Él, tan serio siempre ante los focos, tan comedido ante cualquier comentario a favor y en contra, cerró los puños de rabia, abrió esa boca que apenas abre cuando habla y corrió unos metros en soledad, aunque la grada del Buesa Arena le hubiese seguido de buen grado. De repente, y ya rodeado de sus compañeros, pidió calma. Fernando San Emeterio (Santander, 1984) insistió: “Calma, calma, no está hecho”. Lo decía con gestos. Él, un jugador transferible a finales del curso pasado, estaba a punto de ganar su primera Liga, la tercera de su equipo. San Emeterio acababa de jugarse la entrada para empatar el partido en la prórroga y para sacarle una personal inocente a Morris, salvador del Barça con un tapón ilegal a un tiro de Eliyahu -fundamental- que hizo posible en la prórroga. Y ahí estaba San Emeterio, dispuesto a anotar un tiro libre histórico con cinco décimas por jugarse. No falló. El triple imposible, casi surrealista de Basile no entró y el sueño llegó: el Caja Laboral, el Baskonia de siempre, era el nuevo campeón de la Liga ACB tras ganarle por 79-78 en el tercer partido de la final, resuelta por un inesperado, pero muy justo 3-0 y con San Emeterio como MVP moral y sentimental de la final, aunque en esa jugada anotase la mitad de sus puntos en el partido (seis). El oficial fue Splitter, que alcanzó los 36 puntos de valoración en este encuentro, probablemente su última cita con el equipo en el que ha crecido antes de irse a la NBA. El pívot brasileño , además, igualó la marca de Sabonis, pues también fue nombrado el mejor de la fase regular. Fundido y sin puntería (7/30 en triples, 23%), el Barça despidió un curso “casi perfecto hasta el día 9”. Palabras de su entrenador, Xavi Pascual, que se refería al inicio de la final, a la primera decepción de los azulgrana, que esta temporada habían ganado los cuatro títulos en juego. El contraste era la mejor frase de Ivanovic: “La realidad es mucho más bonito que un sueño”.
Volvió a reconocerse ese Carácter que define al Baskonia, que ha conseguido acabar de forma fantástica una temporada llena de contratiempos y lesionados. Una identidad que reconocen los nacionales y los extranjeros –por cierto, Ivanovic igualó a Scariolo como técnico foráneo con más partidos dirigidos en ACB: 409–. Una idea que siempre ha mamado Splitter (14 puntos y 13 rebotes), envuelto en la bandera del club antes de levantar la Liga. Antes, en La 2, había retratado a quienes habían dado un campeón por anticipado: “Nadie contaba con nosotros, pero con mucha fe y muchos cojones hemos sido campeones”. Su compatriota Huertas, fundamental para su equipo en los últimos minutos de estos playoffs, no podía aguantar las lágrimas: “Hemos sido un equipo, hemos entrado más que nadie. Nadie más en España ni en el mundo ganaría así al Barça, que lo hemos hecho por 3-0…”.
“No hemos sabido jugar bien”
Deshecho estaba Grimau, que confesó que estaban “convencidos de ganar el partido y remontar la eliminatoria”. El planteamiento de Pascual había sido interesante, comparando la remontada que se requería con una fase final de Copa, pero el Barça no encontró los mínimos para que así fuese: no mostró la solidez, regularidad y mínimas dudas que se requieren para ganar una competición sin dobles oportunidades. “No hemos sabido jugar bien”, se despidió Grimau. Los azulgrana tuvieron otro inicio dubitativo (8-2), que supieron solventar para ponerse 17-18, ya sin Ricky con dos faltas personales en el banquillo. El ex jugador del DKV Joventut no volvería hasta el ecuador del segundo partido, pero junto con Mickeal (16 puntos) fue el mejor de un Barça alejado de su nivel.
