San valentin: el día de los “atontilados”

Por Puramariacreatriva

Hoy es el día de los atontilados,

infectados por un virus,

que es el virus del amor,

y se miran al espejo

sin hallar nada mejor

porque el amor tiene eso:

te convierte en bellezón.

Dejas de ser cenicienta

y esperas que una carroza

venga a buscarte a palacio

a llevarte de festorra

donde te espera un doncel,

principesco y muy apuesto

(aunque una vez ya despierta

del ensueño del amor

más que príncipe hay un “prín”

 que está durmiendo la siesta)

El amor te vuelve bella,

te transporta, te da alas

(es como un redbull del alma

que te mantiene alterada,

porque para conservarlo

has de dar siempre la talla

y estar bien mona, impecable,

ser simpática, atractiva,

hablar poco, si pudieras,

y ser además sumisa…

Porque el amor duradero

no quiere broncas continuas,

(mira bien que te lo advierto)

que eso agota al pobre amante,

al príncipe que suspira

cuando se siente admirado

porque el amor le atontila…

El amor es ese virus,

bacteria, bicho o veneno

­-que no lo tengo yo claro,

por mucho que investiguemos-

que ataca sin tu permiso

y te produce mareos

que te acerca a las estrellas

-pero no te deja ver

que tal príncipe él no es-

El amor pone dioptrías

en los ojos del más listo

hasta el punto que una vez

caes infectado de él

la ceguera va en aumento,

-ni con lentillas se para-

y con barriga o con barba

te hace creer que tu amor

es  joya bella y extraña.

Tiene un porcentaje raro

de castigo y de placer.

Cuando lo tienes, te quejas,

si no lo tienes, por él

darías por el mundo vueltas

hasta caer a sus pies.

El amor, algunas veces,

es un hobby peligroso,

como un bricolaje heavy

con resultado horroroso

si te empeñas en hacer

del amor cosa entendible,

cosa eterna, cosa seria,

¡pues el amor no lo es!

Es asunto que debiera

ser como el sarampión:

antes de caer enferma

la vacuna…y se acabó.

El amor, para acabar,

entretiene como el cine

y como el cine se vive:

los inicios son preciosos,

todo amor, todo suspiros,

todo abrazos, no hay ni suegra,

ni trabajo, ni familia…

Luego se va complicando,

aparecen personajes

que ya no son secundarios

como el mando de la tele,

el sofá, el futbol, la siesta…

y no nos gusta ni un pelo

lo que ayer nos volvía locos

y graznamos como cuervos

a todo lo que hace el otro.

Y llegados ya al the end

de esta única película,

el amor, antes un sueño,

se transforma en pesadilla.

Y ala, como el borrico en la noria…

Vuelta a empezar, otra vez…

Aunque si aceptas consejos

ponte chaleco anti flechas

por si cúpido te ve

que se mantenga bien lejos…


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