Realizado entre 1700 y 1702
Óleo sobre lienzo de 62 X 83
Museo de El Prado. Madrid. No expuesto
San Jerónimo asiste, semidesnudo y golpeándose el pecho, a la apertura de las tumbas en el Juicio Final, al tiempo que ruega por la salvación de las almas de los resucitados. Un ángel anuncia con su trompeta la llegada del Juicio. Es pintura característica del periodo final de su estancia española, cuando con frecuencia se distingue la mano de ayudantes que, sin embargo, no se aprecian en esta obra. Su preparación rojiza a la vista, sobre todo en el cielo, sus generosos empastes, el tratamiento abocetado y el uso del negro para contornear, son todas características propias de este momento, como se advierte, por ejemplo, en los bocetos para el fresco de San Antonio de los Alemanes.
En los inventarios reales se asocia a otras pinturas con las que solo tiene en común las medidas, frecuentes en su catálogo (como, por ejemplo, los dos bocetos citados a la muerte de Carlos II en el obrador de los pintores de cámara del Alcázar de Madrid