han tenido que huir hacia las orillas buscando oxígeno, pidiéndonos ayuda. A esta hora en que un susurro es suficiente para que llegue hasta el lodo más profundo, para ser devuelto de inmediato y convertirse en un grito desesperado. Devolvedme de nuevo la vida que os he regalado, por vuestro propio bien y por quienes vendrán después de vosotros. Gracias por convertir toda la tristeza e impotencia en rabia y protesta. Gracias por pasar de la resignación a la indignación y gritar más fuerte que nunca que no vamos a seguir consintiendo semejante incompetencia de los poderes públicos. POR EL FUTURO DE NUESTRA TIERRA, DE NUESTROS HIJOS
NO PARAREMOS HASTA SALVAR EL MAR MENOR.