Salvemos el barril

Por Cultibar

No entendemos la vida social sin terrazas, no entendemos la vida social sin barril. Dan vida, interactúan, te sirven de amigo y de excusa confidente. Son los complementos de los bares, nuestras amigas las terrazas y los barriles, justo los que van a desaparecer ahora con la nueva normativa del Ayuntamiento de Barcelona. Ésta restringe al máximo las condiciones para montar o mantener una terraza y directamente fulmina el uso del barril. Están condenados a desaparecer. Adiós interacción, adiós cultura, adiós socialización. Desde Cultibar nos preocupamos por las terrazas y particularmente por los barriles, sus amigos pobres. Ni eso nos dejarán. No estamos dispuestos, y hemos iniciado una campaña de recogida de firmas en change.org. Se trata de cultura. Si tocan a uno nos tocan a todos. #salvemoselbarril

Casi la mitad de las 4.700 terrazas que existen en Barcelona penden de un hilo con la nueva ordenanza del Ayuntamiento. Respetar el paso o permitir la circulación fluida de viandantes son algunos de los peregrinos argumentos de los que quieren cerciorar nuestra forma de vivir con una ley, ya en aplicación, que prohíbe mesas detrás (sí, detrás) de un estacionamiento de Bicing, a al menos 20 metros antes de una parada de bus, a 15 metros de una de metro o que sólo las habilita en aceras de no menos de 3'5 metros con la mitad de ese espacio libre para el paso, por citar algunas de las medidas.

Somos de bares y aire libre

Somos de bar y nos gustan sus barras y taburetes. Pero también somos mediterráneos y nos gusta vivir al aire libre. Y podemos por tiempo. En las terrazas echamos la caña después del trabajo, comentamos el desamor y arreglamos el mundo, y de ellas marchamos (sin discutir) cuando toca, cuando los horarios nocturnos lo marcan, para respetar el descanso de los vecinos. No somos tontos. Porque somos los propios vecinos los que hacemos uso de ellas, los que vivimos en ellas, los que trabajamos en ellas. Nos hemos entendido históricamente. Se llama convivencia. Ahora, si no se hace presión, van a cerrar terrazas y, por ende, muchos de los bares de la ciudad que no podrán aguantar el negocio sin esa fuente de ingresos. Y con ellos y sus terraza se irá parte de nuestra vida, de nuestra cultura, de nuestra convivencia.

Los barriles existen

Lo van a hacer, y nos van a dejar también sin nuestros amigos los barriles. Esos continentes pretéritos de madera sobre los que las cañas, las tapas o los vinos lucen mejor. Esos depositarios de la alegría contra el bar, del cigarro al aire libre, de la ración de croquetas para compartir. Esos barriles que marcan la entrada del bar, que te lo hacen ver desde lejos cual cruces para las farmacias. Ves el medio barril y vas. Eso es un bar. Ahora esos barriles -completos o parciales, esa media circunferencia mágica- están fuera de toda ordenanza y, como tal, el Ayuntamiento los persigue. No puede haber según normativa ningún elemento que supere la vertical del bar. Ni barriles, ni trípodes ni pizarra alguna. Sin señales nos perderemos por los calles.

Si tocan a uno, nos tocan a todos

La nueva ordenanza de terrazas del Ayuntamiento de Barcelona entró en vigor, pero algunos de sus puntos están ahora en periodo de estudio. Puede pararse. Fue una ley perpetrada por el anterior gobierno municipal que el actual no ha parado, y debe. Por el bien del hostelero, de la ciudad y de la humanidad. Deben. Se debe parar y confeccionar otra donde también tengan cabida los barriles. No cederemos ni uno. Que se legisle su uso, que se permita, que dejen de ser alegales. Forman parte de nuestra cultura y lo deben seguir siendo. Salvemos las terrazas, #salvemoselbarril