Sanabria, visita acuática y monumental

Publicado el 28 agosto 2014 por Rosa Valle @RosaMValle

Históricamente los asturianos tiramos de Pajares (o de Huerna, desde que la autopista existe) y ponemos rumbo a León cuando el cielo nos regala una de esas preciosas boinas con la que acostumbra a vestirse en verano por estas latitudes nórdicas. Valencia de Don Juan, Boñar o, más cerquita, Villamanín, Pola de Gordón o incluso ¡La Robla! (denme un emoticono con cara de espanto). Se nos olvida que, a una horita y pico largo en el peor de los casos, tenemos otra opción de sol y secano requete-muy apetecible. Hablo de la comarca de Sanabria, en la vecina Zamora.

Castillo de los Condes de Benavente, del siglo XV,


Desde la capital del verano asturiano (Gijón),  la visita a ese paraje zamorano son unas tres horas de coche psicológicamente muy llevaderas, en cuanto que Benavente se nos antoja cerca y Sanabria está poco más allá.

Parque Natural del Lago de Sanabria.

Es Sanabria tierra aparte de Zamora por mucho que el mapa político ligue la hija a la madre. Porque Sanabria exhala identidad propia. Se me antojan los sanabreses, sin apenas haberlos tratado, gentes extra-zamoranas. Rezuma aquel ambiente una cultura diferenciada de la genérica de su provincia: tradiciones  e incluso lengua -el sanabrés, un dialecto del asturleonés en cuya recuperación y preservación algunos lingüistas trabajan- particulares que convierten aquella tierra en otro mundo que no es Zamora, si me lo permiten y sin faltar a Zamora madre.

Calle de La Rúa, que conduce a la plaza del castillo.

Digamos que el visitante se siente muy distinto respirando en Sanabria que en Zamora.

Iglesia de Nuestra Señora del Azogue, patrona de Puebla de Sanabria.

La escapada a esta comarca castellana, medio gallega medio portuguesa por la alquimia, se revela altamente completa, ya que ofrece naturaleza, de mano del Parque Natural del Lago de Sanabria y alrededores, y callejeo cultural -véase el Conjunto Histórico-Artístico de Puebla de Sanabria, la capital, pero también el de sus pueblos-. Añádase a estos ingredientes la historia humana reciente. Historia con episodio sobrecogedor y triste efecto imán: la tragedia que representó la sepultura del pueblo de Ribadelago el 9 de enero 1959 por la rotura de la presa de Vega de Tera. El viajero revive la angustia de los supervivientes y familiares de los 144 muertos que causó aquella la avalancha mortal de agua.

Placa en recuerdo de los muertos de la tragedia de 1959 en Ribadelago.

Playitas fluviales para solín y gélido baño en el bello lago, terapia que entra por los ojos… y por piernas y brazos, que las actividades acuáticas que se explotan en el lago invitan a pedalear o remar por ese gran charco. Trayectorias y rutas verdes y polvorientas para cansar con gusto en el parque natural. Pueblos al natural, que no de rural en lata. Y pateo arriba y abajo sobre y entre las piedras centenarias de la monumental y fortificada capital sanabresa. En dos días, el viajero inconformista encuentra con qué conformarse en este destino.

Museo de Gigantes y Cabezudos de Puebla.

El castillo fortificado de Puebla, construido en el s XV por orden de los Condes de Benavente, es uno de los mejor recuperados para el visitante de cuantos suma el patrimonio artístico-cultural español. La visita está pensada para aprender jugando, tocando, y probando, mediante castillos desmontables (maquetas) y ropas, armas y protectores de los caballeros que protegieron Puebla de Sanabria desde esa atalaya. La documentación que se ofrece es, además, muy visual y atractiva. ¡Un gozo de excursión atrás en el tiempo!

Fuente de los Cuatro Caños en la capital sanbresa.

Comer bien en Sanabria es fácil. Son altas las probabilidades de que dé, sin muchas vueltas, con un establecimiento en el que le atiendan bien, rico y a un precio razonable.

Fachada del Ayuntamiento de Puebla, porticada y de estilo barroco herreriano.

El alojamiento, por contra, precisa de una búsqueda avanzada si el bolsillo del tirador pesa poco. La experiencia de la terapeuta viajera, y hablo de temporada baja, es que, en general, los hoteles resultan bastante caros en comparación con otros en destinos equiparables de la geografía española. Por suerte, siempre le quedan al viajero low cost los campings, sencillitos pero que cumplen en Puebla y el entorno del lago.

Campanario de Ribadelago Viejo.

Aspecto parcial de Ribadelago Viejo.

Sin llevarme publicidad ni comisión de la red de turismo sanabresa, mi recomendación es que hagas diana en esta comarca. Dos días se quedan cortos para abarcar sus principales riquezas… Volveré, Sanabria, porque aún me tienes que enseñar San Martín de
Castañeda y la Laguna de los Peces. Eso por lo menos.

Puesto de productos típicos en la capital sanabresa.


También podría interesarte :

Quizás te interesen los siguientes artículos :