San Juan de la Cruz supo, en carne propia, lo que significa la privación de libertad. Quizá por eso, habría acogido con alegría la visita que tuvo lugar este martes 29 de julio en su villa natal. Ocho internas del centro penitenciario de Brieva, participantes en el Taller Poético Literario de la cárcel, viajaron hasta Fontiveros para compartir una jornada en torno a la poesía, la belleza y el recuerdo del místico carmelita.
La actividad, organizada por el Ayuntamiento de Fontiveros en colaboración con el taller de Brieva y la Academia de Juglares de Fontiveros, tuvo un propósito claro: acercar la cultura como camino de crecimiento personal y como aliciente para la reinserción social. Porque la palabra poética, como bien supo Juan de la Cruz, puede abrir espacios de luz incluso entre los muros más estrechos.
Las visitantes fueron recibidas por el alcalde, David Sánchez, quien les entregó un libro sobre el santo. Después, una visita guiada les llevó por los lugares más significativos de la localidad: la casa natal del poeta, la iglesia parroquial… Allí donde la memoria de Juan sigue viva. Más tarde, en el centro cultural Llama de Amor Viva, se celebró un acto poético y musical en el que las internas recitaron textos que ya habían trabajado en el taller: “La noche oscura”, el “Cántico espiritual”, el poema del “Pájaro solitario”… Les acompañaron otros lectores y la música de la guitarra de Javier Maíz, en un encuentro coordinado por José María Muñoz Quirós, director del taller.
La jornada concluyó con una comida compartida antes del regreso a Brieva. Pero no fue un día más. Para ellas, para quienes las acogieron, para quienes escucharon sus voces, fue un día distinto. Un día en que la palabra, la música y la memoria de un poeta que también conoció la reclusión, se convirtieron en una forma de libertad.
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