Da pena y sonrojo leer en los periódicos de papel los fiascos diarios en la compra del material sanitario necesario a China: vuelos que no llegan porque los precios suben durante el viaje y el avión cambia de rumbo porque hay otro mejor postor por la carga; proveedores poco fiables con los que un Estado soberano negocia a la baja y compra material no homologado que al comprobarse su falta de calidad en destino se hace preciso devolver; desprecio olímpico de ciertos políticos a empresarios cuyo poder de penetración en el país asiático es tremendo y contrastado siendo los únicos que pueden -de hecho en la medida de sus posibilidades lo están haciendo- lograr que esos elementos imprescindibles lleguen y ayuden a que la gente no muera… ¡Tremendo que haya que hablar de esto a los 14 días de confinamiento!
Si el desgobierno es tal cuando por decreto toda la población ha sido confinada en casa no quiero ni pensar cómo será la vuelta a la “normalidad” cuando esto vaya acabando. Y digo acabando porque no va a ser de la noche a la mañana, so peligro de volver a las andadas. Tendrá que arbitrarse un retorno gradual a la normalidad, pero quién lo establecerá, ¿un mando único o 17 mandos al estilo de lo observado y hasta recomendado por las autoridades en las compras sanitarias? ¡¡Sálvese quién pueda!! O lo que es lo mismo: ¡¡Viva Cartagena!!