El Caja Laboral tenía excedente de confianza, tanto si Oleson era capaz de fallar tres tiros libres seguidos (uno más que en toda la fase regular), Huertas, acto seguido, como punto y seguido, lo solucionaba aportando lo perdido: tres puntos con su único triple y la máxima ventaja local (37-28 a los 15m 27s). Un tiro que había hecho posible Eliyahu, el jugador que más ha crecido en la recta final del curso en el que ha cumplido el perfil de gran parte del equipo: ha pasado un tiempo importante lesionado. El ex jugador del Maccabi aportó 18 puntos y cuatro rebotes. “Si hubiésemos estado todos, quizás hubiésemos ganado la Euroliga”, decía, convencido, Herrmann en la puerta del vestuario visitante del Palau después del segundo partido. El argentino ha ganado los seis partidos de las finales ACB que ha disputado. En 2006 empezó su racha con Unicaja y ante el Baskonia.
Apagar el fuego
Pascual utilizó la zona 1-2-2 para apagar el fuego y lo consiguió temporalmente. La defensa y la impulsividad y el impagable trabajo de Ricky y Mickeal en las recuperaciones, los dos mejores en esta faceta del equipo, revolucionaron por momentos del partido, cerrado al descanso por 41-36.
Ya en la segunda parte, Teletovic –desastrosa su serie, decisivo al final– se hizo un lío con la pelota y Navarro (18 puntos, pero 5/15) corrió al contraataque. Poco a poco, milímetro a milímetro, la diferencia iba reduciéndose (48-46 a los 25m 04s), gracias al sobreesfuerzo en el rebote ofensivo de los azulgrana con sus hombres altos y al todos a una en defensa. Pero el juego de los azulgrana era tan intermitente como las apariciones de Vázquez, que volvió a la pista con tres personales y duró lo que un bizcocho en una puerta del colegio. Irreconocible, el MVP de la Copa cometió la cuarta personal sobre Splitter y se fue al banquillo por Ndong, quien mejor intimida en este Barça.
Decisiones equivocadas
El partido se convirtió en un manojo de nervios. De nervios y lo que ello suele conllevar: decisiones equivocadas. El Barça desperdició cinco ataques y el Caja Laboral se empeñaba en intentarlo desde más allá de 6’25 y en perder balones. A la sexta y desde la línea de personal, Navarro puso por fin por delante a su equipo (50-51 a los 28m 43s), algo que no sucedía desde el primer cuarto. Y así, con dominio azulgrana (53-52 tras una canasta de Ricky) concluyó el tercer cuarto.
El Barça había solucionado una situación complicada, pero como ha sido común en esta serie, volvió a atascarse con la misma facilidad. Palacio dirigía con acierto al Caja Laboral, que con el concurso de Splitter y de un imparable Eliyahu haciendo un clínic de cómo tirar de diferentes formas y con acierto se distanció 60-55 a los 5m 08s. Sada metió un triple, pero respondió Eliyahu, justo antes del triple de Lorbek (62-61 a 2m 50s). Un tiro libre de San Emeterio y un triple de Ribas, decisivo en el segundo partido con un rebote, ponían las cosas muy bien para los locales (66-61 a 1m 04s). Pero entre Navarro, que le sacó tres personales y la quinta a Ribas en menos de un minuto, y Ricky empataron a 66 para forzar la prórroga. En este tipo de partidos no funciona el Instant Replay. Así que el tapón ilegal de Morris a la bomba de Eliyahu fue dado como válido por los árbitros a simple vista. Parecía un guiño, una redención a la desgraciada jugada de Montero ante Vrankovic. Pero no fue así. En la prórroga Splitter le sacaría la quinta a Mickeal, el ex ídolo local pitado. Ricky y Navarro pusieron el 70-75 a 1m 27s, pero resurgiría Teletovic de su silencio casi absoluto. Y San Emeterio con esa canasta más tiro adicional que premia su regular año. En lo personal, se casa en verano. En lo profesional, aún le queda otro premio merecido: un hueco en la selección en el Mundial de Turquía.