San Ceferino, papa.

Por Santos1
San Ceferino, papa y mártir. 26 de agosto.

Grabado que pone su muerte
a 26 de agosto, bajo Caracalla.

Nació Ceferino a mitad del siglo II, en Roma. Su padre se llamaba Abundio y algunos señalan que era un presbítero del papa San Víctor I (28 de julio), al que sucedió en la Sede de San Pedro en 199, según el Liber Pontificalis (en 202 según Eusebio). Once días llevaban el pueblo y el clero reunidos cuando una paloma apareció volando sobre la cabeza del santo, con lo cual fue elegido por unanimidad, al tenerlo como un signo divino.
Imperaba en ese tiempo Severo que, en un principio había sido tolerante con los cristianos, pero sobre el año décimo de reinado publicó un edicto que obligaba a todos los cristianos a cumplir la ley sacrificando a los dioses y a la persona del emperador. Ceferino se desdobló en tiempo y lugar, alentando a los perseguidos, consolando a las viudas y animando a los temerosos. Para ello se hizo contar de la ayuda de su archidiácono y sucesor en el pontificado, San Calixto (14 de octubre). En 211 falleció Severo y reinó un tiempo de paz. Aunque no paz completa, pues los herejes no cejaban en sus errores y enfrentamientos con la Iglesia de Cristo. Se enfrentó a Praxeas, un hereje montanista (movimiento de corte escatológico, extremadamente austero y alejado del humanismo cristiano), que luego pasó a mayores negando la Trinidad, aduciendo que solo el Padre era Persona Divina, y el Hijo y el Espíritu Santo eran desdobles del primero. Nos dicen que Ceferino le convenció y le hizo abjurar de su error y volver a la fe católica, pero lo cierto es que avanzado el siglo III hay rastros de su persona y doctrina en África. 
El polémico San Hipólito (13 de agosto) acusó a Ceferino de monarquista-modalista, una herejía que si bien negaba el montanismo, predicaba que Padre. Hijo y Espíritu Santo serían modos de actuar del mismo Dios. Según él, el papa habría negado el montanismo, pero habría accedido a la herejía monarquista-modalista para no pelearse del todo con los montanistas. Lo cierto es que, al parecer, no tenía Ceferino muchos conocimientos teológicos como para ello. Era más bien un papa flojo en conocimientos de doctrina y ortodoxia, siendo Calixto quien le aconsejara y socorriera en estas lides frente a los herejes, siempre según Hipólito. Solo apuntar que este Hipólito luego sería antipapa, enfrentado al papa San Ponciano (13 de agosto), pero moriría reconciliado con la Iglesia.
También reconcilió Ceferino al hereje Natal, que había sido un indigne confesor de Cristo, pero había caído en la herejía monarquista-adopcionista (el Hijo solo había sido adoptado, no engendrado por el Padre). Después de haber recibido un aviso del cielo, Natal se presentó ante Ceferino, vestido de sayal y cubierta de ceniza la cabeza. El papa le señaló una penitencia y luego le reconcilió con la Iglesia, aunque no le permitió volver al sacerdocio. Este perdón, y otros que Ceferino ofreció a los que habían pecado públicamente, o habían apostatado o caído en herejías soliviantó a Tertuliano, el célebre escritor que lamentablemente poco a poco fue cayendo en la herejía, y al que el mismo Ceferino hubo de excomulgar. 
El Liber Pontificalis señala algunas normas disciplinarias de la época de Cerefino, como la prohibición de los cálices de madera y el mandato de usar cálices de cristal, que al poco tiempo también serían prohibidos por San Urbano I (25 de mayo). Mandó que los presbíteros fueran ordenados en público para que el pueblo pudiera dar su parecer sobre la idoneidad de los elegidos, que solo el papa podía juzgar a un obispo. Fue el papa que ordenó la comunión pascual y la obligatoriedad de los presbíteros o diáconos de servir al obispo en el altar. 
Finalmente, imperando Opelio Macrino Ceferino alcanzó su premio a 20 de diciembre de 217. También se baraja que fue en 221, bajo Antonino Heliogábalo, pero no hay constancia alguna. Y aunque se le llama mártir, no hay constancia de tal martirio. Fue sepultado en una cripta de su propiedad en la Vía Appia, y sus reliquias se veneran hoy en iglesia de San Sixto "el Viejo", Roma.
Fuentes:
-"Historia de la Iglesia". R.P. EMILIO MORENO CEBADA. Barcelona, 1867.
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Agosto. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000. 
A 26 de agosto además se celebra la Trasverberación de Santa Teresa.