Saludar al proceso para dinamitar los derechos de los trabajadores españoles con esta alegría consumista, inmadura; otra huída hacia adelante, no deja de ser una alegoría que raya lo patético. Espero que la Merkel y el Sarkozy se intercambien presentes; confío en que Soraya y Mariano sigan con su romance, como Rubalcaba y Valenciano; Rivero y Pérez; Clavijo y Abreu; Bermúdez y el otro Pérez; Melchior y el otro Abreu… porque eso si que son relaciones de amor, fluctuantes pero que cada día refuerzan con una frasecita en público. El problema es que parecen todos muy enamoradizos y han llegado al acuerdo de que nadie debe ser fiel, así no habrá desengaños ni despechos cuando todo se rompa.
Ni Eros, ni Cupidos, la apuesta son peluches de gasolinera diciendo te quiero; flores recién salidas de cámaras y neveras:; orquídeas con fecha de caducidad antes de primavera; bisuterías de alta gama; postales con mensajes previsibles; pulseras; anillos y promesas, muchas promesas.
Perdonen pero tal y como está el patio muy valiente hay que ser para dar el crédito de la confianza, el sentimiento, sin pensar en el tipo de interés y el amoríbor correspondiente.
Por cierto, muchas felicidades
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