Sea como fuere, edificada en la primera o en la segunda mitad del siglo IX, larga es su historia y muchos los avatares que han sufrido sus muros. A destacar ente los más recientes los que siguen: fue declarada Monumento Nacional en 1931, incendiada durante guerra civil y reconstruida en la década de los cincuenta. Durante esta última restauración se eliminaron todos los elementos que a lo largo de la historia se habían ido añadiendo a la estructura original y, sorprendentemente, se construyó en las proximidades, a la manera de los campaniles italianos, una torre-campanario de la cual no existe constancia de que formara parte de la edificación original.
En cuanto a las diferencias, quizás sea la inexistencia de crucero la más notable, ausencia ésta que confiere a la iglesia de San Pedro un aire más rural y, quizás, más arcaico.
Las naves, separadas por cuatro arcos de medio punto, están cubiertas con techumbre de madera. Los ábsides, comunicados entre sí e iluminados por ventanas rectangulares, se cubren con bóvedas de medio cañón.
La iglesia de San Pedro de Nora es un buen ejemplo del Arte Asturiano del periodo de Alfonso II y su visita compensa con creces el desplazamiento. Además, para los que no se conforman sólo con el disfrute contemplativo, de aquí mismo parte una ruta que, acompañando un buen rato al río Nora, nos conducirá por El Campanal y Quexu hasta Puente Gallegos, para, tras unas tres horas y media de caminata, retornar hasta los mismos muros de esta iglesia milenaria.
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