Al comenzar la asamblea dejo un ratito para que los niños cuenten lo que quieran. Vienen con muchas ganas de hablar y me parece fundamental que tengan un tiempo en el que puedan compartir que tienen una herida nueva, que es el cumpleaños de su papá, que su hermanito es un tragón, que tienen muchos coches, etc. Y el 14 de febrero una niña nos contó que era San Valentín. Pregunté que qué día era ese y bastantes niños se sientieron motivados por la pregunta y levantaron sus manos para contarme que era el día de los besos, de los novios, de quererse...¡y de los corazones! Esto último lo tenían clarísimo. Esa extraña atracción tienen los niños pequeños con los corazones...
Les dí una lámina con un marco y una bandeja de corazones por equipos y se pusieron manos a la obra. Cuando a cada uno le gustaba ya su cuadro paramos. ¡Ahora vamos a pintar con agua! Me miraban callados. "Mirad, estos corazones son mágicos. Si pintamos con agua sobre ellos, nos dan color para completar el cuadro". Les encantó.
No todos los colores destiñen igual. Los que más color dejan al pasar el pincel con agua son el rojo, fucsia, naranja y amarillo.
Así los cuadros ya quedaron preciosos pero me gustaba la idea de Laura de pintar encima un dibujo con rotulador negro ya que lo había hecho en otras ocasiones (por ejemplo, en los cuadros pintados con cubitos de hielo de colores) y queda genial. Así que la semana siguiente, les propuse dibujar sobre los corazones a alguien a quien quisiesen mucho. Y algunos cuadros finalmente quedaron así:
La parte de pegar corazones y pintarlos con agua la hicieron todos juntos, ya que tenía sentido hacerlo el día de San Valentín. El dibujo con rotulador negro lo hicieron en el rincón de arte durante la semana siguiente.
Es una actividad que nos ha gustado mucho y que se puede hacer en todos los niveles cambiando las formas del papel pinocho. Si no la conociaís, espero que disfrutéis vosotros también con ella.