San Cagnoald, monje y obispo.

Por Santos1

San Cagnoald de Laon, obispo. 6 de septiembre y 23 de agosto.

San Cagnoald.

A pesar de que su vida debió transcurrir en los siglos VI o VII no hay vestigios de su culto hasta el siglo XVII, y el primer martirologio que lo recoge es el parisino del siglo XVIII. Aún así, en las vidas de sus hermanos Santa Fara de Faremoutiers (3 de abril y 7 de diciembre) y San Faro de Meaux (28 de octubre) hay datos como para hilar una “vita”: Era hijo de Agneric, conde de Meaux, noble de la corte de Teodoberto II de Austrasia, poco interesado en la fe cristiana, aunque no era enemigo de Cristo. De hecho, en una visita apostólica de San Columbano (23 de noviembre), este bendijo a sus tres hijos y le pidió a Cagnoald, para educarle humana y cristianamente, y Agneric se lo concedió. Y con este gesto comenzó a inclinarse más a Dios. Sus otros dos hijos también se inclinarían a la vida religiosa, como puede leerse en la vida de Santa Fara aquí publicada.
Pues Columbano se llevó el niño al célebre monasterio de Luxeuil, donde le convirtió en su discípulo y donde ya joven Cagnoald tomó el hábito monástico. Su vida habrá sido muy común a la de otros monjes hasta que les desterró la terrible reina Brunegildis, dada a toda clase de intrigas, luego que San Columbano denunciara el concubinato de su nieto Thierry y se negara a bendecir a los hijos de este, bisnietos de Brunegildis (curiosamente, esta reina fue alabada y bendecida por varios papas). Pues desterrados del reino en 610, Cagnoald siguió a su maestro. Un día, mientras descansaban, Columbano tuvo la revelación de que en breve Thierry y su hermano Theoderic se enfrentarían entre ellos. Lo contó a Cagnoald y este le dijo. “Pues querido padre, ayudemos a Theoderic con nuestra oraciones, para que pueda superar a Thierry, nuestro enemigo". Columbano, santo al fin, le contestó: "Es ese un consejo necio; pues no tal era la voluntad del Señor, que nos mandó a orar por nuestros enemigos". Otras versiones dicen que ya era obispo al ser desterrado.
En 613 los hallamos a los dos (siempre según la leyenda, porque en la vida de San Columbano no aparece Cagnoald) en Bobbio, fundando el importante monasterio italiano. En 615 muere San Columbano, que designa a San Eustacio (29 de marzo) como sucesor en Bobbio. Este le dio permiso para que visitara a su familia, y pasó unos días con su joven hermana en Meaux, que estaba a la sazón enferma. Sanó milagrosamente por mano de San Eustacio, que estaba también de visita donde el rey Clotario, y además, convenció al padre de la joven para que la dejara ser religiosa. Así la joven pudo tomar el velo, estando Cagnoald presente. Este regresó a su monasterio de Bobbio, para ejercitarse en la piedad, la penitencia y el estudio durante 10 años.
En 623 murió Richbert, obispo de Laon, y nuestro santo fue llamado de su retiro para sucederle. Fue un obispo misionero, prolífico y dado a la caridad, la restauración monástica. Asistió al concilio de Reims y autorizó la fundación de la abadía de Solignac. El 23 de agosto de 635 (o 640, según otros) murió de una apoplejía fulminante. Estos últimos datos son más fidedignos y es probable sean los reales, mientras que su relación con Santa Fara sea simplemente una construcción biográfica para darle más importancia al relacionarle con otros santos. Su sepulcro se veneraba en Laon, con fama de santidad y era invocado contra la muerte súbita y, claro, contra las apoplejías. Las reliquias fueron profanadas y enterradas tal vez en una fosa común en los tiempos de la Revolución Francesa.
Fuente:-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.