→El concierto duró cerca de dos horas y cerró la primera jornada del festival
→Salvo dos temas y medio en acústico, lo demás fue un derroche de electricidad
→JBJ se atrevió a versionar el Hallelujah de Leonard Cohen y a emular a Shakira
→Arrancó así una gira europea que no regresará a España al menos hasta 2011
EFE/ALBERTO MARTÍN
Una de dos, o se llevan muy bien, o alguien tiene sus días contados en cierta banda de Nueva Jersey. Expuesto de otra manera, o a partir de ahora pasan a ser una pareja musical de hecho y en igualdad de condiciones, o la próxima vez que acudan a un festival no coincidirán sobre el escenario. Bromas aparte, los estadounidenses Bon Jovi llevaban siete años sin tocar en la capital de España y su regreso cumplió con las expectativas. El concierto, el primero de la gira europea de presentación de The Circle y el único que ofrecerán en el país en 2010, no será recordado como el mejor de sus 17 años de carrera, pero estuvo a la altura de las circunstancias. Y en este sentido, el guitarrista Richie Sambora brilló especialmente, tanto que por momentos eclipsó al líder y cantante Jon Bon Jovi —recordemos, el de la imagen, doble de acción de Kevin Bacon y de siglas JBJ—.
No me gasté los famosos 69€ para ver a los autores de Livin’ on a Prayer y Have a Nice Day en directo, ni falta que hizo. A falta de acreditación, los vi tranquilamente desde el sofá… que tampoco es lo mismo, para qué engañarse, pero tiene otras ventajas además del indulto de la hucha. La principal, tener asegurado un lugar frente al televisor donde nadie te pueda incomodar o reducir con sus medidas craneales tu campo de visión.
Y eso que la retransmisión de La 2 de Televisión Española empezó con susto. Primeros planos de Ainhoa Arbizu yToni Garrido cono el previo del plato fuerte de la velada. De repente, desde el Escenario Mundo, llegan luces y sonidos más propios de un inicio de concierto que de pipas afinando. Efectivamente, Bon Jovi ya están tocando, pero mientras tanto continuamos viendo a los comentaristas a lo suyo hasta que explican el porqué. La banda no permite que se televise la primera canción debido a que los instrumentos aún no suenan en condiciones. Podemos estar tranquilos, sólo nos vamos a perder una, y no como ocurrió con Bob Dylan hace dos años —a esa “una” siguió otra, y otra más, y al final en casa nadie pudo ver su actuación—.
Entonces anuncian que el tema finaliza y comienza el concierto para los televidentes. Ahora sí, la banda sobre el escenario: Jon Bon Jovi (voz y guitarra), Richie Sambora (guitarra, talk box), Tico Torres (batería) y David Bryan(teclados), más dos músicos de refuerzo para la ocasión, Hugh McDonald (bajo) y Bobby Bandiera (guitarra). ¡Pero alguien se ha colado!, y no en la formación precisamente. Todavía no habían terminado la primera canción, por cierto,Blood on Blood. Ya verás cuando se entere JBJ, el disgusto que se va a llevar… Nada, a lo que vamos. Ahí están el de las siglas, de cuero negro, chaleco, luciendo hombros y escote, y el guitarrista, gafas moradas, pantalones de cuero rojo y chaqueta de un plateado deslumbrante. Toda una declaración de intenciones el look a lo Rod Stewart de este último, porque canción tras canción pone de manifiesto que no está en Arganda del Rey para limitarse a un papel secundario.
Richie Sambora y Jon Bon Jovi, la pareja de la noche
La segunda, We Weren’t Born to Follow, la cuarta, Born to Be My Baby, y tras esta, cuando aún no había callado la batería, sin pausa, suenan los acordes iniciales de Lost Highway. Pero en todas ellas Sambora no deja de cantar y lo hace bien. Tanto que a veces cuesta adivinar si las suyas son segundas o primeras voces, si canta demasiado alto o es JBJ a quien le falta voz. Si alguien había visto antes a la banda en directo y puede afirmar que Sambora siempre está al mismo nivel, que comente ahora o calle para siempre.
Después del tema de transición In These Arms, continúa la exhibición del guitarrista con Have a Nice Day, quien, además de armarse del talk box para distorsionar la voz y crear esos efectos robóticos, para tocarlo blande guitarra de dos mástiles con correa de leopardo, ¡menudo crack! —y no fue la única doble que tocó, más adelante nos enseñó lo nunca visto, un modelo acústico—. Sigue el asunto con When We Were Beautiful, Superman Tonight, ambas de The Circle, y Bad Medicine, donde JBJ, quizás cansado con el tira y afloja que se trae entre manos, se toma un respiro y bromea imitando los contoneos deShakira. Pero antes de que ningún inquietante rictus borrara la sonrisa de JBJ llega su oportunidad para lucirse y taparme la boca. Primero, Captain Crash and the Beauty Queen From Mars, canción de ritmo contagioso, sin estridencias, con la marea de gente agitando las manos al unísono y al son de la guitarra de JBJ, y nunca mejor dicho. A continuación, con todos los focos y flashes apuntándole, entonó el Hallelujah de Cohen, en acústico y sin voces que pudieran hacerle sombra. Nuevo punto a su favor. Después de este paréntesis, Sleep When I’m Dead, Runaway, temazo, qué riffs, Work for the Working Man, seguro que alguien lo confundió con otra que todavía no había sonado… Who Say You Can’t Go Home y Keep the Faith. En Arganda pocos sabrían que aquella sería la última canción del listado, pero en casa ya nos habíamos concienciado gracias a un locutor, que a la vista de la escaleta del listado no pudo evitar meter la pata.
Afortunadamente Bon Jovi regresaron al escenario para tocar dos bises: Wanted Dead or Alive, la media canción en acústico —la que falta fue Someday I’ll Be Saturday Night—, hasta que el guitarrista se hizo con una eléctrica y se acabó la calma, y Livin’ on a Prayer, la “otra que todavía no había sonado” y un broche excepcional para un espectáculo digno de ser disfrutado que contó con una estrella invitada, o un enemigo en casa. Que opine otra persona porque, hasta 2011 como mínimo, no diré nada más… o quizás sí: Sambora, te queremos.