Samir Nasri, la estrella que brilla con luz propia

Publicado el 06 diciembre 2010 por Marianofusco

Se habla de fútbol e inmediatamente se compara, más aun si se esta en presencia de futbolistas jóvenes y dotados de un gran talento. Pasa muy a menudo, sobre todo en países  en los que el fútbol se vive con mucho entusiasmo y en los cuales la huella dejada por uno de esos tantos próceres que hicieron historia en este deporte es difícil de evadir.

Florece el talento, se evalúan sus condiciones y con más prisa de la aconsejada, se compara. Surge casi, como un proceso natural, por el que el lamentablemente el futbolista habilidoso y que recién se inicia debe atravesar.

Samir Nasri (Marsella / 26-06-1987) lo sufrió ni bien debutó en primera división jugando para el Olympique de Marsella, allá por el 2004 y con solo 17 años. Su posición en la cancha, su técnica y elegancia para llevar el balón y su origen argelino, claro, propiciaron de puente y la comparación con Zinedine Zidane fue más que inmediata.

Lejos de amilanarse, Nasri supo cargar con semejante presión. Pronto deslumbró a la afición marsellesa, la más ruidosa y fiel del país, y se erigió en pieza fundamental de un equipo al que por aquel entonces, las cosas no le salían muy bien.

Cinco fueron los entrenadores que pudieron explotar las virtudes de Nasri. Desde José Anigo –hoy Director Deportivo del club-, quien lo colocó en primera, pasando por Philippe Troussier, Jean Fernández –el mismo que como entrenador del Cannes hizo debutar a Zidane, en 1985- Albert Emon y Eric Gerets.

El joven Nasri paseó su fútbol por las canchas francesas durante cuatro temporadas, lapso de tiempo en el que ganó la Copa Intertoto 2005 y en los que obtuvo los Subcampeonatos de la Ligue 1 -años de absoluta hegemonía del Lyon- y la Copa de Francia en  la campaña 2006/07 y se dio el gusto de recibir de manos de su ídolo Zidane el premio a Mejor Jugador Joven del certamen.

Sus grandes actuaciones despertaron el interés de muchos clubes poderosos. Y para convencerlo de ir al Arsenal, ahí estuvo Arsene Wenger. Fue fácil y el club londinense oficializó el fichaje del francés en el verano de 2008, a cambio de 17 millones de euros. “Me encanta la cultura del juego del Arsenal, en el que todos los jugadores tienen un gran progreso”, apuntaba Narsi.

Pasaron dos años y Samir cumple su tercera temporada en el Arsenal, un equipo en el que la cultura de toque, pared y desmarque es innegociable y en el que dada sus grandísimas condiciones, se adapto rápidamente.

Celebrar su tercer titulo como profesional es el objetivo al que le apunta. Lograrlo no será tan difícil de repetirse actuaciones como las de este sábado ante el Fulham, en las que dos golazos de propia autoría hicieron posible la victoria y catapultaron al equipo conducido por Wenger a lo más alto de la Premier League.

“Lo que hace en el césped es increíble. Será un gran jugador y será Nasri”. La sentencia de Zizou se cumplió y aquel jovencito al que hostigaban con comparaciones absurdas, ya se lo llama con nombre y apellido. Samir Nasri, la estrella que brilla con luz propia.