Un plato bizarro
Sentados en césped de la Pradera beben agua embotellada o en botijo, claras con limón, una refrescante "limoná" o un tinto de la región. Disfrutan de unas sabrosas gallinejas, unos entresijos, un cocido, bocatas de calamares y pinchos de tortilla. De postre toca rosquillas del Santo "tontas" o "listas" y barquillos.
Los más atrevidos se marcan un chotis, los más bizarros gritan "Agua azucarillos y aguardiente" y los más comedidos sonríen resignados, preocupados por las encuestas. Estas celebraciones populares, este género chico que hermana a los políticos con el pueblo llano, sus comidas, sus bebidas y sus bailes, es de agradecer que se celebre solo una vez al año...
De agradecer por nosotros y por ellos.