Lejos de la buena tarea realizada ante River e incluso muy alejado de la muestra de carácter dada ante Belgrano a pesar del resultado final, Independiente se asemejó a un equipo de fútbol solo durante los primeros 10 minutos, después volvió a la normalidad y dio otro gran paso hacia el descenso al perder 2-1 ante San Lorenzo, que ya le sacó once puntos en la tabla de los promedios.
En un partido que en la previa le hacía honor como ninguno al trillado título de “Duelo de necesitados”, los dirigidos por Juan Antonio Pizzi confirmaron su buen momento, hundieron a un rival directo y, de la mano de las buenas apariciones de sus mejores intérpretes de mitad de cancha hacia adelante, se permiten pensar en un 2013 ya lejos del descenso. ¿Independiente? todo lo contrario.
Así como San Lorenzo por momentos juega bien, acierta en los momentos justos y con algo de fortuna, como en el gol de Bianchi Arce, el Rojo, más allá de que hace méritos para ser derrotado, combina el mal funcionamiento con una mala fortuna que hasta llega a rozar lo insólito. Para colmo, el pésimo momento de Hilario Navarro, responsable en los dos goles del rival, le agrega una preocupación que hasta hace poco no estaba en los planes.
Tal como lo propuso Ángel Cappa en la vereda contraria, aunque con menos recursos y una situación más complicada, Pizzi demuestra que la receta de Caruso Lombardi no es ni por asomo la única forma de engrosar el promedio. En un esquema que tiene como principal eje a Alan Ruiz, de un nivel digno de lo que había prometido en sus inicios en Gimnasia de La Plata, San Lorenzo gana los partidos a partir de que propone más que los rivales. Con Buffarini liberado y Kalinski en su mejor versión, aquella que alcanzó en Quilmes, Stracqualursi está mejor abastecido que nunca y volvió a ser el temible delantero de Tigre. Todo mérito del técnico.
Después de arrancar la temporada casi en igualdad de condiciones, hoy, a solo una fecha de la finalización del Torneo Inicial, el Cuervo parece haberse alejado de Independiente, que sigue en el peor momento de su historia y además no encuentra la salida ni en el juego, ni en la suerte ni en la actitud. La llegada de Gallego pareció cambiar las cosas en un principio pero los jugadores ya volvieron a la triste normalidad. Para salir, en el próximo semestre deberá apelar a la épica y realizar una campaña de campeón. ¿Habrá milagro?