Sánchez ha traído al socialismo español la esquizofrenia y el escándalo. La vieja guardia la odia y los jóvenes le apoyan sólo porque les garantiza la ración suficiente de bajeza sin escrúpulos para seguir en el poder, aunque sea a costa de vender y vilipendiar la patria, entregándola a la peor chusma de la nación, la integrada por los comunistas totalitarios, los ex terroristas de BILDU, los mercenarios del PNV y los golpistas independentistas catalanes, todos ellos unidos a Sánchez desde el odio y el deseo de destruir España.
El antiguo alcalde de Sevilla, socialista, confiesa a sus amigos que ha perdido la alcaldía por culpa de Sánchez, que cada vez que venía y participaba en la campaña restaba chorros de votos.
Lo mismo dicen los socialistas de Extremadura, Aragón, Valencia y otras autonomías que han perdido el poder. La prueba es que el único que ha conservado la mayoría suficiente para gobernar ha sido García-Paje, en Castilla La Mancha, por haber sido el único reyezuelo socialista que se ha opuesto al sanchismo.
La arrogancia, la injusticia, las violaciones de la Constitución, los repartos injustos y arbitrarios de los recursos públicos, los regalos y privilegios a las autonomías desleales, l¡el indulto a los golpistas, la amnistía a los delincuentes catalanes, su opacidad, sus mentiras, sus amistades con los totalitarios del planeta, su corrupción galopante, los escándalos como el de Ábalos-Koldo y el desprestigio y creciente aislamiento de España en el mundo están pasando una durísima factura a los socialistas españoles, que corren el peligro de casi desaparecer, como les ha ocurrido a los corruptos socialismos de Francia, Italia, Grecia y otros.
Sánchez es un mal tipo y los españoles ya lo saben, lo que le convierte en un pésimo candidato, inútil en democracia y en un portador de desgracias y derrotas para su partido y para el pueblo que tiene la desgracia de ser gobernado por él.
Francisco Rubiales