No es la primera vez que en Esperando al Tren visitamos uno de los viejos sanatorios para tuberculosos que hay por nuestro país.
Estuvimos en el de Quintana del Puente (Palencia) y también en los de La Barranca y Tablada en Madrid.
Hoy viajamos hasta Aragón, más concretamente a la provincia de Zaragoza, pues a la sombra del Moncayo está el archiconocido Sanatorio Antituberculoso de Agramonte.
Sobrevalorado hasta la saciedad a causa de las supuestas psicofonías publicitadas por un programa televisivo, este lugar no puede ir nunca más allá de la categoría de “Abandono abandonado” y como tal vamos a tratarlo.
Se construyó en los años 20 pero no fue hasta después de la Guerra Civil cuando se convirtió en preventorio, destinado principalmente a mujeres y niños.
En 1978, carente de sentido como todos los demás, el sanatorio cerró sus puertas y desde entonces se va deteriorando lentamente.
Las inclemencias meteorológicas tienen su parte de culpa, pero sin duda los principales responsables son algunos de los cientos de visitantes que acuden en masa cada vez que Agramonte sale por la tele y que sólo ven en él una pared para pintar, unos cables por robar o un lugar en el que destrozar libremente.
Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García