Veo cómo el enemigo se acerca y me echo a temblar. El octubre pasado fue tremendo, no hubo tregua y además nos contagiamos los padres también, un horror.
Me consolaré pensando que el año pasado el Chiquinini se puso malo al segundo día de acudir a la guardería y este año lleva de momento dos semanas sin problema, así que el comienzo al menos ha sido menos estrepitoso...
Quien sabe, el inicio del curso pasado fue tan nefasto, con tantas itis y tan gordas, que igual el Chiquinini se ha super-inmunizado y esta vez nos libramos. De ilusión también se vive, oye.