Respuesta: Pues saber, lo que se dice saber, sé poco. De este y de otros santos solo conozco lo que otros han sabido antes. Y así es en general, por ello nunca hay que envanecerse de "lo sabido". Y vamos al santo:
Arsenio vivió entre los siglos IV y V. Las principales fuentes son una "vita", escrita por San Teodoro Studita (11 de noviembre), en el siglo VII. Lo recogen en sus martirologios, Beda, Floro, Adón, Usuardo. Su devoción, además de Oriente, se centra mas bien en algunas zonas francesas y belgas. Según estas recopilaciones, Arsenio natural de Roma, nació a mediados del siglo IV y de una familia noble y rica. Fue un cristiano íntegro y sabio, lo cual le valió que cuando el emperador Graciano, buscó un profesor para los hijos de su co-emperador del Imperio Romano de Oriente, San Teodosio el Grande (17 de enero), el papa San Dámaso (11 de diciembre) propusiera al diácono Arsenio como el mejor candidato. Teodosio le envió a Constantinopla para que educara a sus hijos Arcadio y Honorio. Allí fue recibido con honores y prebendas, e inmediatamente promovido a senador. En esta labor permaneció once años, hasta 394, en medio de una vida cómoda y lujosa.
En 395, luego de la muerte de Teodosio el imperio fue dividido entre los hermanos. Arsenio quedó decepcionado de las intrigas, maquinaciones cortesanas y se sintió culpable de haber contribuido en algo, ya que había sido formador de ambos emperadores y, según se veía, poco o nada, había ayudado a su formación espiritual. Entonces, avergonzado y confuso, a los 40 años, decidió tomar en serio la salvación de su propia alma, ya que la de otros no había salvado. Puesto en oración, oyó una voz que le dijo: "Huye de los hombres y serás salvo".
Arsenio huyó y se fue a Alejandría, Egipto, y se unió a una comunidad de ermitaños de Scetis, de donde era abad San Juan el Enano (9 de noviembre y 17 de octubre, Iglesia Copta). Este, para probarle, le recibió con desdén y cuando fueron todos los monjes a comer, le arrojó un trozo de pan al suelo y le dijo "Toma y come eso". Arsenio se arrodilló humildemente y comió en el suelo. Al ver la sencillez del aspirante, Juan le aceptó entre los monjes. Pasó noches enteras en oración y meditación, pero allí también se sintió mal, pues los monjes le admiraban como formador de los emperadores que había sido. Así que decidió huir más aún, en busca de la soledad. Estando en oración, volvió a oir la voz: "Arsenio, huye al silencio y la paz, que son las raíces de una vida sin pecado". Y así fue, se retiró más aún, a vivir una vida solitaria de ascesis, lectio divina y oración. Pasó años en silencio, sin mencionar palabra alguna, lleno de remordimiento ante las noticias que algún monje que le visitaba le daba: Arcadio débil bajo la influencia de un eunuco, Honorio rendido ante los bárbaros que asolaban Roma, y traicionando a sus propios servidores.
Arsenio tuvo el "don de lágrimas", o sea, expresar públicamente por medio del llanto, el pesar de su alma por sus pecados y los de los hombres, principalmente por la causa de su cambio de vida, también la debilidad de Arcadio y la locura de Honorio. Los pocos discípulos que tuvo, le vieron siempre en compañía de un pañuelo para secar estas lágrimas. Su oración fue "encendida", hasta el punto de resplandecer como fuego (cosa que se lee de otros santos): Un monje le visitó y al mirar a través de la ventana, le vio "como ardiendo". Cuando finalmente llamó a la puerta de la celda, Arsenio abrió, vio al monje confundido y le dijo: "¿No viste nada aquí, no es verdad?", a lo que el otro solo pudo decir: "No". También se dice que todos los sábados, al anochecer, se ponía de pie de espaldas al sol y, para esperar la gloria del domingo, extendía los brazos. Así permanecía toda la noche, hasta que la luz del sol naciente brillaba en su rostro.
Arsenio, murió en 450, en Memphis, a los 95 años de edad, luego de decir a sus discípulos: "Seremos juzgados en el tribunal terrible". Ellos le preguntaron: "En verdad, padre, ¿también tú tienes miedo?", y él les dijo: "En efecto, el miedo que está conmigo en esta hora ha estado conmigo siempre desde que me hice monje". Se conservan algunos dichos o sentencias que se le atribuyen, con enseñanzas y ejemplos, como los relacionados antes. Y la famosa frase, con la que cierro: "Muchas veces me he lamentado después de decir algo, pero nunca después de haber permanecido en silencio".
También tenemos otros santos de ese nombre:
San Arsenio de Alejandría, mártir, con Eron, Isidoro y el niño Dióscoro. 14 de diciembre.
San Arsenio de Armo, eremita. 15 de enero.
San Arsenio de Corfú, obispo. 19 de enero.
San Arsenio el Taumaturgo, monje. 13 de diciembre.
A 19 de julio además se celebra a Santa Macrina la Joven, virgen.